martes, 30 de marzo de 2010

Putas


Veo en el opio del pueblo un programa que nos cuenta los efectos colaterales del próximo campeonato de futbol en África del Sur. A mí lo del futbol nada. Bárbaro cultural soy incapaz de nombrar un solo piernas espabiladas que golpee balones en cualquier liga que se preste. Siempre me maravilla eso tipos que a pesar de ser unos incompetentes cotidianos saben de carretilla la alineación del Barca, Celta, Feyenord y semejantes de Munchen.
De putas entiendo menos. Jamás he frecuentado esas señoras en los lugares de consumo.
Con tanto futbol, turistas, y desesperados viajantes se espera un aumento de la demanda de prostitutas en las ciudades de África del Sur donde se van a mover las pelotas.
Asunto importante que mueve dinero. Putas pobres en la calle. Putas más pobres en las esquinas miserables. Putas negras en burdeles negros. Putas rubias importadas del este en los tugurios de lujos. Putas finas de Europa para los pudientes europeos. Putas de Nigeria para negros negros. Miles de putas.
Vista la cosa aparece como el negocio más normal del mundo. Debe serlo cuando mueve tanto dinero, cuando hay tantos usuarios, tantas practicantes.
Hace días me tire largo tiempo esperando en la recepción de un hotel de postín un coche que no venia. La hora era buena para para la observación animal. Unos hacia que salía a cenar. Otros entraban empapados de la lluvia atroz. Ellas, agiles y descaradas, tomaban presto el ascensor. Nadie se ocupa del prójimo, dicen. Es el negocio. Lo más barato: no mirar, no ver

lunes, 29 de marzo de 2010

Dormir


Dormir es una estupidez. Que todos lo hagamos no dice nada. Perdemos el tiempo miserable en la vida corta que tenemos. (Corta, muy corta, aunque usted crea que la medicina tecnológica la alarga).
Dormimos mucho cuando nacemos. Vamos disminuyendo paulatinamente al volvernos viejos. Es un gran negocio para la industria farmacéutica. Igual de negocio para todo tipo de psicólogos y terapeutas que nos proponen dormir a pierna suelta sin conseguirlo.
Es una evidencia: si su cuerpo no se duerme es que el horno no está para bollos. Soluciones el horno y deje para otro día los bollos, diría yo. Pero no, ahí no se gana dinero.
Bien, después de la filípica lunera, a lo que iba: ¿donde vamos a dormir en Maastricht a donde bajaremos uno de estos días con la corbata a pasearnos de científicos compulsivos? ¿En pensión Manolo o en el Hilton? J-G quiere ir al Hilton. A este hombre siempre le gusta el teatro. Yo argumento que con lo que ahorramos en Manolo, agua fresca, cama limpia, nos da para atracarnos en el Michelin del pueblo. ¡Joder que duda!
Seguimos sin ponernos de acuerdo. La discusión se eleva con exabruptos del tipo: ¡también dirás que es lo mismo ir al camping!. Hombre si, si no fuera por el frio y la lluvia que nos acompaña. ¡Majara perdido!.
Bien, seguimos discutiendo. Es de esperar que retrasando la decisión dentro de unos días ya no queden camas en el Hilton y tengamos que ir al Manolo. Y luego, saboreando los manjares del cocinero, pensemos que ¿dormir?, en cualquier sitio. Porque, por si no lo sabía, la mejor terapia para dormir bien es estar bien comidos y mejor jodidos.

domingo, 21 de marzo de 2010

¿Para qué quieres un Porche?


Miren la matricula. Posiblemente indica el coeficiente de inteligencia de su propietario. IQ. Al menos así fue votado mayoritariamente por el colectivo médico que se lo encontró aparcado en el patio de una casa de vinos portugueses.
Puta envidia, dirá usted. La tiene pequeña, el propietario, se tercia; es para compensar. ¡Anda ya querías tu que ni eso tienes! Contestan los admirados que ya se imaginan al lado de una rubia, siempre rubias, eyaculando por la calle mayor de la aldea.
Los racionalistas, siempre hay alguno de estos tipos insoportablemente correctos, mencionan que tal como está el trafico seguro que jamás ha pasado de la tercera velocidad, menta los precios espaciales de las gasolinas, el consumo, derroche de neumáticos y demás pequeñeces. Un tostón.
Las hembras del grupo no dicen nada, esto son cosas de machos. Dividiéndose en el silencio entre el rechazo total, menos, y ya quisiera yo un potro con estos caballos, las mas.
El italianófilo, uno, describe en status epileptoide las potencias teóricas de la maquina mientras sube y baja en la oscuridad de la noche las gafas negras. El primo trotskista de Marx, otro, rebuzna contra el capital mientras se mesa las barbas por la estupidez del comprador, su familia, los que se dejaron robar la plusvalía y el resto de perturbados que admira la adquisición.
Fíjense ustedes para lo que da un Porche aparcado debajo de un limonero en la noche de Porto.

