domingo, 30 de mayo de 2010

La fontana de Trevi sin hembra suculenta


Allí fuimos en peregrinación turística. No se podía entrar. A pesar de ser plaza abierta. Cientos de turistas de todas partes se habían pasado instantáneamente a comportarse como masa japonesa en metro a hora punta.
Gritos y empujones para hacerse una foto ante la fuente. Alguno que leyó los últimos párrafos de la guía se atrevía con algún céntimo de euro. Los mas, en trance, miraban sin saber qué hacer.
Tiempo ha cuando podías mojarle los pinreles a tu hembra suculenta. No vaya o véala en el cine. La fuente y la hembra

jueves, 27 de mayo de 2010

La noche en Roma es azul


Si piensa que es un efecto óptico de la electrónica moderna está usted equivocado. El azul que ve en esta foto es real. Realizado con una óptica Leica retrata el cielo de la noche romana desde una terraza del Campo dei Fiori.
Aclarada las cuestiones técnicas, viene el resto. Con semejante luz está usted biológicamente condenado a realizar las mayores imbecilidades que van desde pedirle el matrimonio a su ninfa, regalarle un diamante en vez de gastarlo en el turbo, comprarse las sinfonías completas de Mahler, hacerse miembro de un partido político, convertirse a la iglesia de enfrente, meterse a jugar a la bolsa, etc.
Modere la explosión de júbilo, bébase un buen caldo toscano o si hace demasiado calor un rosado siciliano, prométale a la ninfa amor al día, y disfrute que hoy, al menos, el cielo es como debe ser: azul azul. Imposible encontrar mejor disculpa para viajar a Roma: ver una vez el cielo como es/ debe de ser.

miércoles, 26 de mayo de 2010

Comida mediterránea


Dando vueltas por el mercado de Campo dei Fiori te das de bruces con la buena cocina mediterránea. Ese invento de los médicos internistas que dicen que ingiere el pueblo sureuropeo. Que es mentira lo sabemos todos. Quizás alguna vez fue así. Hoy, tras la invasión en el siglo pasado de la creme fraiche francesa, el pollo de Kentucky, la mierda comida basura anglosajona, las pizzas neoyorkinas, el café plástico de Starbucks, etc, todos comen lo mismo.
Para encontrar mediterráneo clásico hay que viajar a las tierras turcas. Aproximaciones todavía se encuentra entre los italianos, algunas tierras griegas no maltratadas por el turismo anglosajón, el norte libanes, y poco más. Las franceses renunciaron a ello cuando se les dio por fabricar cocineros al por mayor. Las tribus ibéricas lo han dejado – sin mentar que los norteños jamás se han dedicado a estas cosas- cuando se hicieron nuevos ricos sobre la burbuja del cemento volátil.
Eso sí, da para fotos de mucho colorido y mejor sabor. Pero perdónenme la herejía, a mis las alcachofas que más me gusta son las de buena lata regadas con aceite de oliva virgen y limón gallego bien acido.
Pagare la penitencia.

jueves, 20 de mayo de 2010

Campo dei Fiori


Es una de las mejores plazas del mundo. Campo de flores en su tiempo. No tiene nada. Una simple plaza adoquinada, rodeada de viejos, desgastados, mal cuidados, edificios mediterráneos. Llena de turistas ilustrados. Italianos en asueto. Ninfas al teléfono. Vendedores de la tierra. La policía municipal durmiente. Terrazas viciosas. Una librería. La mejor jamonería de Roma. Licores y otros delirios etílicos en la esquina. Estudiantes a la caza de. Bruno, estatuado, en el semi centro.
Giordano Bruno era un monje católico pensante, que después de poner a trabajar las neuronas no pudo llegar a otra conclusión que declarar la evidencia: dios no existe. Lo quemaron allí mismo al instante. Por hereje y loco. Hoy, mirando al Vaticano cavernícola y pederasta, esta convertido en monumento de coherencia, pensamiento, lógica, libertad. Sigue presente con su discurso en la plaza.
Conste que yo no soy neutral. Allí bebí hace años el primer vino romano cuando fuimos a estudiar como liberar los locos de nuestro manicomio. Aquellos brunos enjaulados en el terror político sanitario. Allí pase cientos de noches discutiendo a la luz de las velas y el calor del vino rojo toscano. Allí descubrimos que los italianos poca pizza comen. Que hay mas pastas que espaguetis. Que las gafas de sol incluso en la noche son necesarias. Allí aprendimos que la libertad de los enajenados italianos era un mito si no había plata por medio, políticos con cojones, partidos con convicciones. Allí volvimos.
Allí volveremos. Si usted va a Roma, antes de ir a cualquier sitio, ponga la proa al Campo dei Fiori. De mañana, al mercado; de tarde a las hembras; de noche a la vida.

