lunes, 30 de abril de 2012

No solo los trapensen hacen cervezas buenas


Las discusiones sobre cuales pueden llamarse cerveza de abadía fueron feroces en el pasado. Como siempre debido a la plata. Los monjes pecan como el resto por mucho que se tapen con el hábito. Pecaron abundantemente. Dicen que para mantener el negocio. Eso, negocio. Tanto que se dedicaron a producir cerveza de mala calidad que vendieron al mejor postor y a las multinacionales. Hubo quien también se apuntó al negocio de llamarle cerveza de monasterio haciéndola en un alpendre. O vendiendo el alma, el nombre, al cervecero capitalista.
Hoy el panorama se va despejando. Una cerveza trapense, lleva etiqueta. Es la cerveza elaborada por los monjes de una comunidad trapense, un monasterio, que dedican la mayor parte del beneficio para obras sociales. La definición es amplia y los hay rigurosos y sin límites en la aplicación del precepto. Pero usted ya sabe, la gula mata.
Hay otras cervezas que se anuncian como “de abadía”. Algunas buenas, pero no tienen nada que ver con los trapenses. Lo que nada dice de su calidad. Que en esto, aunque los monjes fueron maestros, hay muchas manos que fuera de los altares también hacen productos de “la hostia”

Mas mochila


Les conté hace unos días que después de exhaustivo estudio científico me compre una nueva mochila viajera. No la que quería, si no la que me vendió una amazona andarina que se empeñaba que de eso ella sabía mucho.
¡Loas para la ninfa de la tundra! La revista holandesa Op Pad –el camino- acaba de publicar una comparativa entre las mochilas punteras del mercado. El premio se lo lleva la mochila que me vendió la sufrida deportista: Deuter Futura. Le aplauden el diseño, la calidad, la adaptación al cuerpo, la facilidad en ajustarla, y, ¿cómo no?, el sistema anti transpiración para liberar la espalda de humedades odiosas. Pues nada, que tendré que mandarle una tarta a la señorita andarina ya que si no fuera por ella me hubiera comprado otra cosa y, como ya les he dicho, la mochila es buena. Sin propaganda

miércoles, 18 de abril de 2012

Bicicletas para viajar



No me refiero a las bicicletas para hacer camino. Las "randone". Exquisitas para hacer millas. Escribo sobre la bicicleta de bolsillo, plegable, que usted se lleva en su equipaje en tren, avión, o coche. Ese instrumento que se abre de arribada: la bicicleta plegable.
Las hay a cientos. De todas las marcas. Suelen ser caras. Son casi todas iguales. En realidad solo hay dos tipos. Brompton y el resto.
La Brompton es el Rols de las bicicletas. Más que contárselo, véalo.
Fíjese en el tamaño que adquiere una vez plegada. Puede usted llevarla como una maleta, no pesa. Posee la estabilidad que ninguna otra tiene. Pedalea suave con sus cambios de marcha. Más que andar vuela.
Las Brompton solo tienen un problema: es un objeto tan codiciado, que para que no se la roben hay que transportar cadenas.

