lunes, 30 de enero de 2012

Wissant: La hermosa carretera entre los cabos


Donde duermo estos días se encuentra entre dos cabos. Cap Blanc-Nez. Cap Gris-Nez. Al frente, los acantilados blancos de la gran puta inglesa. Cap Blanc es hermoso. Cap Gris es el faro. Entre ellos la playa. Inmensa. Para llegar de uno a otro extremo puede pasearse por las arenas. Si la marea lo deja. Puede recorrer la senda por encima de los acantilados. Si el viento lo deja. Queda como alternativa la hermosa carretera entre las ondulaciones femeninas de los campos de girasoles. Verde hoy. Amarilla en la primavera. Merece la foto, ¿no?

domingo, 29 de enero de 2012

Brafa 2012. La feria de los anticuarios belgas






Es uno de los rituales culturales de Europa: la feria de muestras de los anticuarios belgas. Lo de belgas, por el sitio donde se desarrolla: la capital de Europa. Expositores los encontrara de todos lugares. Desde húngaros a catalanes, pasando por una colección de franceses, ingleses y demás pueblos de pelaje intelectual. Tiene fama de elitista. No lo es.
Hay de todo. Para los adictos al papel, como yo, te da la oportunidad con extasiarte con la primera edición de “La vida , modo de empleo” de Perec. Joya de la literatura europea moderna. No desespere, si quiere ver algún beato de convento del XIV también lo hay. Pintura moderna. Pintura antigua. Las tiradas originales de la banda diseñada o comics, que también es arte y cultura. Cubertería de oro. Candelabros de jade. Estatuas precolombinas. Cajas chinas. Suelos de convento. Muebles de cualquier tiempo…
Todos los años, de peregrinación, discutimos lo mismo extasiándonos en los stands de los anticuarios especializados en las tallas policromadas del medievo: estos hijos de puta que comercian con esas vírgenes robadas en las iglesias de media Europa, mayormente del sur. Pero si se las vendió el joputa del párroco para pagarse una noche de putas en Jaca. ¡Y dale vuelta a la cantinela! Este año, dos miniaturas de los apóstoles, apañadas en Alemania. Imposible de fotografiar. Solo por verlas valía la pena.
Luego está el otro espectáculo. El de las hembras exquisitas. Las piernas inmensas de las ninfas en flor. Los catálogos de prostitución intelectual. El Audi que usted quería tener de ser rico. El champagne y la vigilancia que prohíbe terminantemente hacer fotos. Este año ya no podrá ir. Hoy se acabó la fiesta. No se preocupe. Vaya juntado. El año que viene, como siempre, vuelven

domingo, 22 de enero de 2012

Las mentiras de la llamada prensa democrática


Mienten como bellacos. Sin ponerse colorados. Ustedes ya lo sabían.
Aquí se lo he contado muchas veces: de una bandera no se come; sin ella te comen. Laura Dekker, la ninfa que a sus 16 años se fue a dar la vuelta al mundo se cansó de que la trataran como subnormal. Cabreada, retiro la bandera holandesa que llevaba su barco e izo la de la patria donde nació. En un barco, el de sus padres, en Nueva Zelandia. Con ella al viento llego ayer a Sint Maartens, en las Antillas. Los reformados holandeses no han podido verlo. Todos los periódicos, sin excepción, publican fotos viejas. En el mar de Greveling. Cuando partió, empaquetada para combatir el frio nórdico. No vaya a ser que el ejemplo cunda y se liberte el personal.
Cuídense pues y conserven siempre la bandera de la patria, la infancia, para prevenir que un cabron te coma por la honra de lo que no es tuyo

Wissant, arquitectura de pescadores






Hay dos videos sobre la destrucción de la playa de Wissant por un mar encabronado. La inmensa playa, ocupada por una marea alta , viento favorable, y mar de fondo, desaparece. Las olas destrozan el paseo marítimo.
Lección sobre la existencia de imbéciles bajo cualquier pasaporte. Ahí, otro alcalde de mal recuerdo, estropeo las dunas para levantar unos bodrios de hormigón a pie de playa. Cerrados a cal y canto la mayor parte del año, acabaron de asesinar al pueblo.
Wissant fue en otro tiempo un puerto de pescadores que salían a buscar los lenguados de la Mancha. Escondido detrás de las dunas que lo protegía de vientos y mareas. La playa, fuera del pueblo, era lugar de trabajo y disfrute. Pero allí no se vive. Hay 300 días al año en los que el mar lo corroe todo.
Al alcalde ya lo defenestraron. Hoy lo siguen maldiciendo. El mar se sigue llevando las dunas como se llevó los bunqueres del alemán. Los veraneantes ven como sus casas sucumben. El pueblo sigue. Allá arriba. En sus casas blancas de pescadores. Hasta el viejo Hotel de la Plage, que siempre estuvo, se esconde detrás de la duna. Frente al mar, nada

sábado, 21 de enero de 2012

Ponerle una estatua a Laura Dekker, ¡imbeciles!