miércoles, 19 de mayo de 2010

Entrada triunfal en Roma

Encontramos donde aposentar nuestro petate gracias al Tomtom, la intuición, las carreteras vacías a la hora de la comida.
Montamos el campamente rápido. Acostumbrados como estamos a la trashumancia. ¿Que les parece? Idílico, ¿no?


Mas tiempo llevo dar con la estación de tren que nos llevaría al centro de Roma. Lo de estación es un proyecto que algún día se realizara, dicen los tablones apuntillados a una verja rota. De momento se queda en apeadero con olor a orines, grafiti como arte, En consonancia con los vagones. Eso sí, aquí como en el pueblo, el tren espera si te ve llegar corriendo. No como los hijos de la Renfe que todavía creen que la puntualidad es joder al prójimo. Más que eso: el maquinista se baja presto a sacar el musculo necesario para subir al usuario en silla de ruedas al vagón. Que rampas modernas no tenemos pero amor al prójimo y soluciones rapidas a problemas esenciales, lo que usted quiera.
Llegamos al sur, hermano.


Entramos por la estación de Flaminio frente a la plaza del Popolo, pueblo. ¡Ojo a los carteristas! Nos estaban esperando. Los unos y los otros. Los otros pueden verlos en esta foto. La banda de música de la guardia urbana del ayuntamiento de Roma. A toque de marcha fascistoide nos da la bien venida. Igual que los domingos de todo el año en Compostela Capital. A donde íbamos a captar el culo de las hembras endomingadas antes de darnos a la taza de ribeiro con patata picante en el Pataca. Permitame que me ponga nostálgico. Me estoy volviendo viejo. La emoción me partió por segundos el alma.


Hasta que le vi la cara al dirigente. Gesto adusto de emperador romano. Quedaría perfecto en un drama viscontiano disfrazado de obrero comunista. Igual papelón haría vestido de general fascista en un peliculón de Fellini.


Total, que a ritmo de canticos napolitanos nos fuimos a atizarnos el primer helado antes de postrarnos a los pies de Cesar ante el Coliseo: ¡Ave Cesar, los que están dispuestos a seguir disfrutando de la vida mientras el cuerpo resista, te saludan!

martes, 18 de mayo de 2010

Curso de sobrevivencia en las autopistas europeas


Cansados de aguantar parásitos, sufridos, catetos, estúpidos, hambrientas de atención, idiotas varios, etc. Cansados y doloridos del atracón final de trabajo para tener el camión –casi- a punto. Partimos hacia Roma.
Con calma. No la nuestra, que no tenemos, si no la que impone la modernidad de las autopistas del desarrollo europeo.
En Holanda ruedas en fila permanente e interrumpida. En Alemania se cambia a la fila por etapas. Km lento, km más lento, km lentísimo. Aderezado aquí y allá de par km en los que los suicidas pueden poner sus bólidos a 180. Cada vez menos. Los espacios. Que suicidas en BMW y Mercedes sigue habiendo a mazo. Ahora han complicado la cosa dejando que los firmes de las carreteras se pudran. No se trata de baches o agujeros, que los nórdicos no estilan, si no simplemente de asfaltado pasado.
Los suizos se han gastado el presupuesto en mejorar la seguridad de sus abundantes túneles. Lo que se agradece cuando hay accidente. Por eso no protestaremos mientras vamos dando botes entre asfalto caducado.
Lo de los italianos ya es otra cosa. Le llama autopista, y cobran, a una carretera de dos carriles estrecha, curvada y peligrosa, llena de unos tipos que hacen todo lo que el resto de los mortales consideran una temeridad. No, no les hablo de que todos van colgados del móvil mientras gesticulan. Tampoco que ruedan por el medio, ancha es la mía. Menos que paren donde les da en gana. Pecado venial que adelante por la derecha… Se les perdona lo que sea menos el daltonismo crónico que todos ellos padecen: ¿Parar en rojo? ¿Para qué?
A pesar de todo llegamos.

