miércoles, 29 de febrero de 2012

Wengen




Algún alcalde inteligente lo invento hace mucho tiempo. Debía de ser lector de Julio Verne. Se lo digo por la adivinanza de las modas. En Wengen no hay coches. Excepto tres o cuatro taxis locales. Los hoteles arrastran las maletas de sus visitantes en carros eléctricos. Tan abundantes que andar por la calle es un incordio. Pero como reclamo publicitario no tiene precio: El pueblo sin circulación, sin contaminación, sin bocinados. ¿Ha arrastrado usted alguna vez una maleta dando tumbos entre la nieve buscando ese puto chalet de folleto que ha alquilado? Cuesta arriba. Cuesta abajo.
Todo un arte. Conservar el equilibrio por las calles, pistas, hoy heladas. Por fin encontramos la puerta de nuestra dacha. Que patriótica tiene una pintura de Ikea de una vaca. Es la metáfora de Wengen. Pueblo de campesinos que se pasó de cuidar vacas a cuidar descerebrados que se pasan horas pastando y dando tumbos entre la nieve. Esquiadores con capital, del rico norte europeo. La descripción de la falta de neuronas no viene de la crítica de deslizarse nieve abajo. Viene de la forma en la que lo hacen. Cientos de ellos bajan por una pista artificial repitiendo las colas del peaje de las autopistas. Aunque todos ellos sueñen con el imposible descenso “ off-piste”. No hay virginidad para tantos. El mismo número ya ni baja. Al sol cultivan el cáncer de piel para que el invierno les de color. Mientras los locales se forran vendiendo servicios.
No crea. Hay sitios peores. Como Davos. Donde las joyerías comparten espacio para los portadores de tarjeta de crédito. Wengen es un lugar tranquilo. Donde después de bajar del monte la gente se retira a sus chalets y hoteles a cocinar la sopa con la que reconfortarse. El restaurante más popular es la de un portugués que vive de vender pollos asados para llevarte para casa. Junto al negocio más rentable del pueblo: el supermercado en las que a última hora de la tarde las madres modernas apuran la compra para la deseada sopa.
Aquí la crisis también ha llegado a los ricos. No solo llegan menos. Los que vienen van de barato. Los lugareños protestan por la bajada de ingresos. Ahora intentan alargar la temporada todo el año. Las sendas de montaña se han ampliado con recorridos para “mountainbike”. Es la caricatura de la plata: siguen sin enterarse que las gallinas, siempre, absolutamente siempre, llega un momento en que dejan de dar huevos. De oro.

martes, 28 de febrero de 2012

Los trenes suizos





Funcionan a la perfección. Dicen. Es la eficacia total. Subimos al tren en Lauterbrunnen, después de pagar el impuesto revolucionario del aparcamiento. Hay que cuidar los caballos del coche expuesto durante una semana a la inmovilidad y la nieve. No se preocupe. La máquina queda bien cuidada. Con la misma eficacia suiza que el tren sube renqueante entre los bosques cubiertos ahogados por la nieve. El paisaje es mermeladesco. Allí en una curva un ciervo joven mira el discurrir del tren. Más arriba tres cabras montesas de perfectos cuernos busca la hierba que no se ve. El tren, a tope, rebosa de holandeses desquiciados, luxemburgueses maleducados, belgas callados. Todos han salido esta mañana de su casa aprovechando las vacaciones escolares. Soportaron las filas de la frontera. Las filas de Basilea. El atasco desesperante de Berna. Encabronados corren para llegar a Wengen. Que no se mueve ni se escapa. Se empujan, dan codazos. Gritan madres a hijos. Padres a consortes. Todos quieren un sitio. Un asiento. Un lugar donde dejar la maleta. No se enteraron de la eficacia suiza. Detrás de dos vagones salen otros dos. Y otros dos. Y los que hagan falta. En procesión, monte arriba. Hasta llegar a Wengen. Paraíso de esquiadores en invierno, montañeros en verano.

lunes, 27 de febrero de 2012

Jungfrau




Lo anuncian como "Top of Europe". Ellos. Los calvino suizos. 4158 metros. 1362 pies. Uno siempre habia aprendido que el pico mas alto de Europa era el Mont Blanc. Pero ya sabe usted que hay metros para todos. Los lugareños le han puesto un nombre fino: La mujer joven. La señorita nuestra. La doncella. La mademoiselle cursi. La bella durmiente. La hembra que quisieran joder todos ellos. Lo de joven viene por las dos tetas bien puestas que le adivinan. Hermosas manzanas con pezones afilados. En ereccion pidiendo mas. Que se los exciten. ¡Menudo pueblo de salidos! Pues nada, alli esta el guia explicandole a un grupo de italianos de que va la cosa. Ellos rien. Ellas miran la montaña. Entre el deseo y la envidia cargan las maletas en la estacion de Wengen, paraiso de esquiadores. Pero eso se lo cuento otro dia.