O denle mil medallas, dos salarios, todos los premios posibles. Cuídenla, cultívenla. Expliquen a sus hijos quien es Laura. No, no es la niña velera. Ni la autista desgraciada por un padre ídem. Ni la loca puberal. Es, solo, una mujer de hierro, de las que hubo y no hay. Tuvo la mala suerte de recular en el países de los reformados. Esos mea pilas que se dedican solemnemente a cortarle la cabeza a todo aquel que la levanta por encima del maíz reglamentado. Un pais de mediocres. Se lo digo yo, que duermo alli.
No soy neutral. Yo amo el Océano. Con mayúscula. Compartimos el mismo muelle. Ella es joven. Yo viejo. Ya me queda poco para aprender. Ella toda una vida. En el año escaso en que estuvo navegando aprendió más que en 50 cursos lectivos que podría darle la escuela reformada. No la dejan, quieren destrozarla. No vaya a ser que prenda el ejemplo y algunos se enteren que no hay educación si no es en libertad.
Navega Laurinha, vaite para casa, onde naciches, en Nova Zelandia, en libertade!

Wissant


Me fui a Wissant. Norte de Francia. Donde no hay nada, Nada más que viento. Verano e invierno. Partí con Eolo. Llegue con temporal. Tras torear las filas inmensas originadas por los hijos de la Gran Bretaña que, no partiendo los ferris, se convierten en ratas de túnel .
Wissant es uno el paraíso de los surfistas norte europeos. Que no siempre hay tiempo para llegar a Tarifa o Galiza Ceive. En verano se llena de furgonetas de belgas y alemanes. Ahora solo hay la arena de la playa, las olas, algún jubilado que cultiva horas en el Hotel de La Plage, la familia belga que se escapó de la familia.
El pueblo esta vacío. El supermercado sigue abierto. La canallesca se vende. El teléfono funciona. Wifi como en los países serios. Nadie por la calle. Nadie…
El paraíso para detoxificar las tormentas pasadas, recuperarse del bisturí, beber lo que hay y mande… Wissant, norte de Francia, en el estrecho de Calais, frente a los artistas de las retiradas heroicas. Costa de Opale

Caballo blanco, caballo negro, caballo de mar





Les enseñe a la misma caballa, es hembra, en color. Aquí la tiene en grises. Diga blanco y negro si quiere. Es estos mares el agua es agua. Turbia pues. No hay lugar a fotos pulcras tomadas en paraísos donde el agua es cristalina. La fuerza de la ola, de la corriente, levanta la arena, la vida en suspensión que el mar lleva. Las fotos son lo que son.
La caballa sigue danzando entorno a su alga preferida. Tocando sin tocar. Puedes contemplarla horas. El galanteo constante, exhibicionista. Mientras el alga, macho autista, sigue levantado, en erección perpetua, hasta que se lo lleve un ancla mal parido, un temporal

miércoles, 18 de enero de 2012

Caballos de mar





Los hipocampos eran los amos de las grandes praderas submarinas. Aquellas joyas inmensas que nos perdimos mientras oteábamos las películas del Búffalo Bill de turno, mata indios mata bisontes mata todo. Hoy ya no hay caballitos de mar, ni búfalos, ni praderas. Indios si, alcoholizados todos. Deberíamos darnos a lo mismo pero eso es nihilismo. Nos quedan los acuarios para contemplar lo que dejamos morir.
Tienen desgracia doble. La leyenda urbana los convirtió en hermafroditas. Tienen un nadar de mujeres en celo. No se niega. Pero es mentira. Los hay machos y hembras. Monógamos y folladores. Ponen huevos o lean a Wikipedia si les dejan. Allí se lo cuentan. Los hay calientes y fríos. De aguas. Es una delicia contemplarlos. Como se cuelgan de las algas, se mueven, se deslizan. Son clases perfectas de educación sexual. Allí. Bajo las praderas del océano. Aunque sean de acuario artificial. Este, este enero. En las frías aguas de Nausicaa. Fallándose a su alga. Sin pausas y sin prisas. Como debe ser.