miércoles, 5 de mayo de 2010

Enfermos del corazón


Antes de partir hacia Roma me fui a ver en que estado se había quedado el bote después del temporal de hace tres días. Ni planificado. Llegue a tiempo. En el momento preciso. Para cogerlos en la masa.
Allí estaba el, con las amarras de popa tirando. Ella, en la proa, soltando. ¿Qué hace usted con este bote? ¿Su sitio? ¿No me diga? Ni se le ocurra tocarlo…
De repente lo dijo. En escopetazo, Con acento de hijo de puta. Como disculpa de su inteligencia ausente: ¡oiga que soy un enfermo del corazón!
Otro imbécil mas de esa tribu que pasea su miseria imaginaria solicitando derechos que no tienen pero reclaman. Siempre acompañados de una hembra podrida con alma de enfermera redentora. Ellas que cuidan el vacio inexistente. ¡No le diga nada que le sube la tensión y le puede dar algo grave! Carta blanca para seguir de parasito. Pues que le de señora. Debería agradecerme que la libere de semejante cretino. Hace que no entiende de que va. Puro masoquismo lo suyo y no la fusta de sm.
Al final compran con teatro barato lo que pagamos todos: una plaza de aparcamiento para minusválidos en primera fila. El mejor acceso a cualquier sitio. La vista excelente. El lugar más tranquilo.
Quien le cuenta a uno de estos miserables que la mejor terapia para bajar su cardiopatía es moverse?

domingo, 2 de mayo de 2010

Avances del proyecto número seis




No se crean que con estos viajes de burgués profesional que me he echado, y las primeras navegaciones, tengo el proyecto numero seis abandonado. ¡Faltaría mas!
Como galego de nazon le tengo tirria militante a esos hijos de puta que planifican y te dejan varias generaciones con el pavimento levantado, mientras se embolsan uno detrás de otro el presupuesto nuevamente revisado. Ni los romanos tardaron tanto de dotarnos de autopista o ave de corredoira.
Mi camión casi está listo. Tanto que el próximo viernes partiré con la tropa rumbo Roma, donde el lunes tengo una cita para ver la capilla Sixtina.
Para salir a la carretera solo le queda montar la escalera al techo, mañana, y colocar el mueble de cocina, pasado.
A la vuelta acabaremos de aislar la parte posterior para los fríos nórdicos. Y listo.
Eso si las hembras no nos dejan en la estacada. Usted ya sabe. Son capaces de hacer cinco cosas al mismo tiempo pero totalmente incapaces de planificar una tarea tras otra para no angustiarse de que no les llega el tiempo que ya no tienen para acabar lo que jamás debieron decir que harían. Así salen las cosas.
No puedo garantizarles que llevemos las cortinas colgadas, ni que el colchón no tengamos que cubrirlo con una sabana vieja. Lo que si llevo, seguro, es una nueva nevera que enfría a gas y/o electricidad para darme al vino blanco bien fresco. O el Porti Poti para que las niñas evacuen sus aguas sin hacerme parar en cada esquina.
La izquierda no pensante mantiene que es un problema de educación. O simplemente lo niega. Los pensantes, que también los hay, saben que es un problema biológico. Donde no hay no sale nada.
Les confieso que aparte de currar todas las tardes a la salida del trabajo, como ejercicio de relajación física, después de cinco campers uno sabe algo. Todos aquellos trucos los aprendí a fuerza de golpes y errores. Ya no me dejo engañar por fuegos artificiales. A golpe de repuesto sé lo que dura y lo que es pijada de diseño. Igual que en el mar lo básico es lo eterno. La sencillez no se estropea. Sin electrónica nada te deja en la estacada. Todo lo mecánico se puede reparar. Todo lo eléctrico, ten días.
Vamos, como el sexo, los mejores polvos son aquellos menos elaborados. Los que no se esperan.