domingo, 26 de febrero de 2012

Suiza


Aprovechando que el pueblo se tiro al carnaval, esa semana de sublimacion de la cotidianeidad, que al menos por los pagos en los que duermo se ha transformado en una excusa para tocarle el culo a las vecinas e ingerir litros y litros de apestosa cerveza rubia para no tener que repetirse que han votado una vez mas a los que los sodomizan mental y economicamente, me he ido a Suiza. Ese hermoso pais de miserables que viven de la leche de sus vacas y los expolios del capital mundial. Lo otro, lo de las fabricas que entre Basilea y Zurich tienen no es mas que para disimular. No se confundan. Que el tiempo de los boticarios ya paso a mejor historia, compradas las farmaceuticas por los americanos. Del chocolate, ya saben, poco se vive, y Nescafe hoy en dia solo beben los latinos que siempre llegan tarde a las fiestas.


Que son unos aburridos miserables no les quita el merito de haber organizado la cosa con perfeccion calvinista. En la estacion de tren mas perdida encontrara un water para minusvalidos en perfecto estado de uso y limpieza. En el medio del camino nevado no podra perderse ya que la señalizacion le dira que no es por alli. Hara cola para todo. No se excite. Se resuelve con pasmosa eficacia. No les pida que manifiesten muchas emociones públicas. Los buenos vinos se compran para beberse en casa. Todo privado. Lo público, el uso colectivo de las escobas para barrer la nieve esta reglamentado por el consenso local: todo para fuera debe ser armonioso. Odian al extranjero trabajador. Evitan que el emigrante se integre. Viven del extranjero turista. Siguen con el sueño de pertenecer puros. Un pueblo que es un conglomerado de grupos que se unieron para que no los destrozara el vecino. ¿La identidad? La misma que la de los gallegos: el culto a la vaca rubia y el mito de la madre tierra. Esa cerda que devora a sus hijos, en palabras de James Joyce describiendo a otra puta: su madrepatria Irlanda

miércoles, 15 de febrero de 2012

Viejos con dos pares de Beiras


A este señor al que le robe la foto no lo conozco. Lo veo algunas veces en un bar de la capital belga. Cerca del Sablón. Un barrio de siempre. Mantiene tertulia con otros apasionados. No piense usted que hablan de enfermedades. Allí se destroza el mundo. Se combate a los iphoneros. Se descojonan del nivel intelectual de los twitteros. Ríen las bromas del amigo. Escupen el expolio del capital. Afirman que la generación narcisista debe ser capada para que no se reproduzca. Esperan asaltar el Palacio de Justicia, a la vuelta de la esquina… Son viejos pero les mueve lo que les ha permitido llegar hasta hoy: los elixires trapenses y la pasión por cambiar el mundo.
En la tribu donde nací, otro viejo, de setenta y tantos años, ha puesto el país en movimiento abandonando el partido que ayudó a fundar hace 30 años. No por falta de medallas, que las tenía todas, si no por llegar a la conclusión de que si deja de pedalear se cae de la bicicleta. A sus años, la caída, es romper la cadera. Ya sabes, vas servido dirección al camposanto.
Lo han puesto a parir. El aparato. Los resentidos. El leninismo. La masa de apaludidores. Los capados física y mentalmente. Los así me sacas el puesto.
Lo han aplaudido otros. Los que siguen llevando los rizos de la rebeldía, aunque se hayan quedado calvos.
Yo le pongo varias velas, como ateísta militante. No sé muy bien de qué va la disputa. A más de 2300 km se pierden los detalles. Pero Xose Manuel Beiras, aquel tipo con el que compartimos cafés en las noches del Derby compostelano mientras nos explicaba el mundo, demostró que a sus 73 años, mentalmente, se le sigue levantando. No, no les hablo de sexo. Les mento el paradigma numero 1 de la fisiología. La vida pues: Todo órgano que no se usa, se atrofia

