lunes, 25 de octubre de 2010

En pe!, famelicos da terra...


¡Camaradas! ¡Soñadores! ¡Ninfas! ¡Revolucionarios de pacotilla! ¡Políticos celosos! ¡Amigos Meus! !Viejos derrotados de Compostela! Aquí tenéis las fotos de lo que no es pero se parece a lo que jugamos que era. Nota bene, vía el Boston Globe. Es dar la vuelta a la manzana virtual, pero las fotos son excelentes. ¡Soñar, masturbaros, follar si aun se os levanta, cantar y emborracharos con el sueño del palacio de invierno tomado!
Nosotros también estuvimos allí: en un viaje hermoso

Amberes otra vez


Aprovechando que llovía y seguiría lloviendo, acompañe a las tres señoritas en su bajada Amberes. Centro comercial del Brabante belga y holandés. Seguía lloviendo. Con ganas. Estaba rebosante. No de mirones, no crea. El pueblo arrastraba bolsa y mas bolsas de consumo. Sin rebajas. Tampoco crea que estamos en la época barato barato. Allí no se estila la cultura proletaria si no de marcas.
Las señoritas también consumieron. De gusto. A eso iban.
Mis campers de hace años, utilizados para estos andares, decidieron agujerear la suela en día de charcos. Con el calcetín empapado busque una zapatería donde adquirir otras zuecas que duren, para divertimento de la vendedora: que raros son estos extranjeros. Hasta tuvo la delicadeza de impregnármelas de un potingue resistente a la lluvia.
Enterré las viejas botas en una papelera del Mehier, centro del consumo capitalista.
Debo estar abonado a estos trances. En la estación de autobuses de Florencia deje tiempo atrás unos Callaghan hispanos con los que traquetee media Europa. Aunque no vaya usted a pensar que las señoritas aplauden el ahorro del caminante: ¡a modernizarse mandan!, dicen. ¿Me estaré volviendo más viejo de lo que pienso?

domingo, 24 de octubre de 2010

Vive La France, bien sur!


Ahora que los pesimistas de ayer se han hinchado de optimismo, nos atizan a los francófilos con placer. Parara muestra un botón: Don José Luis, comentarista liberal y normalmente acertado, se cabrea frente a los que nos vende la moto francesa. Tiene razón en lo de la huelga. Se equivoca en todo lo demás.
Todavía hay quien se cree que las manifestaciones, bloqueo de las refinerías, huelgas salvaje del transporte, etc, que se están tirando los franchutes algo tiene que ver con las pensiones. No leen. Seguro que no leen los periódicos franceses. Si lo hicieran se enterarían que la cosa va de casi todo menos de la limosna del capital.
Va de la desesperación de los arrabaleros. De la venganza de los vencidos una y otra vez en las elecciones televisivas. La revolución privada de tres anarquistas, un pensamiento maotsetung, y dos troskistas y la prima Marie que todavía duda. Va de los aburridos niños de papa que se empalman con la estética de las luminarias. Las ídem dispuestas a bajarse las bragas ante un africano que las deje bien servidas al canto de la marsellesa. Tres sindicalistas cabreados. Cuarenta y dos comunistas pensionados. Un holandés en busca de la revolución que no tuvieron. El profesor de historia que perdió el 68. El que pasaba por allí y aprovecho para hacerse por vía proletaria con unos pantalones a traves la luna rota.
Así fue siempre, no crean. Tenía razón el Sr. Lenin cuando sin disimular mantenía que las revoluciones las hacia la vanguardia del proletariado: cuatro. El resto era masa seguidista.
Desde aquella aprendió el poder mucho. Saben cómo sacar a sus perros de presa sin cabrear al votante. ¿Cómo? Si leyeran Le Monde, se enteraría que las lunas de escaparates rotas por “elementos policiales infiltrados”, les ha retirado a los manifestantes la mitad de la simpatía de los bien pensantes. Si leyeran el Lib, sabría que la otra mitad ha desaparecido a cuenta de los que pensaban irse de vacaciones y sin gasolina se han quedado visitando a la prima Isabelle que no la vemos desde hace una eternidad. Se confundieron las vanguardias olvidándose que hoy las masas comen todos los días, que el hambre es de consumo, que la economía sumergida es el motor del país, y de que todos juntan en su hucha ya que nadie espera vivir de la pensión miseria.
Lo que sigue siendo cierto es que hay esclavos y pueblos. Los franchutes son pueblos. Con dignidad. Gente que todavía dice No al poder. Los esclavos, tribus de barbaros más al sur, le faltan muchos siglos de escuela para llegarles a los pinreles. Barrigas agradecidas que todavía militan en las cofradías de los agradecidos de San Conseguidor. Esclavos que no se enteraron cual es la diferencia entre tener derecho y pedir limosna o prebenda. Porque Don José Luis se vuelve a equivocar: no es un problema de filias ni fobias. Es un problema de educación