Disquisición sobre la mochila


La primera mochila que tuve me la compro mi padre en Belgica. No sabría decir si fue en Gante o en Brujas. Conservo eso sí, la foto en mi retina de aquella preciosidad roja colgada bajo el toldo de una tienda de deportes. Era la primera mochila con armazón de aluminio y tela de nylon que llego al pueblo. La envidia de medio mundo. Tenía yo unos catorce años. Murió de puro vieja y la enterramos en Zwolle, ciudad holandesa. Mientras vivió viajo por media Europa. No pudo quejarse. Se usó para lo que fue hecha. Sirvio para todo y más. Hasta de catre. Eramos jovenes
La cambiamos por una joya del mismo color. Una Lowe Alpine diseñada para el alpinismo. La perfección en mochilas. Con un nylon resistente como el acero. Fue maltratada lo que se pudo. Murió sin saberlo, corroída por dentro, de senectud y más. Se deshacía de puro vieja. Me resisti a dejarla. Pero a todos nos llega el final. Me había costado un riñón y los ojos de la cara. Cuando tenía menos que hoy. Estaba de rebajas en unos grandes almacenes de Utrecht.
Intenten cambiarla por el mismo modelo. Imposible. Ya no se construyen joyas de orfebrería. No, mochilas Lowe Alpina sigue habiendo. Algunas exquisitas. Impagables. Dudo que valgan lo que piden. La calidad de los nuevos tejidos made in China son tercermundistas. Le pasa a todas las marcas, no crea.
Busque y rebusque por todos sitios. Pase horas mirando catálogos en internet. Usted dirá que es un asunto neurótico. Quizás tenga razón. Pero la mochila es como la ninfa. Novias y amantes puedes tener muchas, pero reina de tus mares solo hay una. De ella dependes. Guarda tus tesoros. La soportas en tus espaldas. Debe serte fiel hasta la muerte.
Mal negocio se presentaba. Hasta que me fui a Breda, la de los rendidos. Allí había una tienda de deportes que anunciaba precios asequibles. Una hembra viajera, de esas masoquistas que recorren tundras del norte del norte bajo la lluvia, me vendió otra cosa que la que buscaba al grito de "yo entiendo de esto". Entendía. Tanto que acabe comprando dos. Una para mí y la otra para la ninfa intelectoviajera.
Una Deuter Futura con Aircomfort System. En cristiano: la espalda libre con menos traspiración. Cómoda, ligera, de un tejido de calidad aceptable, con funda para la lluvia, bien cortada, mejor diseñada, europea de precio asequible. He recorrido con ella a la espalda los montes suizos. La experiencia es aplastante: hubiera vuelto a comprarla.

domingo, 15 de abril de 2012

Copago


En la provincia europea en la que vivo pagamos religiosamente el 56% de nuestro sueldo a hacienda somos todos. Ha leído usted bien: 56. Alguna vez incluso más, nunca menos. Si usted ha soñado con el despiste o el “conderoismo”, olvídelo. La moral del paisanaje es pagar. El control del sistema es eficiente. Nadie se escapa a la mirada del padre estado protector.
Quejas había pocas. Autopistas aceptables, trenes puntuales, sanidad eficiente y gratuita, colegios de bandera, universidades decentes, subsidios aceptables, cultura barata, bibliotecas por doquier…El sitio en el que medio mundo le gustaría vivir. Una de las perlas de la Europa del bien estar.Hasta que en la opulencia, gastando con raciocinio y sin construir aeropuertos innecesarios, les entro el vicio del copago. En el mar.
Fíjese en esa banderita verde que ondea a estribor. Es el impuesto revolucionario del 2012. No por el barco. ¡Qué va! Por poder atracar alguna vez en un pontón donde nada hay. Se supone que para pagar el salario del aparato funcionarial y el de ella, la bucanera controladora. Es ella. Intrépida funcionaria que navegando en un barco de motor controla que nadie navegue sin bandera. A la pregunta de ¿Qué hacen? se encoge de hombros y dice algo del medio ambiente. Pero papeleras no hay y el anuncio de multa gorga si arroja desperdicios es tan grande como el atraque.
Ya ve, lo inventaron los frisones y se ha extendido por todo el país.Ya no solo en su versión marítima. ¡Qué va! Si quiere ir al psiquiatra debe usted pagar 200 euros de copago, que ya dice la ministra, es también ella, que la locura es vicio y no enfermedad. Los colegios ya son copago. El dentista es copago, la cultura es superpago, la biblioteca es copago…vivimos en el mundo del pago y repago.
Leo en la distancia como los reaccionarios opinadores y contertulios les explican a los arruinados hispanos que no deben protestar ya que el copago es acto europeo y saludable. Lo que no le cuentan es que hoy, en estos pagos, lo que nos preguntamos es que han hecho con nuestro 56%. ¡Un atraco!

