Esto que usted ve aquí no es ninguna composición poética, ningún truco del photoshop, ninguna eyaculación mental. Es la foto de la arena de la playa de Wissant, norte de Francia, cuando el viento soplaba marcando fuerza 12. Ni un alma. O millones de ellas en forma de arena que se desplazaba sin concierto. Los huevos subidos, el espectáculo, hermoso
martes, 17 de enero de 2012
Viento fuerza 12
Esto que usted ve aquí no es ninguna composición poética, ningún truco del photoshop, ninguna eyaculación mental. Es la foto de la arena de la playa de Wissant, norte de Francia, cuando el viento soplaba marcando fuerza 12. Ni un alma. O millones de ellas en forma de arena que se desplazaba sin concierto. Los huevos subidos, el espectáculo, hermoso
domingo, 15 de enero de 2012
Pajareros
Los últimos temporales que han barrido las costas europeas no solo han traído vientos y calamidades: Tejados desaparecidos, árboles caídos, carreteras cortadas, aguas fuera del orden, algún fallecido…Frente al drama, la alegría y diversión de los pajareros; esa tribu que se desplaza silenciosa a golpe de SMS, WahatsApp’s, Twitter’s, tras el pájaro único, distinto, exclusivo.
Yo también fui pajarero. O al menos utilice el sistema para explorar los mejores lugares de las costas de Europa. De punta en punta y tiro porque me toca. Allí, en aquellos sitios imposibles, clandestinos, maravillosos. Donde la naturaleza se mantiene salvaje. Donde El paisaje es todavía naturaleza. Fuera del cemento y, sobre todo, de las masas. Allí se pueden ver los pájaros que nadie ve.
Luego aprendí que delante de tus ojos, incluso entre el alquitrán y el cemento, también hay una jungla, una selva, que se nutre de ello y vive. Aprendizaje complejo que lleva a discutir que solo la conservación de lo perdido es la única opción para sobrevivir.
Aquí los tiene. Holandeses, belgas, franceses, todos colgados de sus aparatos. ¿Que buscaban? El pájaro que no se encuentra. ¿Qué veían? Petreles, pardelas, paiños, algún petrel perdido. Esos pájaros que viven en el océano. Si usted los ve, ya sabe, agárrese que el viento, si no ha llegado, también lo hará volar.
martes, 10 de enero de 2012
No maltrateis a los libros
Hay quien todavia no se ha enterado de que los libros tienen vida propia. Al menos los libros de papel. De los digitales, de momento, sabemos poco. Aunque todo se andará.
Quizas este video le ayude a entender como es posible que ese libro, ese, que usted esta seguro que lo puso en el segundo estante a la derecha, no esta. Eso, la vida. De sus libros.
domingo, 1 de enero de 2012
El bello durmiente
Dicen que comienza el año. Les confieso que yo, no. No practico. Excepto las uvas con la familia, y contemplar como la masa gasta en llenar el aire de pólvora para exterminar lo que no hay, no me entero.
El año, para los que navegamos en aguas heladas comienza y termina cuando hay que poner el barco en tierra/ mar. Hace ya dos meses que el bello durmiente reposa en el muelle. Al lado de sus colegas. Alineados en perfecta fila. Resistiendo los temporales que pasan, el hielo que se acerca, la nieve que cae.
Perdemos horas buscando en internet los partes meteorológicos de “largo curso”. ¿Podremos ponerlo en el agua en marzo? ¿O se jodera el intento y no pasamos del mes de abril? Necesitamos no solo el deshielo si no varios días seguidos con más de 15 grados para poder pintarle los fondos, sacarle algún brillo al poliéster, eliminar el verde que le ha crecido en invierno…. Siempre la lista de las cosas pendientes que cada año se hace más larga.