viernes, 22 de octubre de 2010

Ir al fin del mundo


A comienzos del invierno las agencias de viaje y revistas de lo mismo se lanzan a vendernos los destinos para el verano siguiente. Crisis o no crisis.
Tiene su coña. Sobre todo por los destinos. Cada vez más exóticos. Cada vez más lejos. Hay muchos que ya han pateado la ribera del Tanganica pero son incapaces de explicar cómo se llega a la cascada del Belelle a cinco metros de su aldea. Siendo más grave que mire como se mire, la cascada del Belelle es grandiosa, húmeda, perfecta para lo que se le antoje, y sobre todo barata. Lo otro es África eterna, hambre, miseria, despilfarro, colonialismo económico y cultural del nuevo -viejísimo- turista tanto en versión Tapioca como yo soy distinto.
Pero no predicaremos que hoy es viernes y toca pescado y pecado.
La solución de los franceses me parece grandiosa: construirse una copia del faro del fin del mundo, por la Patagonia, enfrente de la playa más concurrida del pueblo. Vamos, como si te la ponen en Riazor o la Concha. Así pueden decir todos que ellos son muy viajados ya que han visto la luz del culo del mundo.

jueves, 21 de octubre de 2010

La puta oficina


Llueve. Hace frio. Mañana se anuncia tormenta. Pasado peor. En Suiza ya llegaron las nevadas. Aquí falta poco. El barco ha abandonado del agua. Los jerséis como vestimenta. Los guantes ya han salido hace semanas del cajón para no congelar las manos en la mañana. Pronto habrá que tapar con gorro de lana las orejas. Los mas, pegados a la luz de la bombilla, acumulan horas de lo que sea en la puta oficina. Esa mesa desalmada con un ordenador mayormente mediocre, en la que los humanos modernos ocupamos nuestras horas…
Hay otros, las ninfas modernas, que saben organizarlo de otra forma. No crean que estaba mirando el correo del día. ¡Ni mucho menos! Amanecida antes que el canto del gallo. Seguía produciendo euros bajo la música de las olas rompientes y el aroma del salitre atlántico. Antes de ordenar la rutina de su tribu. Después de sacudirse el letargo de la noche.
Desconfié de las hembras que se quejan de la puta oficina. Ellas son distintas. Algunas, divinas, se lo montan divino.