sábado, 14 de abril de 2012

Westvleteren: La mejor cerveza del mundo


Hace tiempo les conté que para beber la mejor cerveza del mundo no había más remedio que acercarse a la abadía de Westvleteren. Esa pandilla de trapistas que oran, se masturban, y trabajan, no están por la labor de dejar la locura de la que hacen bandera: somos diferentes. No sé si están tocados por los dioses en definición Holderliniana, o simplemente son de pueblo.
Lo que si se es que si usted quiere darse al vicio de beber el mejor elixir elaborado por un monje debe llamar frecuentemente a la abadía.Lo de la frecuencia no es literatura. Ocupados ellos en lo que sea menester, solo cogen el teléfono si alguien de casualidad pasa por la portería. No se desanime. Ellos saben de la vida. Es como enamorar a las hembras de bandera. Hay que trabajarlas. Pues eso. Llame, que alguna vez, por suerte o influjo celeste, algún monje le cogerá el teléfono.Puede usted encargar una caja de botellas. Solo una. Más no le dan. No pida ni regatee. Que si el monje se cabrea hasta es posible que se corte la línea. Que los belgas también están en crisis.Le dirán que día y a qué hora tiene que pasar a recogerla. Si usted cree que los monjes se apiadan de su agenda estad usted bebido. Es lo que hay.
Llegado el gran día lleve el dinero en mano. Contante y sonante. Que los hermanos, inteligentes ellos, solo se fía de su peto y no de los bancos.El fraile que le pone la caja en el coche le deseara salud y moderación. Piadosos si son.
Vamos, que como ve la cosa se la ponen fácil. No se consigue fuera del convento, no se vende en los bares.
Hasta hace unos días. Las goteras del claustro amenazaban de ruina y se inventaron una forma original de repararlo. Por una sola vez y en lugares escogidos, usted puede comprar un ladrillo como este:



A 27,50 euros la pieza. Solo le venden uno. Con seis, solo seis, botellas de la excelente cerveza XII. Usted la compra para renovar el convento, no por vicio. ¿Por qué todos los pecadores intelectuales son unos borrachos? ¡Néctar de dioses!
Discuten algunos la medalla de “ la mejor”. Yo no las he bebido todas. No puedo decirles. Pero si les cuento que jamas probé nada igual. Opinión que comparten los expertos. Por algo será, ¿no?

Así se hundió el Titanic. Mas o menos.

Véalo en pantalla grande. Aunque no deja de ser una reconstrucción teorica visualiza perfectamente como pudo haber sido

¿No me diga que no son hermosos?

viernes, 13 de abril de 2012

Comer en Maastricht: Trattoria Senza Nome


En Maastricht hay muchos restaurantes. Exquisitos a montones. Algunos de estrella. Otros para tarjeta potente. Muchas mediocridad no encontrara. Es tierra de burgondicos.Hay un restaurante al que usted si debe ir. Al menos si quiere comer bien y la inteligencia no le abandona. No es nuevo. Existe hace mucho tiempo. Antes se llamaba Giallo e Rosso. El cocinero es el mismo. Huub Biro. Que tanto le cocina un soberbio pescado, como le pone el paladar loco con uno de sus exquisitos helados que a otras horas tambien puede probar en la heladeria Luna Rossa.El cambio de imagen es el producto de la crisis no de la cocina. Una carta memorable solo es mantenible en los tiempos del despilfarro. El nuevo paradigma del ahorro exige una carta justa donde hay de todo. Dos platos, postre, y abundante vino a 56 euros por persona. Eso, la inteligencia. Sabor Micheline a precio proleta. Les cuento sin que lo nombre: la comida del Sr. Biro es el secreto mejor guardado por los psiquiatras holandeses que cada año congresean en Maastricht. ¿A donde ir a comer? A la trattoria sin nombre.No se lo pierda.