martes, 17 de enero de 2012

Tiburones blancos en blanco y negro


Les aseguro que los tiburones blancos, en el agua verdosa del atlántico con grises. Los he visto en distintos sitios. Siempre un abanico de grises irrepetibles. Como la fotografía en blanco y negro. Jamás he entendido por que la llamaron así. A la fotografía. A los tiburones. Aquí no hay nada blanco ni negro. Un abanico multicolor de grises en todas sus tonalidades posibles.
Allí estaba el feroz come hombres, aburrido, dando vueltas y más vueltas en las aguas de Nausicaa. Pobre bicho. Le han colgado el sambenito de zamparse al prójimo, cuando el animal, una vez comido, practica la astenia durante semanas. Lo comparan con los depredadores del capital. Esos hijos de puta que todo lo arruinan. Cuando el pobre, además de dientes, es portador de la tranquilidad.
No hay nada como una buena foto como para contar mentiras. ¿Qué quiere que le cuente? ¿Cómo me enfrente al monstruo en las aguas de Boulogne, este mes de enero, en medio del temporal? Salud y beba menos. ¡Ah!, pero la foto la hice yo, en Boulogne, hace dos semanas. Conste.

Viento fuerza 12


Esto que usted ve aquí no es ninguna composición poética, ningún truco del photoshop, ninguna eyaculación mental. Es la foto de la arena de la playa de Wissant, norte de Francia, cuando el viento soplaba marcando fuerza 12. Ni un alma. O millones de ellas en forma de arena que se desplazaba sin concierto. Los huevos subidos, el espectáculo, hermoso

domingo, 15 de enero de 2012

Pajareros







Los últimos temporales que han barrido las costas europeas no solo han traído vientos y calamidades: Tejados desaparecidos, árboles caídos, carreteras cortadas, aguas fuera del orden, algún fallecido…Frente al drama, la alegría y diversión de los pajareros; esa tribu que se desplaza silenciosa a golpe de SMS, WahatsApp’s, Twitter’s, tras el pájaro único, distinto, exclusivo.
Yo también fui pajarero. O al menos utilice el sistema para explorar los mejores lugares de las costas de Europa. De punta en punta y tiro porque me toca. Allí, en aquellos sitios imposibles, clandestinos, maravillosos. Donde la naturaleza se mantiene salvaje. Donde El paisaje es todavía naturaleza. Fuera del cemento y, sobre todo, de las masas. Allí se pueden ver los pájaros que nadie ve.
Luego aprendí que delante de tus ojos, incluso entre el alquitrán y el cemento, también hay una jungla, una selva, que se nutre de ello y vive. Aprendizaje complejo que lleva a discutir que solo la conservación de lo perdido es la única opción para sobrevivir.
Aquí los tiene. Holandeses, belgas, franceses, todos colgados de sus aparatos. ¿Que buscaban? El pájaro que no se encuentra. ¿Qué veían? Petreles, pardelas, paiños, algún petrel perdido. Esos pájaros que viven en el océano. Si usted los ve, ya sabe, agárrese que el viento, si no ha llegado, también lo hará volar.

Tiburones

Otra forma de mirar el oceano: a pelo.



Mas en Ocean Encounters Journal

martes, 10 de enero de 2012

No maltrateis a los libros



Hay quien todavia no se ha enterado de que los libros tienen vida propia. Al menos los libros de papel. De los digitales, de momento, sabemos poco. Aunque todo se andará.



Quizas este video le ayude a entender como es posible que ese libro, ese, que usted esta seguro que lo puso en el segundo estante a la derecha, no esta. Eso, la vida. De sus libros.

domingo, 1 de enero de 2012

El bello durmiente


Dicen que comienza el año. Les confieso que yo, no. No practico. Excepto las uvas con la familia, y contemplar como la masa gasta en llenar el aire de pólvora para exterminar lo que no hay, no me entero.
El año, para los que navegamos en aguas heladas comienza y termina cuando hay que poner el barco en tierra/ mar. Hace ya dos meses que el bello durmiente reposa en el muelle. Al lado de sus colegas. Alineados en perfecta fila. Resistiendo los temporales que pasan, el hielo que se acerca, la nieve que cae.
Perdemos horas buscando en internet los partes meteorológicos de “largo curso”. ¿Podremos ponerlo en el agua en marzo? ¿O se jodera el intento y no pasamos del mes de abril? Necesitamos no solo el deshielo si no varios días seguidos con más de 15 grados para poder pintarle los fondos, sacarle algún brillo al poliéster, eliminar el verde que le ha crecido en invierno…. Siempre la lista de las cosas pendientes que cada año se hace más larga.
De momento nada, lluvia y temporal, uno detrás de otro. Mientras tanto, escupiendo: mierda de meteorólogos que non son capaces de predecir nada

