lunes, 26 de julio de 2010

De vuelta a Porto


Mas que bajar me subí al aeroplano que me llevo a Porto pasando por Génova. No es la forma más lógica de viajar, ya que allí no se me perdía nada. Son las vueltas del viaje moderno que te transportan de aeropuerto a aeropuerto, antes de llegar a tu destino. Giras como un mono en un tiovivo. Pero arribas.
Llegamos con tres horas de retraso. Por huelga de no sé quién. Perdimos la comida de bienvenida que nos daban. La cama, ya pagada, seguía en su sitio. Tras la ducha rápida fuimos a ver lo que no sabíamos que existía: las viejas fabricas en la ribera del Duero / Douro, rio arriba. Hoy convertidas en hotel y restaurante de postín con calidad inversamente proporcional al paisaje.
Las chimeneas han dejado de apestar al paisanaje. La casa del señor dueño tiene aspecto de pazo gallego. Es el paisaje de un país que nunca existío, ya que no supieron ni los dejaron. Aquellos que creyeron que el enemigo era el rey. Erro histórico ya que siempre fue es y será la iglesia. Las iglesias de Compostela y Braga. La iglesia de la lotería redentora que jamás toca. Pero eso es otras historia.

domingo, 11 de julio de 2010

El ladrón de motores fueraborda


Una mariconada. El mejor fin de semana del año para navegar. Todos los descebrados eyaculando delante de la televisión a costa de las piernas del prójimo para compensar lo que no tienen. El mar vacio. Todo para mí. De norte a sur. De poniente a occidente. Yo y mi bote. Solos por un día.
Me lo habían castrado. El fueraborda reparado tras varios intentos no estaba colgando de la popa. Se lo habían llevado. A pesar de la cerradura que lo protegía. Profesionales ellos. Lo que es de agradecer. Ni una sola ralladura le hicieron al barco. Educadamente dejaron los hijos de puta la boya salvavidas que les impedía la maniobra fijada al timón. No fuera ser que se la llevara el viento. Tan solo un rastro minúsculo del hierro partido que no vieron en la noche estropeaba la asepsia del acto.
¡Que te entren cucarachas por el ano y virus varios por la uretra hasta que de dolor insoportable te tires de un acantilado para remediarlo, señor ladrón de motores fueraborda!
1299 cuesta uno nuevo. 1399 si cambiamos a otra marca que no se sabe si es mejor pero más bonito. Es lo único que pregunta el agente de la autoridad local cuando fui a hacer la denuncia. ¿Lo tiene asegurado? ¡Seguro debía de estar si tu estuvieras vigilando, canalla!
No es cuestión de encabronar a la autoridad, por lo que nos comimos el discurso frustrado. ¿Qué va usted a hacer con mi denuncia? ¿Nada? Debería saberlo: Es para la estadística. Como pensar no tiene fronteras, lo extermine en el acto rememorando las escenas mas salvajes de Apocalipsis Now. Muy agradecido por el papelito a ver si el seguro paga algo. Iluso, ¿no has leído la letra pequeña?.
Total, que nos volvimos para casa a sentarnos delante del ordenador a la búsqueda del tendero más barato que nos permita lo más pronto posible volver a salir al mar. Un consuelo fue contemplar la tormenta que barrio las costas esta noche mientras dormía al lado de la niña de mis ojos. Y saber que el hijo puta, el ladrón prostático que me robo mi Mariner reparado para mal venderlo por 600 euros, no pego ojo en toda la noche mientras se rascaba el aparato que ya le empieza a caer.
¿Imaginación? No provoque a las meigas despertadas por conxuro ben feito

domingo, 4 de julio de 2010

Medusas


El día se proponía esplendido: Sol radiante. Viento del suroeste fuerza tres. Agua a 19 grados. De timonel, la ninfa de piernas de gacela, boca de nácar, y lo que no les cuento. Elixires de los monjes bien frescos a bordo. Quesos de abadía. Sardinas en puro oliva. Pan campesino pudiente…
Y el océano lleno de mantos blancos de medusas que no dejaban mojar ni los pinreles. Una plaga. Dicen que por aquello del aumento de la temperatura del mar a pesar del invierno atroz que hemos tenido.
Se irán en agosto. Dicen. Se quedaran hasta la eternidad. Dicen. Los pesimistas. Cada vez hay más. Dicen. Todos.
Hay quien las comparan con las hembras. Son hermosas. Más si las contemplas en el agua. Buceando. Hasta que las tocas y te pican el alma que solo alivia un poco de vinagre autentico. Lo que no siempre es verdad. Como esta de la foto. Que no tiene tentáculos y no pica. Se nutre de algas y otros nutrientes. Solo irrita cuando la tocas demasiado. Cómo las mujeres

sábado, 3 de julio de 2010

El mar también tiene curvas


Un día como hoy. Hace ya algún tiempo, me pario mi madre. Lo celebre recogiendo el fueraborda que esta vez sí parece estar reparado. Al menos no nos ha dejado tirado en ninguno de los lances de entrar y salir del puerto. 50 euros por limpiarle las entrañas.
El tiempo de bochorno de estos días trajo la bruma y la lluvia. Sirvió también para navegar en un mar vacio. A gusto de un viento a barlovento reposado.
Hasta que de repente, delante de la proa ves salir una cabeza del agua. ¿ O era una bolla? ¿Una botella perdida? ¿La cabeza de una foca? ¿Un bajo desconocido?
No se fie. El mar también tiene sus curvas

viernes, 2 de julio de 2010

Las banderas de mis patrias


Esto del futbol a mi no me emociona. Nada. Es más, me aburre como una ostra. Les acepto el insulto: bárbaro cultural; teniendo en cuenta que ahora todo ministro de deportes lo es también de cultura. Si miro el circo en el que navega este espectáculo para ociosos.
Lo de las banderas me tiene impresionado. Como tipos que se les presupone completamente normales; con niveles de inteligencia aceptables; sin más vicios que el vino, las tetas de la vecina – mirar para-, la quiniela, y el reglamentado polvo semanal; son capaces de perder la cabeza detrás de un trapo sin historia. Es más, cuanta menos tienen, mas agitan el trapo.
Yo, para estar a la moda, me he hecho con unas cuantas banderas. Más que nada por no saber escoger. Son también las banderas de mi patria.
Arriba, en lo alto, la de la Europa que no nos dejan ondear las naciones donde corresponde, en la popa. Quizás por aquello que gracias a ella llevamos años sin haber organizado otro guerra. Más abajo la de mi nación sin estado, que no sirve para nada más que para decir que somos, pero distintos, aunque lo nieguen. Debajo, la negra mía, que me invente un día de vino e invierno después de haber leído que de una bandera no comes pero que sin ella te comen. Luego la del muelle donde amarro mi chalana para que no vengan a cobrarme el atraque que ya pague. Debajo de todo, de castigo, la más importante: que he pagado religiosamente la usura, alias impuesto; ya que hacienda somos todos. Eso, el único estado. La única patria. La bandera útil.