miércoles, 30 de marzo de 2016

¿Que ver en La Camargue?



Recorrer La Camargue no es apto para todos los públicos. Se lo aviso ya que los turistas de ojo rápido se suelen frustrarse prematuramente. Hay de todo. Pero para ver primero hay que mirar. Ese es el cogollo de la cuestión. Encontrar lo que busca entre kilómetros de pistas, aguas de limites imprecisos, estanques inmensos, terrenos inundados, toros, sal, siempre viento, caballos paranoicos, salvajes mosquitos sedientos de humanos desde la primavera


No va de horror. Es lo que hay. También se lo ofrecen enlatado. Puede usted escoger, un ejemplo, entre ver los flamencos en estado puro en el estanque de Vaccares, cerca del centro  de La Capeliere, a donde se debe de ir. O fotografiarlos a dos metros en el Parque Ornitológico du Pont de Grau. Donde la foto le saldrá hermosa; plástico puro, eso si. Toda opción es valida si sabe lo que ha elegido.

Algunos destinos si debe usted de ver. No solo para decir que ha estado alli. Merece la pena. Le hago lista:
Las salinas de Giraud, modelo de explotación salina en el siglo pasado donde podrá coger el Bac de Barcarin y presumir decruzar los ríos en pontón. Espera máxima de media hora. Es una ruta de mas kilómetros que discurre  por el interior de la Camargue. Estrecha carretera pero cuidada. 
Los faros de Faraman y de Beauduc. Les - Saintes - Maries`-de –la-Mer, en plural, donde es obligatorio visitar su iglesia con la Madona de los gitanos. 
El Etang de Vaccares. El estanque de Fangassier. La reserva natural de Scamandre… 

Agotado vuelva a la civilización a comer y dormir. La mejor opción para dormir con los mejores hoteles -no los mas caros- la encontrara en Aigües- Mortes. Comer, pescado de calidad, en Le Grau- du Roi. Cinco minutos de coche entre una y otra. Ojo al pescado fresco de los restaurantes de Le Grau. Conservan el atraco mediterráneo de pesarte  la dorada griega de piscifactoría -salvaje le llaman ellos- y pedirte tan campantes 45 euros por ella. Tómese un buey de mar o una centolla. Estaban exquisitos.




martes, 29 de marzo de 2016

Mercados Provenzales, o el arte de venderles lo de siempre como novedad



Mientras que los alcaldes patrios se empeñan en construir rotondas a ningures esperando que alguna vez por arte de magia un polígono industrial llegue a la huerta de Menchu, el sr. Alcalde francés se dedica a la conservación del mercado semanal: esencia de vida y progreso.


Le explico: Cualquier pueblo de la republica francesa que se precie tiene un mercado semanal. Los hay de bandera, todo el pueblo ocupado, como en Dieppe. Los hay tamaño reducido, como en Gordes. Todos lo tienen.

En estos mercados la esencia de la venta es poner en manos del consumidor los productos elaborados por los campesinos y artesanos de la zona. Alli no se llena del gitano zamorano que nos vende las falsificaciones turcas por doquier. Esta Jan das bolas que elabora quesos de cabra, pates de  conejo, la mil de brezo, el bastón de carvallo, la lechuga tierna, las patatas negras, los espárragos violetas, las castañas del bosque, la fruta de la primavera…

Alli no se encontrara chineserias y hasta la cesta de mimbre proviene de la esquina y no de Shanghái.

No se confunda. El campesino francés hace muchos años que se ha redimido y aunque venda litros de leche gratis y se dedique a engordar cerdos inútiles sabe que para obtener pasta liquida hay que dedicarse a lo que compra el consumidor que se escapa de la producción industrial del los Alcampos, Continentes y demás zarandajas. La política de la calidad a precios asequibles ha arrasado. Al día de hoy los productos se amplían y ya venden de todo. Hasta los vinos del verano hay que adquirirlos en el mercado.

Pues alli fuimos a Gordes. Donde consumimos de todo, cesta incluida. ¿Quién es el inútil que va al mercado sin cesta donde traer los manjares de la tierra?




lunes, 28 de marzo de 2016

¿Por que la mayoría de las mujeres y 1/3 de los hombres jamás aprenderán a manejar/ conducir un coche/ carro?


Ya pueden poner el cuchillo ha afilar. La realidad es dura. Durísima. No vamos a cambiarla. Vea si no a lo que nos ha llevado lo políticamente correcto, el multiculturalismo, el dinero es de todos, y demás zarandajas de los irresponsables de derechas (disfrazados abundantemente de oportunistas de izquierdas). Ya no te puedes ni ir a trabajar tranquilamente en el metro sin riesgo de que un descerebrado te haga saltar por los aires.

La carretera esta igualmente llena de gente que no se si tienen cerebro. Se presupone que si ya que normalmente hacen todas las tareas cotidianas de forma primorosa. Para lo que es necesario conexiones cerebrales. Pero en el momento en que se sientan detrás del volante de una lata, la jodio madre.

No le de vueltas. La explicación es racional y esta abundantemente documentada. Las mujeres conducen racionalmente. Con técnica. Así aprende. Así hacen. Como casi todo en la vida. Aunque usted, macho, pertenezca a la cofradía de los que piensa, se lo han enseñado en la reacción católica, que la mujer es un ente irracional y caprichoso. Nada mas lejos de la realidad. Sus vidas esta regulada por el deseo, pero regulada con la misma perfección que han regulado la suya; aunque usted no se entere.