martes, 14 de febrero de 2012

Noche y nieve


La crisis da para mucho. Hay, pocos, que se forran con ella. La mayoría las sufre. En el bolsillo. En el alma. A veces, también, en la vida.
Las carretas en muchos lugares de Europa eran alumbradas antes de la crisis. Hoy se han apagado. Ahorro lo llaman. Para el bolsillo. El de ellos.
No solo la luz se ha ido. Eso en sí, no es malo. Tambien perdimos hace tiempo el arte de orientarnos en la noche negra. Pregúnteselo a los viejos, que son los únicos que alguna vez se encontraron con la procesión de la Santa Compaña. Hoy con tanta bombilla no sabemos ver en el negro. Ya no vemos ni almas ni ninfas ni penados.
Peor es cuando nieva. Pasas de repente al negro blanco y se te suben o se te bajan, pero te quedas tieso. Sientes que las ruedas vuelan y te dejas llevar por el blanco que no es, ya que la seguridad es en el negro donde no se ve.
Lo han complicado más desde que dejaron de echar sal como antes. Hay que ahorrar, estamos en crisis. Las peonadas de los camioneros, el gasoil por las nubes. ¿Qué se le ha perdido en la noche negra a un tipo decente? Sera su culpa si se mata.
Llegaremos a reivindicar la bombilla como acto revolucionario. Cuando en realidad se trata de reaprender lo que sabíamos: viajar en la negra noche negra

domingo, 12 de febrero de 2012

Las vacas y yo


¿Sabe usted algo de vacas escocesas? Le cuento: Las Highland Cows son esos animales que dicen que algún día salieron de las tierras altas de Escocia para irse asentando en todos los rincones del mundo donde uno se hace un hombre: Donde llueve, hace frio, nieva de vez en mucho, el sol es extraño, etc. El otro sitio era la marina pero les juro por experiencia que allí no te haces nada decente. Posiblemente lo de las vacas sea también mentira. Como lo de ser “riquinhas”. No se fie usted de estos monstruos. ¿Ha visto bien la cornamenta? Pues esa vaca dulce y simpática se convierte en un toro bravo, máquina de demolición, como usted no se cuide. Y si ve terneros, ya puede ir poniendo los pies en polvorosa por muy fotogénicas que las vea.
Es un animal digno. De carácter. Altivo y sereno. Yo, que nací en el país del millón de vacas, no soy neutral en esto del gusto. Pero una buena Highlander, roja como el proletario del XIX, es suprema. Yo las contemplo en las tierras comunales, por donde duermo. Semisalvajes patean los bosques y prados para evitar que se conviertan en insoportable pira que incendiar. Deberían soltarlas en el país del millón de vacas. Son más eficaces que una cuadrilla de incendiarios “bombeiros”. Y más baratas. Pero ya saben que para ideas gloriosas hay que ser reformado y/o viajar.
Aquí las tiene, estos días de frio de grajo, a menos 15, corriendo encabronadas entre la nieve caída; nos acercamos demasiado

Comer en Wimereux


Nos miraron como a leprosos. Buena pinta no teníamos. Mire usted. Veníamos de patear los acantilados de la costa. Arena en las botas, ojos y alma. Hambre atroz. Mataríamos por comer algo decente.
Ese era el concepto clave. La primera visita a Wimereux, días atrás, fue un fracaso total. Arribamos en medio del temporal y nos metimos en el primer restaurante que encontramos. Mierda de comida a precio de turista rico.
Esta vez no. Entramos en el “place to be”. El hotel de postín, Atlantic. Con restaurante de nivel, La Liegeoise . A la orilla del mar. Frente a la playa.
Sin preguntarlo te meten la carta en las manos. Segundo intento de que no les ensucies la moqueta con tus barros. Espanto por el precio, se llama la técnica. Merci madame, métase la carta donde le quepa, deme una mesa donde pueda contemplar el mar, póngame un vino bueno, y luego ya veremos lo que le encargo.
Imposible se lo pusimos. Nos dieron de comer como la educación manda. Vean, vean. Incluso, sacando la tarjeta, pagamos con gusto. No fue caro. Por eso si van a Wimereux, le recomiendo el restaurante. Eso sí, vístanse como dios manda. Que él publico engalanado no sabe a qué atenerse con tipos con esas pintas, y puede sentarles mal la digestión. Además luego, de partida, tendrá usted que pasar por delante de las tiendas para los pelotazo, y no se trata de ir todo el día haciendo la revolución.

domingo, 5 de febrero de 2012

Paradigmas indiscutibles


Hay sentencias graníticas. Esta la lei en el aparcamiento de Cap Blanc-Nez. La pasea un belga pintada en el lateral de su camper. . “Demasiado viejo para trabajar. Demasiado joven para morirse. Para viajar Tip Top”