miércoles, 11 de abril de 2012

Las señoras de bandera


Iba con la tropa, cabreado. Intentando explicarles que al día de hoy hay que vivir rápido. Mañana en un descuido te entierran y dejas en herencia planes por cumplir. Un incordio.
Nada, no les entra en la cabeza que el tiempo existe y no tiene nada que ver con las agujas que arrastras en tu muñeca. Lo cotidiano prima en los cerebros que tenemos. Sera la vena autista de los machos y la angustia por la angustia de las hembras. Combinación asesina.
Seguía despotricando con la tropa, contra la tropa. Inútiles que quieren irse a casa en vez de visitar la caja de ahorros. Nada de banco; el bar que frecuentamos. Ni eso. En tarde aguada de domingo corriendo para casa a chupar televisión.
De repente me di de bruces con ellas. Allí estaban exhibiéndose en un escaparate de una tienda de productos del “tercer mundo”. Concepto reaccionario que ofrece a precio de langosta manufacturas de algún subdesarrollado para hembras melancólicas y machos preclaros. Las hembras de Tilburg. Mujeres de altura. De miradas soberbia. Orgullosas. Aquí estoy yo y usted apártese. La descripción perfecta de las hembras de bandera. Imágenes que describen un concepto. Minimalista. Sin exceso en el lenguaje.
La tienda estaba cerrada. Los reformados de domingo descansan. Desconozco de donde vienen ¿Quién las habrá hecho? ¿Un amante de ninfas? Una hembra observadora? En cualquier caso, eso, no busque más, las hembras de altura, en las calles de Tilburg, ciudad proletaria y salvaje del ducado de Brabante

martes, 10 de abril de 2012

La peregrinación anual a Maastricht


Bajamos en procesión todos los que nos dedicamos al loquerio en las tierras de la reina naranja. No siempre por gusto. No crea. Que visto ya lo hemos mirado por todas partes. Pero no nos dan otra opción. Es la obligación democrática para seguir manteniendo la licencia de curar.
No me venga usted con impertinencias progresistas de que nada curamos. Tengo lista de agradecidas más larga que las de cualquier ermita del sur europeo.
A lo que íbamos: fuimos. Le cogimos el ritmo al momento. Otra cosa es imposible. Cuando te das el gusto de cenar cordero a la orilla del rio mientras que ves como las gabarras suben y bajan. Ves más. Las estudiantes veloces en sus bicicletas. Las piernas de las estudiantes. Todas de pantalón corto. La moda que viene y se mantiene. Ellos, borrachos desde el amanecer, desgastan oportunidades con el ejercicio del estado orangután. Manías de holandeses.
Nos encontramos con W, que dejo por un momento el sexo y los ingleses para recordar que reír, reímos a muerte en Groningen. Aunque hoy quede lejos. El recuerdo es intenso.
Comimos más que más. Se lo cuento mañana. Apreciamos los blancos italianos, pinot grillo, que hay más vida que el albariño. ¿Ha probado usted ya los nuevos ribeiros? No, si, también nos dedicamos a la ciencia. Que por algo nos pagan. No tenían nada nuevo que contar. Vivimos en crisis. La otra. La de los paradigmas. Se pongan como se pongan necesitamos las crisis venideras para volver a avanzar. No teman, tenemos el conocimiento.
El resto, como siempre. Comercios de lujos, alemanes pudientes, más mujeres de lujo, estudiantes desarmados, algún burgués con el periódico, las hermosas terrazas, la librería que se les cierra, los hoteles de lujo, las hembras de lujo, las barrigas de cerveza. Si le queda a paso vaya. Vale un viaje. Solo un viaje. Aunque uno vuelva a peregrinar. Ya hemos quedado con el restaurante para la cita ya fijada del año que viene. Por los puntos, los putos puntos.