De momento nada, lluvia y temporal, uno detrás de otro. Mientras tanto, escupiendo: mierda de meteorólogos que non son capaces de predecir nada
El aparador cubano de doña Ernestina
Dice la leyenda familiar que el comandante Fidel intento tirarlo al suelo cuando la tía Mercedes le dijo en la cara que era un preas, en el comedor de su casa de Matanzas. Doña Mercedes, que había nacido en Lancara, Lugo, jamás perdió sus dejes de gallega de sí. Abonados por Ramiro, su hombre, que después de vivir 52 años en Cuba, seguía sin decir ni una sola palabra en español. Ya era hora de que los cubanos aprendieran el idioma universal: o noso.
Mantiene el mito que Fidelito, así se quedó siempre para Mercedes y Ernestina, hermanas, pregunto escupiendo rabia: ¿Y eso de preas que significa Mercedes? Que te has vendido al ruso traicionado a la revolución…
El aparador sigue en su sitio. Atornillado sí que estaba. Me costó dos días desmontarlo. Como las hermanas lo llevaron a Galiza nadie lo cuenta. Si no las mandaron al camposanto fue por respecto al hijo que se jugó los huevos y la vida en la sierra, hasta que se lo llevo un tiro de Batista. Hoy es un héroe cubano. Su hermano un lagarto en Miami. El resto fue expulsado del paraíso y se pudren en el asilo galaico.
El aparador reculo en los Países Bajos. Me lo traje en un remolque de aluminio que adquirí en Betanzos, Mallón. Jugada perfecta. Habia que conservarlo a cualquier precio. Se lo revendí, el remolque, no joda, a un holandés con ganancia.
Hoy, el aparador de abuela Ernestina guarda la cubertería de Sargadelos, los cuchillos de los indianos, la guinda única da nai, las navajas francesas, la cuberteria de plata de los frisones, el caos de los hijos, las botellas por beber.
Mantengo que jamás ha estado en Cuba. Y menos que Fidel intentara tirarlo. Pero les juro que si lo hubiera intentado jamás lo habría conseguido. Montado en tornillería galaica me costó dos días desmontarlo y tres levantarlo. Metáfora cubana por aninovo
Navajas
Las cogíamos a mancheas debajo del puente del ferrocarril de Pontedeume. Al otro lado. En la Praia de Cabanas. Solo había que meter la mano y escarbar donde la arena “respiraba”. No daban un duro por ellas. Ni una mota, el patacón de los ferrolanos. Las llevabas para casa. Cuando se ponía el sol que nunca tenía prisa. Siempre marcado por la llegada del comboio. El correo de Madrid que se anunciaba pitando desde los altos de Ber. Había que arramplar con la toalla y correr al apeadero de Cabanas donde el tren siempre descansaba hasta que los bañistas se adecentaban para seguir el camino. Tiempo había para vestirse. Jamás tenía prisa. Además, paraba en Franza, nuestra Francia particular, donde había de todo. Nísperos, cine, las hijas de don Eustaquio, la mejor biblioteca erótica de la vuelta propiedad de don Ramón, el crego, que usted dice cura….
Al llegar por Neda ya habíamos limpiado la arena de las navajas a cuenta de la Renfe, mierda de tíos que decían no entender lo que hablábamos. Billete de tercera y limpias tú, castellano del carallo. En casa, lavarlas con agua y dejarlas un rato en mas agua salada con limón. Después de darles el último meneo, con una gota de aceite, las tirábamos en la plancha de tía Pilar. Se abrían un a una. Protestando, alargándose, eyaculando las esencias del mar Ártabro de aquella no contaminado. Era de ley. El que más navajas comía más grande piranjallo tenía.
Aquí las tiene. Siguen costando nada. Siguen sabiendo a mar bravo. Sigue teniendo arenas si no las limpia. Siguen. Por ahí. En Cabanas ya no hay. Primero llegaron los madrileños con cubo y pala. Arrasando, ¿eso se come? ¡Anda marisco gratis! Luego hubo que sacarlos a palos ya que no entendían. Más tarde la cagaron los de costas cuando intentaron evitar lo inevitable: que el rio arrastra arena y la profundidad del puerto disminuye. Hoy ya no hay calado para los grandes pesqueros. Tampoco navajas. Menos marisco gratis. Preas, sí. A centos!
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