Acuario particular


Vamos, como contemplando el acuario de su casa. Este es un poco más grande. Nausicaa. El mito entre los acuarios europeos. Capricho de un alcalde que se empeño en traer a su ciudad a los turistas que se quedaban por los alrededores. Lo llamaron loco. Fue un éxito total. El primer acuario moderno de la Europa atlántica al que copiaron todos.
Hoy ya ha sido superado. No por concepto ni ideas. Solo por espacio. Sigue mostrando todo lo que hay que ver. Su colección de peces es apabullante. Como las peceras donde verlos. Nadie lo ha superado. Ha envejecido, si, el intento de explicar la pesca a bordo de los arrastreros de Boulogne, con aquel puente que reproducía las olas del mar y más que pedagogía originaba gritos y caídas entre los angustiados.
Hoy me ha ofrecido un espectáculo gratis: los buzos limpiando el estanque de los tiburones. Con paciencia franciscana sacan las algas del cristal, retiran las hojas rotas, la arena que estropea el preciosismo artificial. No desentonan entre los peces. Deberían ponerlos en la nómina de la colección: homus nadantis.

sábado, 4 de febrero de 2012

Votos en tarde de invierno


Esto sí que es apasionante. Si miras a la izquierda contemplas los últimos rayos del sol que se acuestan por detrás de Cap Gris-Nez. Si giras hacia la derecha ves la mole blanca de Cap Blanc-Nez, que hoy desaparece entre la neblina que va entrando. Dentro de un rato será lo noche total. En el mar no hay farolas. Todos lo más luces de los barcos que fugaces cruzan la Mancha.
Twitter diarrea que si votaron al aparato o a la reina de las ilusiones. Hasta los hay que se emocionan. No es mi mundo. Me da lo mismo. Uno escoge entre otras opciones. Como objeto de estudio sí.
Mientras contemplas las olas que van y vienen, los colores que ofrece el reflejo del sol caído en la arena húmeda, los gritos de los pájaros… ¿sabe alguien por que han ganado por los pelos los unos y los otros, aquí y acola? Nadie se lo va a contar. Mañana nos ofrecerán todos los plumillas las masturbaciones de esta noche, elaboradas detrás del ordenador ya que las tertulias del Café Derby ya no existen. Para que las lea el pueblo hambriento de desinformación.
Las olas seguirán batiendo la arena de la playa. Llovera o escampara. Habrá calma o temporal. Pero jamás nadie explicara porque hoy, como ayer, los de las ilusiones, que eran más, perdieron ante los del aparato. ¿Quiere saberlo?
Para tomar el poder hay que ser como la naturaleza: suicida.

La hora de los cuervos


Hace años, pateando Irlanda, vi por primera vez en unos acantilados unos cuervos, parecían cuervos, de pico rojo. Eran chovas piquirrojas. Como más tarde descubrimos por los Picos de Europa. No las he vuelto a ver. Aunque según los libros haberlas, las hay. Un pájaro hermoso. Moderno. Vestido con elegancia. A la moda. De negro impoluto y contraste rojo anarquista. ¿Qué más quieren?
Desde aquella oteo todo vuelo de cuervos que encuentro por ese mundo adelante. Ya sabe usted que los cuervos tienen mala prensa. Como todos los inteligentes. Mientras tanto siguen creciendo y multiplicándose. Indiferentes al discurso angustiado.
Estas tardes de invierno, en la playa de Wissant, compiten espacio con las gaviotas y petreles que los temporales han traído a la costa. Antes de que desaparezca el sol, se levantan en tropel para graznar a los últimos rayos. Solo les falta el pico rojo para construir el perfecto baile revolucionario.

Frio dentro, frio fuera


Mi madre, señorita galaica, sacaba a pasear el abrigo de pieles de ya no me acuerdo que animal, con la llegada del otoño. Debe de seguir haciéndolo. Ella y consortes. ¡Es que hacia tanto frio! Jamás lo entendí mucho. Pero, ya saben, la rebeldía del adolescente.
Hoy, muchos años después, sigo sin entenderlo. Donde ando estos días marca el termómetro -16 grados, y ya ven ustedes que se sigue pedaleando. Es la máxima de la vida que hasta los imbéciles entienden: si dejas de pedalear, te caes.
A pesar de la sencillez de la lección siguen sin entenderlo. Hay por ahí tipos que siguen discutiendo si salen a organizar el futuro, o se quedan dentro de la casa que ya no es de ellos, ahogados por la calefacción agobiante. Habría que explicarles la esencia de la naturaleza. No se trata de estar dentro o fuera. El frio que sientes no lo marca el termómetro. Depende fundamentalmente de lo que haces.