lunes, 9 de abril de 2012

La librería más hermosa del mundo, de momento, no cierra




Le dieron el título de la más hermosa. Esteticamente. Economicamente era una ruina. En uno de esos top 10 que tanto gustan a los anglosajones. Esta vez iba de periódico con tufo progresista, lo que vende consistencia. (La misma que la que tiene un plátano en una jaula de chimpancés). La librería Selexyz de Maastricht. Puede contemplarla. Dudo que resista mucho tiempo. Ya hay quien está pensando en convertirla en brasseria de moda, que da más euros. De momento ha sido comprada por un grupo de inversores para una vez fusionada con la cadena holandesa de librerías de viejo más famosa del país, DeSlechte, en perdidas, intentar no fenecer en un mercado cambiante
Libros ya casi no tiene. Los estantes están semi vacíos. Las mesas rebosan de bestseller y novedades. Más no hay. Ya no se estila eso de las librerías por estos pagos. Entre las multinacionales tipo Fanac, y los ebooks, se llevan todo el comercio. Ya nadie está dispuesto a hacer millas para ojear novedades. Hay quien que mantiene que solo se lee lo que mandan los críticos.
Tengo dudas al respecto. En España, la mejor revista de crítica que había, Revista de Libros, ha dejado de editarse por problemas económicos. Las demás resisten tranqueando.
Es otra cosa. Que el pueblo consumidor lea lo que le manden si es posible. Pero los hispanos jamás han leído crítica. No se lleva bien con la raza que alguien te explique de que va. Para eso hay que haber crecido bajo la saga intelectual de la reforma protestante. Individualismo estéril frente esfuerzo colectivo. Si no, como explicar que en el idioma español no exista nada parecido a The New York Review of Books, The Times Literary Supplement, London Review of Books, y demás joyas de la crítica sajona. Nos quedamos con miserias como Babelia que solo publica loas de los libros editados por la casa madre.
Leer se sigue leyendo. Por los mismos de siempre. Las mismas. Las mujeres consumen a manos llenas. La intelectualidad se informa por los blogs. Conclusión: Se les acabo el negocio.
Conste, que a mi estas preciosidades me dan la risa. Se ha puesto de moda, pero tiene más de eyaculación intelectual, de exhibicionismo narcisista, que de librería seria. ¿Quiere usted saber cuál es una librería hermosa? ¿Un orgasmo de libros donde hay que pasar de costado entre las mesas repletas de lo de siempre? Los libros perfectos. ¿Sabe que librería te acerca a la complicidad con otros lectores? La Shakespeare and Company de Paris, por ejemplo. Compare:





Por cierto, la libreria Posada de Bruselas ya no existe

Me dicen que los he dejado con hambre

¡Harry, espera hasta que estemos arriba!

¿Le importaría ir acabando?

¡No importa chaval, le puede pasar a cualquiera!

El sexo de los narcisos

Paseando por el barrio de la estación del ferrocarril de Maastricht, el barrio "in", donde las tiendas no tienen precios de gran capital, y los mejores restauradores dan de comer sin tarjeta de crédito, me encontré el dibujo de Peter van Straaten en una librería de viejo. Van Straaten es quizás el mejor cartonista holandés vivo. Desconocido fuera de su país. Publico sus dibujos en el periodico Het Parool hasta el pasado febrero. Todo holandés pensante tiene el calendario con sus cartones colgado en el wáter de su casa.
Aquí tienen la descripción perfecta del ego herido. Ajeno a los cuidados de las ninfas que lo acucurran. La otra, siempre la otra, es lo que cuentan. Ya lo dice el dicho holandés: el césped de los vecinos es el más verde.


Más que cartonista es un experto en comportamiento humano. Etólogo practicante describe en dos trazados lo que otros realizan en quinientas hojas. Su libro “Lastpakken, angsthazen en buitenbeentjes” (Pesados, angustiados y marginales) es el mejor tratado jamás publicado sobre los trastornos de personalidad . Sus publicaciones sobre el comportamiento sexual, o las relaciones padre-hijo, son perfectas. Si puede leerlo, verlo, no se lo pierda.



¡Dios!, que contento esta ese hombre consigo mismo

domingo, 8 de abril de 2012

Porno para señoras (y el resto)