lunes, 18 de octubre de 2010

La Rochelle, sitio distinto


La discusión se refería a donde pasar el fin de año próximo. ¿Poner rumbo al sur para cantar que si entramos de una puñetera vez en Granada? ¿Matarnos de aburrimiento, elixir de monjes, pate de jabalí, y demás manjares en una dacha en las Ardenas belgas? ¿Hacer que vamos a esquiar para, de paso, comprar dos navajas y par de relojes en la Suiza de aburridos mentales? ¿Paris de La France donde tout c’est bon? ¿Quedarse en casa? ¿Barcelona del Mediterráneo? ¿Acostarse bajo el sol de las Canarias? ¿Mojarse bajo la lluvia de Londres?, etc.
Con tanto elegir no había conclusión posible y la cosa degenero en planear la semana libre de mayo. ¿Vamos a navegar en la bahía del Morbihan, aprovechando que se vuelve a organizar la semana del mismo nombre? ¿O vamos, volvemos, recuncamos, en La Rochelle? El pueblo pensante, que no votante, se inclina por La Rochelle
¿Qué tiene esta ciudad atlántica que más parece una villa a pesar de su tamaño? Si contempla la foto de su entrada marítima, la correcta, no negara que penetrarla entre las torres es placer orgásmico. Pasearse entre las calles del centro. Sentarse en sus múltiples terrazas. Contemplar los miles, miles, de barcos. Disfrazarse de marino de domingo. Visitar el acuario y extasiarse delante de las medusas y si usted clásico, los dormidos tiburones. Navegar en la bahía resguarda. Acercarse al faro del fin del mundo a la vuelta de la esquina. Hacer de pirata en Fort Broullard…Pero sobre todo, una ciudad que enseña semejantes banderas, solo puede ser una ciudad seria, con gusto, educación, historia y humor.

domingo, 17 de octubre de 2010

Preparando el invierno


Aprovechando la tarde soleada de domingo, marchamos hasta Port Greve donde estaba atracado el barco. Los recientes robos por cuenta de las bandas de europeos del este, nos han obligado a abandonar el puerto de Brouwers. Se acabo el muelle abierto en el medio del pueblo; donde marinos, mareantes, turistas y comerciantes son actores del espectáculo. La sociedad abierta se cierra ante la amenaza del bárbaro, que en estos pagos no solo es musulmán si no también europeo muerto de hambre. De consumo, no de estomago. Que esa, hace tiempo que la dejaron atrás.
Port Greve es el muelle cerrado. Verja de altura. Pases electrónicos en las puertas. Control de visitantes. Isla de seguridad y relajo en medio de la jungla. Visto desde fuera. Dentro ni te enteras, y disfrutas de la tranquilidad de un buen puerto. Al otro lado, el mar.
Mar de Grevelingen que hoy, en contra de lo que dice el meteo que aquí no se suele equivocar, levantaba olas de poniente con viento fuerza cuatro. Navegamos hasta Brouwers para sacar el barco del agua. Ponerlo en el remolque para llevarlo para casa antes de amortajarlo en su hangar de invernaje. Antes que lleguen las primeras nieves que ya se anuncian.
Tendremos que limpiarlo. Sacarle las algas que acumulo los últimos meses a golpe de chiringazo. Repasar los desperfectos de la madera. Barnizar los mástiles, los remos. Recomponer la cocina, recargar las baterías, limpiar y secar las amarras…Trabajo para las tardes durante una semana.
Llegara el invierno y esperaremos a la primavera para cumplir el ritual a la inversa. Como muchos más, como antes. Solo nos falta un detalle: el Land Rover. ¡Miseria!

sábado, 16 de octubre de 2010

A donde ir


Es la pregunta de la semana. Un incordio. A medida que vas haciendo millas cada vez es complicado encontrar nuevos destinos que te exciten como antes. No lo hemos visto todo. ¡Qué va! Ni falta que hace. Por no decir que a veces es más grave: a determinados lugares jamás iré. Ni regalado.
A medida que te vas envejeciendo comienzas a buscarle acomodo a tus neurosis personales; aquello que otros llaman gusto. La vida también te marca los límites. Recorrer los acantilados de las costas de Europa a la búsqueda de los nidos de araos ya no es posible. Recorrer las pistas imposibles en una VW t3, tampoco. Cuando no había dinero era complicado todo. Ahora que algo hay es complicado el resto: todo.
Recorremos a husmear en la colección de guías de viaje. Perdernos horas detrás del ordenador intentando no confundir lo que es información con propaganda. Leemos alguna revista que nos cuenta quien la subvenciona, mas que nada. Algun blog enseña lo que otros vieron y se agradece. Seguimos buscando para llegar a la conclusión fácil que la semana que viene, si la huelga no lo impide, estaremos otra vez mas en Paris. Disfrutando de repetirse.
En el mar todo es más fácil. A dónde vas viene marcado por los puertos. A donde llegas, por los vientos. Los que tu jamás manejas. Como la vida, pues