domingo, 14 de marzo de 2010

Oportunismo Católico


Durante dos horas me he vuelto católico apostólico y romano. Y más que eso: reformado militante, luterano adusto, evangelista alegre. Incluso, en la clandestinidad, por si acaso, sunita de barba enjuta, chiita pecador.
La culpa? El viento. Asesino. O así lo parecía. Nada más subir al ataúd, de vuelta a casa, comenzó el baile del maldito avión que no hacía otra cosa que dar botes. No se oía un alma.. Los libros yacían en las piernas de los pasajeros. Madres apretujaban a sus niños. Alguna ninfa derramaba en soledad lagrima de angustia. Todos volvimos a rezar de puto oportunismo. De puto miedo. De puta angustia. Como era el Avemaría? Padre nuestro que estás en los cielos ... haz algo cabrón y baja el volumen del viento...
La eyaculación llego en forma del perfecto aterrizaje del piloto de Brussels Airlines, cuando ya todos esperaban el desastre. Ni le aplaudimos. Nórdicos desagradecidos.

sábado, 13 de marzo de 2010

Porto de noite


Poco veo de Oporto de día. Pateo las rúas en la noche de viento y agua. Vacías de humanos. Llenas de carros que se desplazan al estilo portugués: haciendo ruido. Lo viejo, mas desgastado, sigue en su sitio. Lo nuevo, el hormigón del progreso, levantado a costo de Europa, esta medio escondido. Los portugueses, pueblo de nostálgicos atlánticos, saben hacer. Recordamos los tiempos en que dormíamos en el camping, bajábamos a la ribeira entre los gatos, a tomar tripas, ellos, y sardinas, los demás. Volvimos a Gaia, Vilanova de, que ya no es más que un barrio del Porto proletario donde venden porto barato a precio de caviar irani
Todo está en su sitio y es distinto. Sola a choiva atlántica permanece. ¿A quién se le ocurre venir al atlántico en plena surada?

viernes, 12 de marzo de 2010

La jodida lluvia atlántica


Chove. Llueve, dirá usted. A mares. Oceánicos. Sin parar. Alterna el calabobos que dicen los galaicos, de mojarte hasta el tuétano a ritmo de gota lenta, con el diluvio universal bíblico de los adictos a la teoría de las catástrofes.
Pateamos Porto en la noche y no se ve ni un gato, que ya es decir. Las almas se han retirado en sus casas, tiradas en el banco de Ikea, detrás de la televisión.
Lo de detrás no es falta gramatical. Es como es. Como en los curas. Donde el altar esta central, y los fieles se sitúan siempre, por definición infalible so pena de excomunión, detrás, de.
Retomando el discurso: Las almas están agochadas. No por la lluvia. Eso fue antes. Hace tiempo que las almas atlánticas dejaron de arrastrar el lorcho debajo de los paraguas , de bar en bar; de tasca en tasca, antes de dormir. Hace tiempo, con el progreso, que llego la electricidad y lo demás. Dejamos de ver el mundo de la esquina para contemplar en directo las guerras del mas allá, el terremoto de más lejos, el derroche de The President, el genuino, el único. Creemos entender todo pero no comprendemos nada. Abandonamos lo que era nuestro, la calle, a rúa, y se la dimos a la lluvia, los gatos si no cae agua, las ratas, los cabrones, las putas de la miseria.
Hoje o portugués non sae, dice mi anfitrión. Mojados, buscamos el restaurante que debía de estar en esta rúa donde no hay ni un alma, bajo el diluvio de la jodida lluvia atlántica productora de deprimidos, for export, de Portugal

lunes, 1 de marzo de 2010

Horta dos Reis


Aprovechando que ayer les salió la cena barata a nuestros anfitriones portugueses, al mediodía nos entro un hambre feroz que impedía llevar a buen término las negociaciones. Total, que apañaron la cartera y nos llevaron a xantar a la vuelta de la esquina. Con este nombre, Horta dos Reis, no sabes si alegrarte o desconfiar a mansalva. Uno, republicano militante, se da fácil a lo ultimo por aquello de haber crecido con la letanía “o reí parvo está sentado papando moscas en non ten ren que dicir”.
La vista sobre el Douro, Porto, Gaia, e "tras do mais alen" es hermosa si el tiempo le acompaña. A los cinco minutos de llegar volvió a caer el diluvio que nos persigue estos días. Convirtió la vista bucólica en algo tétrico que da más hambre. Nos agenciamos un salmón descolorido, con salsa de contenido imposible. Le dimos al vino. Un regular Vinho verde da casa de padre desconocido. Llego el Bacalhau com presunto e broa y ¡ah! hermanos, eso era cosa seria. El postre lo dejamos y saboreamos un café solo bien hecho. Volver no volveremos, pero la vista, si, vale la pena.