Así no se puede andar por la carretera. Llena de energúmenos. En el asfalto la lógica, el entrenamiento técnico, racional, fracasa de golpe. Conducir bien bien es un acto instrumental. Pasión al fin y al cabo. Acercarse a los limites de la lógica y el sentido común para no ser derrotado. Lo que lleva la búsqueda de los limites. Si lo hace llevara un gran trompazo. Esa línea no es amada por las mujeres y si representa el sueño colectivo del macho: buscar los limites. Romperlos. Superarlos.

Conducir es despertar el placer de recorrer kilómetros gozando del viaje. Lo mas parecido al sexo pasional. Algo que explicado a las mujeres jamás lo entienden. ¿Placer de conducir kilómetros? ¿Ya lo ha cogido? Tenemos conceptos distintos de sexo pasión. Por eso no cometa el error de pensar que las mal folladas son mal conductoras y viceversa o se llevara un chasco. Mas bien tendrá que retroceder a los efectos colaterales de la revolución agrícola aunque le parezca a usted una locura. Desde aquella, el ojo puesto siempre en los resultados de la cosecha nos ha puesto la angustia vital en el cerebro femenino. Algo que al macho cazador o medio cazado todavía se le resiste.

¿Y el tercio de los machos que tampoco pueden? Eso es psiquiatría. O si usted quiere biología pura. Es mas o menos la proporción de población masculina que los batas blancas llaman espectro autista. Una barbaridad mucho mas fácil de explicar: los machos que no son capaces de generalizar lo que aprenden y fracasan en el uso de las interacciones sociales. Y eso, andar por el asfalto, aunque a usted le parezca mecánica no es mas que relación social.


Para acabar, he escrito mayoría de. Comparto lugares con hembras que conducen mejor que lo que usted jamás podrá conseguir. ¿Cómo lo han conseguido? Eso: Aprendiendo que todo acto instrumental se puede aprender cuando eres dueña de tu destino. Aceptar el riesgo. Hacerte mayor. Que no decidan por ti: ni dios, ni rey, ni marido.

La minimalista abadia de Senanque



Los Wikipedia están dispuestos a contarle a usted lo poco que saben de esta hermosa abadía que encontrara cerca de Gordes, entre el granito de los montes del Luberon provenzal. No tiene perdida. Una pista de mal asfalto y cuesta racuda lo dejara a la entrada. Donde los monjes ya se han encargado de que aparque usted donde debe. El resto es patear. Le guste o no.


Tienen la amabilidad de colocar algunas plazas para aparcamiento de minusválidos en la entrada del camino al convento. Alli, un kilometro antes, se les olvido explicarle que la abadía debido a sus múltiples escaleras no es accesible para nadie de piernas frágiles y menos con minusvalías. Pero ya sabe usted, en el camino, medio en medio, esta la tienda. ¡Y hay que consumir hermano! Que hoy la limosna que se estila es la de comprar bolsas de lavanda que ya no huelen, trozos de jabón de Marsella, la miel de los frades, el libro de los curas.

Alli llegamos. La nueva lavanda no esta todavía en flor pero ira llegando las próximas semanas. A los que llegan tarde les favorecerá la suerte de la fotografía lila. Que no es menos hermosa que la que pueda hacer hoy en día.

Senanque es una abadía de belleza reformada. Ha sido dibujada con la perfección de la sencillez. Ni haciéndolo apropósito hubieran conseguido hacer un diseño tan japonés. Minimalismo puro en los tiempos en los que los preceptos eran claros. Orar y trabajar y dejarse de caralladas. No había tiempo para otra cosa. La comuna pre comunista de los cristianos primitivos como camino al paraíso.

Creo que no lo consiguieron pero la han intentado. Lo que sirve. El motor de la vida.

Entre una y otra cosa, subir, bajar, contemplar el paisaje, los juegos de los adolescentes franceses, la desesperación de padres y proyectos de, etc, entro el hambre feroz. Cosas de la química. Y a eso no fuimos. Pero para eso viajamos con la casa a cuestas y un buen bocadillo entre las sombras sabe a gloria y huele a pino.



Gordes, a donde todos van



En los años 70 iban en peregrinación. Desde todos los lugares de Europa. Era la buena nueva. La burguesía bien pensante había descubierto los montes y los pueblos del Luberon. Alli, bajo el sol provenzal, se disfrutaba de la tranquilidad de no tener que pensar sobre la vida. El rose era barato. Tomates siempre había.

Algunos se lanzaron a la aventura dedicándose  a mantener las necesidades del resto. Les fue bien. Los pueblos comenzaron a diversificar su oferta. Se convirtieron en lugares para artistas, pintores, escultores, sopladores de lo que se les ponga, cultivadores de la nada, algunos se tiraron al vino de los pueblos del ocre… los buen pudientes se quedaron en Gordes que lo tenia todo: Un hermoso pueblo bien conservado. Habitado verano e invierno hasta el día de hoy. Con la hermosa abadía de Senaque a pocos kilómetros, a donde siempre hay que ir. De regalo el Village  des boires que le enseña como alguna vez fue…Y todas las facilidades posibles para bolsillos  sin demasiado aprieto

Alli también es posible andar y recorrer en travesía rutas para sentirse joven. Lo que hace la masa cuarentañera que esta semana santa dominaba el pueblo. La panda allemano hispano francesa que disfrazado de entre Decathlón, los pobres, y Fjallraven los ricos, gastan proteínas durante el día para engordar en los múltiples restaurantes por la noche. Al día siguiente todos relajados repiten la operación.

Hay que llegar alli alguna vez. Aunque solo sea para entender que entre aquel sol crecen unas aceitunas excelentes y la vida discurre como debería ser: si sobresaltos.