martes, 12 de octubre de 2010

Centolla


Centolla de ría. Dicen. Centola da ría. Dicen. No se sabe muy bien porque. En las rías pocas centollas hay. Esta, como la mayoría, vienen de las costas abiertas al océano. Esta, está cogida en los límites del cabo Prior, frontera del mar Artabro. Allá donde podía ser paraíso y es lugar de suicidas demorados.
Las centollas de la ría- mar abierto saben distintas que las otras. Las que comemos todos. Importadas como cría de Bretaña. Engordadas en alguna cetárea que chupa sus aguas del mismo atlántico. Saben distintas. Se discute cómo es posible, ya que una y otra consumen los mismos nutrientes, las mismas aguas. Dicen los espirituales que una crece en libertad y otra en cautividad. Dicen los sociobiólogos que aquella ha tenido que aprender a sobrevivir en el océano, escapando de depredadores y corrientes. Lo que la hecho fuerte frente a la vida a la bartola entre el cemento y sus congéneres de la bretona.
Dicen que es el milagro de la ria que fue y ya no queda.
Mientras discuten y discuten, después de haberla comido, les resuelvo el enigma: los cromosomas hermano. Que no todos somos iguales. Usted también lo sabe: todas las mujeres son hembras, pero no todas saben a lo mismo

lunes, 11 de octubre de 2010

Pimientos


Ya saben: Os de Padron, uns pican e outros non. Mentira piadosa ya que pican todos si no estás al tanto. Los pimientos padroneses, al comienzo de la temporada, mayo junio, jamás pican. Más tarde prepárese a apagar la boca cada vez que le hinque el diente a una semilla asesina.
Ahora, con las técnicas de sexo artificial, se crean variantes atenuadas o en constante ebullición. Los efectos colaterales son la pérdida del sabor. Si no que se lo cuenten a los Pimentos do Couto, la competencia, que de siempre picaban menos, sabían menos, y hoy no saben a nada.
Lo hay peor. Los murcianos, listillos ellos, intentaron entrar en el mercado produciendo bajo plástico mas toneladas de plástico verde. Es la mejor definición: a nada saben.
La metáfora es, como en el sexo, que todos los cambios artificiales te dejan con más ganas. La receta es fácil. Bien comprados, bien fritos en aceite de oliva, sal gordo, pan de centeno. Y a disfrutar, que son dos días.

sábado, 9 de octubre de 2010

El gusto por lo clásico o la necesidad del lujo


Si algo compartimos las distintas tribus europeas es la fascinación por lo antiguo. Jamás vera a un chino o africano interesarse por ruinas. Posiblemente tiene razón. Los objetos antiguos son en términos económicos un despilfarro. Mantener cualquier catedral del XXII, un barco de vela del XIX, o cualquier pintura de siglos eternos es un derroche. A demás, ¿para qué sirve?
Antes que me salgan con el cuento de la cultura y tradición les diré que si hay pueblos atados a estos conceptos son los chinos y africanos. Se trata de otra cosa.
El gusto por lo antiguo, que no viejo, está anclado en el culto a los mitos, el soporte de nuestra filosofía moral. Somos lo que somos ya que hemos creado numerosas imágenes culturales, que de una generación a otra nos cuentan cuales son los límites del bien y el mal.
Un lujo que no abandonamos y no debemos aparcar. Es evidente que el barco que acompaña este post sale más cara que cualquier container de poliéster hecho en serie en Beneteau o Bavaria. Mantenerlo es un despilfarro de euros y tiempo. Verlo es un regalo para el ojo. Y la mente. Sin enterarse lo asociara a el pirata de turno, la pesca del atún, la mítica terranova, el contrabando de ron, el sueño de la libertad, la esclava raptada, la reina de sus mares, el trafico de lo que sea. Frente tamaños argumentos poco importa que tarde eternidades en devorar millas. La imaginación y el deseo no se desborda con el perfecto poliéster de la modernidad.
Lo clásico es un lujo tan necesario para la vida como el aire que respiramos. Disfrútelo mientras pueda