El aparador cubano de doña Ernestina


Dice la leyenda familiar que el comandante Fidel intento tirarlo al suelo cuando la tía Mercedes le dijo en la cara que era un preas, en el comedor de su casa de Matanzas. Doña Mercedes, que había nacido en Lancara, Lugo, jamás perdió sus dejes de gallega de sí. Abonados por Ramiro, su hombre, que después de vivir 52 años en Cuba, seguía sin decir ni una sola palabra en español. Ya era hora de que los cubanos aprendieran el idioma universal: o noso.
Mantiene el mito que Fidelito, así se quedó siempre para Mercedes y Ernestina, hermanas, pregunto escupiendo rabia: ¿Y eso de preas que significa Mercedes? Que te has vendido al ruso traicionado a la revolución…
El aparador sigue en su sitio. Atornillado sí que estaba. Me costó dos días desmontarlo. Como las hermanas lo llevaron a Galiza nadie lo cuenta. Si no las mandaron al camposanto fue por respecto al hijo que se jugó los huevos y la vida en la sierra, hasta que se lo llevo un tiro de Batista. Hoy es un héroe cubano. Su hermano un lagarto en Miami. El resto fue expulsado del paraíso y se pudren en el asilo galaico.
El aparador reculo en los Países Bajos. Me lo traje en un remolque de aluminio que adquirí en Betanzos, Mallón. Jugada perfecta. Habia que conservarlo a cualquier precio. Se lo revendí, el remolque, no joda, a un holandés con ganancia.
Hoy, el aparador de abuela Ernestina guarda la cubertería de Sargadelos, los cuchillos de los indianos, la guinda única da nai, las navajas francesas, la cuberteria de plata de los frisones, el caos de los hijos, las botellas por beber.
Mantengo que jamás ha estado en Cuba. Y menos que Fidel intentara tirarlo. Pero les juro que si lo hubiera intentado jamás lo habría conseguido. Montado en tornillería galaica me costó dos días desmontarlo y tres levantarlo. Metáfora cubana por aninovo

Navajas


Las cogíamos a mancheas debajo del puente del ferrocarril de Pontedeume. Al otro lado. En la Praia de Cabanas. Solo había que meter la mano y escarbar donde la arena “respiraba”. No daban un duro por ellas. Ni una mota, el patacón de los ferrolanos. Las llevabas para casa. Cuando se ponía el sol que nunca tenía prisa. Siempre marcado por la llegada del comboio. El correo de Madrid que se anunciaba pitando desde los altos de Ber. Había que arramplar con la toalla y correr al apeadero de Cabanas donde el tren siempre descansaba hasta que los bañistas se adecentaban para seguir el camino. Tiempo había para vestirse. Jamás tenía prisa. Además, paraba en Franza, nuestra Francia particular, donde había de todo. Nísperos, cine, las hijas de don Eustaquio, la mejor biblioteca erótica de la vuelta propiedad de don Ramón, el crego, que usted dice cura….
Al llegar por Neda ya habíamos limpiado la arena de las navajas a cuenta de la Renfe, mierda de tíos que decían no entender lo que hablábamos. Billete de tercera y limpias tú, castellano del carallo. En casa, lavarlas con agua y dejarlas un rato en mas agua salada con limón. Después de darles el último meneo, con una gota de aceite, las tirábamos en la plancha de tía Pilar. Se abrían un a una. Protestando, alargándose, eyaculando las esencias del mar Ártabro de aquella no contaminado. Era de ley. El que más navajas comía más grande piranjallo tenía.
Aquí las tiene. Siguen costando nada. Siguen sabiendo a mar bravo. Sigue teniendo arenas si no las limpia. Siguen. Por ahí. En Cabanas ya no hay. Primero llegaron los madrileños con cubo y pala. Arrasando, ¿eso se come? ¡Anda marisco gratis! Luego hubo que sacarlos a palos ya que no entendían. Más tarde la cagaron los de costas cuando intentaron evitar lo inevitable: que el rio arrastra arena y la profundidad del puerto disminuye. Hoy ya no hay calado para los grandes pesqueros. Tampoco navajas. Menos marisco gratis. Preas, sí. A centos!