Lo sacaron los chicos del New York Times. Uno tras otro, copiado en todos los idiomas. Ahora llega a la península. Las historias de la señora Erica Leonard James, una inglesa, “madre de dos hijos”, que ha escrito “Cincuenta sombras de Grey”. Una trilogía donde se folla un poco, con gotas de bondaje y demás placeres del polvo bien llevado.
Dicen que en junio le publican el primer tomo en español , bajo la sombrilla comercial de “porno para mamas”. No desesperen, que no hay tanto para leer. Cualquier cosa de la sonrisa vertical es superior.
La coña viene de la constatación evidente de que la izquierda intelectual sigue mal follada. Siempre he mantenido que la causa es la cuna burguesa de donde proviene. Por mucha bufanda y boina sofisticada que uno se ponga, para leer a Dante hay que haber pasado antes por un buen colegio de las monjas, ya que en la pública, gloriosas excepciones a parte, nada de eso te enseñan. Así les va luego. Les relatan malamente cualquier polvo y se derriten.
Deberían bajar a la realidad, pero la divina jamás se ha mezclado con la chusma. Si patearan el mundo, se enterarían que detrás de los millones de blogueros que escriben sobre sus partes y gustos, hay ciudadanos de a pie que se lo hacen como quieren. Tanto y también, que hasta la industria se apunta al evento. Aquí lo tienen, fotografiado ayer en una calle de Maastricht: concurso de narración para el pueblo follante: cuéntenos como usted lo hace, aunque sea mama, con varios hijos.

De frente, el mar Océano


Allí, aproando, debe estar la bocanada. Con un giro a estribor. El mar de Grevelingen se abre. Hay que navegar todavía algunas millas para cruzar la esclusa que te lleva al mar del Norte. Puedes escoger incluso la ruta. Vía de Haringvliet, poco recomendable por el tráfico de los contenedores que van y vienen de Amberes. Vía de Oosterschelde . Con sus corrientes y mareas. Sus amplios mares. No te confundas marinero que en sus bajos se quedaron muchos.
Allá, mas allá, el mar Océano. Ese sitio a donde quieren llegar todos y algunos van. Hoy toca nada. Seguir mirando. A la proa. Más allá de la proa. Sintiendo ese viento asesino que brua o grita, aúlla si usted quiere, que hoy no da permiso para nada.
Controlas las amarras. Bebes lo que tengas. Paseas a la bocanada. Meas en los wáteres bajo el bar del puerto. Contemplas la nueva adquisición del vecino. ¿De dónde sacara el tiempo para mantener el barco y enamorar a otra rubia? Hechas una mano al abandonado por la tropa. ¡Con este viento no se puede!, se disculpa. El capitalista flamea la bandera nueva, tan desproporcionada como su impoluto barco. Educado el siempre: buenos días le de dios y el banco.
Así pasamos las horas. Mirando al frente. Sobre la proa. Contemplando el mar Océano. Allí enfrente. Delirando que vemos lo que no se ve.

Botando tronos


A mí los tronos nunca me excitaron. Demasiado barroquismo andaluz. Al menos en la versión donde yo lo mame. Que no era más que copia mala de las costumbres del sur traídas por los marinos andaluces. Tuve que esperar muchos años hasta contemplar procesiones minimalistas. La sobriedad nórdica, que es lo que me priva.
Seguimos paseando tronos en procesión. Aunque ahora, de ateos militantes y convencidos, le llamemos otra cosa. Allí está la procesión de los señoritos currantes en el muelle de Den Osse. Jodiendo las manos intelectuales para darle brillo al bote. Adornando el día supremo, en que se le (re)bota para surcar aguas.
Uno tras otro. Cofrades de penitencia que estamos en la semana santísima, aunque ya nadie se acuerde de lo que celebran. ¿O es conmemoran?
Los señoritos pasean sus egos, su estatus, sus pelotazos, sus euros ganados a base de consumirse en horas o segundos. En el mar que siempre estuvo lleno y hoy llenísimo. De barcos. No de peces. Que ya no hay. Es la procesión del desarrollo norteuropeo.
Hay más botaduras. La primera cerveza del año a bordo. Saciarse con elixir rojo proletario versión trapense en vaso de vino francese. Que sabe a gloria. Mientras el frio te penetra hasta lo más profundo de los huesos y el viento aúlla su poder entre los mástiles.
No importa. Amarrado está el trono, que se mece sin costaleros entre las ondas que van y viene. Ya ven, haciendo procesión pagana. Que aquí también tenemos cofradía