viernes, 8 de octubre de 2010

En un año cambia el mundo


El año pasado por estas épocas les recomendé, de paso por La Rochelle, ir a disfrutar de los pescados bien cocinados de Chez Fred, a cote de. Chez Fred era una pescadería que desapareció al mismo tiempo que los pesqueros abandonaron La Rochelle. El restaurante siguió, se amplio, se convirtió en un lugar para disfrutar de una raya bien hecha, la isla flotante más exquisita del mundo, etc. Todo a precios normales. Con una cantinera que exhibía su buen saber.
Acabamos de volver. Un desastre. Un camarero maleducado. De esos que te perdonan la vida y que exigen que les agradezcas que te den de mal comer. El pescado a la plancha quemado. La isla de secano, ya que solo flota en una pasta inmunda. El vino de la casa, vomitivo. El precio, modelo Michelin estrella.
Vamos, que ni de borrachera se acerque por aquellos pagos. Una tragedia. El mundo, en un año, se arruina

miércoles, 6 de octubre de 2010

Comer a la carta


Detesto esos restaurantes de cartas voluminosas, donde todo es posible y nada especial. Mazacote de páginas llenas de manjares para toda una vida.
Paseando estos dias por el puerto viejo de La Rochelle, me encontré con la carta perfecta. ¿Qué más quiere? Unas buenas ostras regadas con un vino soberbio y , para calorías, el mejor postre del mundo: isla flotante. El resto sobra cuando fuera el calor aprieta. En el Café du Nord, por cierto

martes, 5 de octubre de 2010


Hoy cuenta El Comidista en su blog que Ikea, para vender más instrumentos de cocina, ha editado un libro de repostería con unas fotos sabrosas. No se las pierda. Las fotos.
Les confieso que ante tamaña belleza a mí se me saca el hambre. Comer esos manjares es como violar a una virgen. Perversión de energúmenos que no saben que el placer se elabora a base de la experiencia.
A lo que íbamos: matar el hambre para ser completo, debe entrar por los ojos. Aunque este usted en medio del mar y se pregunte como se hace. Se trata de hacer combinaciones de color. Por ejemplo con garbanzos turcos con gambas, aceitunas verdes y mozzarella. Se mata el hambre y se engaña la vista

lunes, 4 de octubre de 2010

Furgonetas


Me ha preguntado que hace una furgoneta entre fotos de surfistas. El que pregunta no ha probado las esencias del surf. Sin furgoneta no hay surf. Es tan vital como la tabla o la malla de neopreno. Forma parte de la estética surfera desde que derroto a la ranchera americana. Introducida por los europeos en California, consiguió el éxito total cuando invadió las costas de Tarifa.
Los surferos, furgoneteros, fregonetas, etc, es una amplia tribu que se formo con el auge del surf en Centroeuropa. Compuesta inicialmente por asalariados pudientes que bajaban en estos cacharros hasta las playas de las costas ibéricas para disfrutar unos días de asueto y volver a subir despendolados al tajo que esperaba el lunes.
Hoy en día, más viejos y aburguesados siguen llenan las costas de Galiza ,Tarifa y Brouwersdam.
Los hispanos los copiaron cuando pudieron. En los años del pelotazo económico. Importaban las Volkswagen T3 y T4 compradas de segunda mano en Alemania. Para presumir y de paso tocarle el sexo a las niñas que empezaban a dejar. Entre los descansos se tomaba alguna ola en Doniños o Patín. Algunos, más espabilados, se hacían con las Ford Transit nacionales, mucho más baratas y de más potente motor. Muchos se tiraron al vicio del home car. Hasta que descubren que dar la vuelta a semejante exhibición en la pista que te lleva a la playa mágica con la ola perfecta es un imposible. Por la portátil con las cervezas frías, el único otro lujo al que ya no se renuncia, no es necesario tamaña eyaculación. Pero ya saben ustedes que a los del sur les va lo de coche grande ande o no ande. Hoy siguen subiendo y bajando por las autopistas europeas.
Pues eso, si quiere tomar la ola, búsquese antes donde cabalgar sexualmente con su elección. Al fin y al cabo es de lo que se trata: de navegar siempre entre aguas