viernes, 3 de febrero de 2012

Las cervezas del norte de Francia


La antigua Flandes francesa ha desaparecido. El estado uniformado francés la asesino tiempo atrás. La economía algo después. Cuando sucumbió el textil, las minas, etc. Hoy siguen siendo franceses del montón aunque conserven en sus nombres la vieja etimología holandesa. En algunos detalles reviven las viejas tradiciones. En busca de la calidad.
Una cerveza nacional francesa frente a un elixir de los abades trapenses belgas no tiene nada que hacer. ¡Y queda tan al lado!. Donde no hay frontera hay ideas.
Empiezan a levantarse de la nada excelentes cervecerías que siguiendo el modelo belga elaboran elixires interesante. Se encuentran ya no solo en los comercios y bares locales, sino también en las grandes superficies comerciales. Síntoma de su ímpetu.
Hay más. Aquí les dejo las que más me han gustado. Sobre todo 2 Caps, 2 cabos, es una exquisita cerveza rubia de cuerpo poderoso y sabor suave. Como una rubia debe ser. La cerveza.

jueves, 2 de febrero de 2012

Aurora borealis in real time

Dance of the Spirits. Real Time Aurora footage. from Ingenious TV on Vimeo.


Este video ha sido filmado la semana pasada en el norte de Noruega. Es excepcional. Una de las primeras veces que se filma una Aurora Boreal o Polar en tiempo real. Vista como es. Sin juegos.
El segundo video es otra Aurora, filmada esta vez en el norte de Finlandia, montada en 'time lapse'. Es irreal. La visión continua y preciosista que ofrece es un montaje a base de pegar tomas de muchas horas. Nadie le discutirá su hermosura pero son como las tetas de plástico: ver y no tocar.


La derrota del alemán




Fueron levantados con precisión germana. Encima de las dunas de Wissant. Tenían que defender a los nazis de la invasión aliada. Invencible muro atlántico comandado por el general Rommel. Militares salva patrias frente a los acantilados de la blanca costa inglesa. En los días sin niebla se contemplaba a simple vista al enemigo. Menuda paliza iba a darles la superior raza rubia.
Resultaron ser tan malos como su cerveza. Mire en lo que se han convertido. Estos no fueron arrasados por las bombas de 500 kg. Se los llevo el mar cortándoles los pies; la arena en las que se soportaban. Error garrafal. La arena que todo lo invade es tan oportunista como el viento. Cuando menos lo esperas cambia de lugar. La arena, metáfora del pueblo insignificante.
Ya saben la máxima marxista: la historia se repite como una caricatura. Hay quien se empeña en afirmar que si la guerra la ganaron militarmente los aliados, económicamente la ganaron los germanos. Hoy, mirando la cosa del Euro, se reafirman. Volvieron a equivocarse. Es una máxima de la naturaleza: todo órgano empalmado, después de la eyaculación, decae.

miércoles, 1 de febrero de 2012

Los dibujos de los pescaderos de Étaples-sur-Mer

























Étaples-sur-Mer fue hace mucho tiempo un potente puerto de pescadores al sur de Boulogne- sur- le- Mer. Una potencia en el rapaño del mar de la Mancha. Se murió como puerto. Como le pasa a todos aquellos atraques montados en las desembocaduras de los ríos. Tarde o temprano la arena los hace imposibles para la codicia humana. Barcos cada vez más grandes. Calados cada vez menos profundos. Hoy ha sido tomado, como siempre, por los yates de los señoritos.
Les queda la Cordelería, monumento de lo que en su día fue fábrica de cabos y redes. Un mini museo donde explican que alguna vez robaron al mar. Playa para turistas. Dos restaurantes de pescado y marisco, uno frente al otro, en el mismo puerto. Competencia feroz. Artificial. Son del mismo propietario.
Con el buen tiempo siguen vendiendo el pescado que hoy llevan a Boulogne. En unos puestos de sencillo diseño al aire libre. Cada puesto pertenece a un barco. Cada puesto tiene un dibujo. Un barco. El mar. Mas barcos. Sencillez barata. Jamás pasaran a los libros de arte, pero te recrean paseando delante de ellos. Así es el mar. Sencillo. Cálido. Frio. Tenebroso. Hermoso. El mar y los dibujos.