Surfeiradas






Bajamos en peregrinación anual. Aprovechando los últimos calentones del verano. Aparcamos en las costas salvajes de la Galiza irredenta. Allí donde una de las tribus de barbaros europeos todavía siguen conservando las tradiciones de la autodestrucción colectiva.
Volvimos a mojar el cuerpo en el mar Atlántico cargado del yodo que lo cura todo menos la morriña. Contemplamos las olas. Todas distintas. La puesta del sol. La neblina del amanecer. Sentimos el viento del norte que en la noche no te deja dormir. Bebimos Amandi. Comimos centolla del mar Ártabro. Leímos más que nunca en poco tiempo. Saboreamos los percebes de mar y sexo. Disfrutamos de la vida
Hasta que se acabaron las horas de asueto y tuvimos que volver al loquerio cotidiano. Volveremos a hacer el camino.

domingo, 3 de octubre de 2010

A la búsqueda del barco posible


Pasado el sueño del barco perfecto nos dedicamos al sueño posible. Lo que es más complicado ya que no se ve, no se toca.
La lista de las exigencias se hace completa. Ligero. Transportable en un remolque. Posibilidad de navegar en aguas poco profundas. Espacio suficiente para cuatro. tripulantes. Motor fuera borda. Velamen manejable por una sola persona. Marinero 100%…Hermoso. Vamos, la hembra perfecta. Si ve alguno por una esquina, un puerto, una marina, avíseme. Mientras, seguimos al acecho

sábado, 2 de octubre de 2010

A la búsqueda del barco perfecto


No debería haberme olvidado la interpretación que Mariano Aller daba en las tardes de té y farra compostelanas a mi interpretación proustiana de que “a percura do tempo perdido e perder inda mais o tempo”. Frente a los literalistas que asentían proponiendo actividades diversas, Mariano se sentaba a la pachanga mientras bebía lo que había. No hay nada más sublime que no hacer nada dejándose llevar, surfear si usted quiere, por las horas.
Cansado de estropear la espalda y agobiado por el espacio limitado del bote en el que navego, nos lanzamos la ninfa y yo a la búsqueda del espacio: más grande, más caro, más todo. Encontramos un Friendship 28 pies, 9 metros de largo, diesel Bukh, de esos que siempre encienden a la primera, cinco camarotes, wáter, cocina amplia, nevera para las estrellas…que les voy a contar. Al alcance del bolsillo, ya que la crisis en las regiones europeas donde duermo no existe más que en la mente de los políticos oportunistas.
Negamos los problemas: mayor calado, amarres más caros, mantenimiento idem dito, dificultad en encontrar un atraque,…¡lo queremos!.
Nos dimos la vuelta guardando los euros para otros mesteres. Evitamos la estupidez de deshacernos de la joya de la corona que poseemos cuando en un segundo de lucidez pensamos que la maravilla de las cosas pequeñas es que se pueden utilizar en todas partes. Ya oigo a Mariano diciendo: Debias de sabe-lo: é coma o da sardiña (Canto mais boa mais pequeniña)