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jueves, 2 de febrero de 2017

No se fie de los musicos. El ejemplo de Barcelona


La mayoría son ellos. Un misterio ¡oiga! Ya que ellas son legión. No solo eso. Es lo que debe usted cultivar como rosas en flor. Sin una ninfa que no le toque un instrumento no hay vida. Es lo que hay.


Por las calles de Barcelona solo encontré una que con una buena voz se enviciaba con la opera. Lo del vicio es una forma fina de definir el ardor que ponía. Todo pasión. Todo orgasmo. Como siempre, ellas.

El resto era miseria. Bandas de tipos, solitarios perdidos, incluso algún caradura que recantaba cd’s de Placido Domingo sin que le saliese el color. Una forma moderna del deme algo.

Nada les he dado. Los hambrientos que piden estos dias por Barcelona se han copiado el texto y las faltas anunciando todos tener ‘insulina’. Es un mentira más falsa que creerse músico porque posees un instrumento. Merece premio. La música, va de otra cosa: la pasión de tocar



domingo, 8 de enero de 2017

La biblioteca del Trinity College



Es la universidad de bandera de Irlanda. Alguna vez fue buena. Hoy es como todas. Guste o no. Sigue atrayendo a extranjeros. Nunca supe por qué. Su aire inglés es asfixiante. Se tarda mucho en curarse del colonialismo.

La joya es su vieja biblioteca. Contiene todo lo que usted, de tener tiempo, debería leer. Un imposible. Una belleza.

No piense que esos libros viejos que le dejan ver es todo. La biblioteca nueva contiene cientos de libros de reciente publicación.

Claro que la joya es el famoso libro de Kells. Solo por sus dibujos debería usted contemplarlo.



lunes, 26 de diciembre de 2016

Puertas y colores


Dice la tradición oral que en aquellos lugares donde escasea la luz, pintan las casa de colores. Como alli donde el sol mata se opta por el blanco protector. Irlanda pertenece al arcoíris luminoso. El pueblo pinta muros. Los ricos, comedidos, las puertas. Es también un signo de identidad además de una boya de localización.

Sí, pero no. Los reformados norte europeos, donde tampoco hay sol, jamás pondrían color a una puerta, menos a un muro. ¿Tiene usted una explicación?

miércoles, 27 de abril de 2016

La borderline y el viajero




Se encontrara con ella. O con el. Que también los hay. Aunque mas camuflados. Hay quien cree que aumentaron en numero. Es mentira. Los traumas de la vida siguen constantes. Es la exhibición de lo que hay lo que se lleva. La creatividad ha dejado de ocultarse. Igual que los malos tratos.

Son las mas divertidas. Son las mas difíciles.

Son las que se encuentra a la vuelta de la esquina. Esperando al verde del semáforo. El tiempo preciso para enamorarse de lo que llevan y prometerse lo que no hay: eternidad.

Le enseñara su mundo como jamás lo ha visto. En medio minuto. La mas preciada guía de viajes que alguna vez ha encontrado. Sin paginas. Completa en cualquier detalle de la existencia. La suya. La de ella. La de todos. Tiene ojos para lo que nunca ha visto. Ni pensado que existe.

La pasión es proporcional al desengaño. No por falta de ganas ni de hambre. Menos por falta de deseo. Siempre abundante. Es la puta angustia que lo corroe todo. El miedo al fracaso ya que siempre, es el hilo de la historia, ha sido así.

Le saltaran las lagrimas cuando de regreso imagine lo que pudo haber sido –pudo, que jamás fue-. No desespere, poder es un deseo que la mayoría no cumple. Les da miedo a todas. A todos.

Mientras que siguen viajando, ¿por qué en vez de darse a la teoría y a los intentos fallidos no se ponen a practicar? Aunque le cueste el destino Y si se pone, el viaje




sábado, 9 de abril de 2016

Entre toros y conejos: La Camargue en estado puro



Alguna vez le entrara el hambre. Entre tanta vuelta y emociones no hay mas alternativa que ponerse a comer. Lo que da problema. Hay que elegir. Pateando la Camargue no hay mucho donde elegir. Lo que no quiere decir que no se encontrara por esas pistas lugares donde le darán de comer. En Francia siempre se come.

Todos querrán darle de comer carne de toro. Es la consigna universal. Les confieso que yo no se a lo que sabe. Uno, bárbaro culinario, no se alimenta de carnes rojas desde años. Tampoco me inspira lo que veo en las fuentes. Esa carne sanguinolenta que no me parece mejor que un buen bistec de ternera de los que ponía mi madre o mi abuela en los tiempos de en Galiza xantamos ben.

Le queda el pescado como alternativa, pensara. Yo también. Hasta que descubrimos el conejo. La Camargue, además de toro es el paraíso del conejo. Alli he comido los conejos mejor condimentados que alguna vez he probado. Desde la versión proletaria en el medio del camino, iglesia con lareira y obreros en pie, hasta el lujo comedido del Hotel Les Remparts en Aigües Mortes; a donde debería ir usted un día a cenar, conejo.

En la Camargue hay que probar el excelente vino rosado donde se saborea la sal del Mediterráneo en la uva. El vino de la cooperativa es soberbio. Lo encontrara en todos los restaurantes, tiendas y supermercados. Aunque la fama, tampoco desmerecida, se la lleven los vinos de Listel.

Le venderán un frasco de sal de mar a precio de oro. No se engañe. Es la misma que la que venden a precio módico en el supermercado de la esquina.

Le venderán el mar y sus frutos en los puertos. Fíjese antes en los precios. Aquellos territorios estan llenos de fenicios.

Le venderán miel de alli y de China. Aceitunas de bandera y malsania griega o tunecina.

Ojo a los quesos de cabra en aceite. Son irresistibles bombas calóricas que debe probar. No se deje llevar por las costumbres. Si pide pan le darán pan. El queso en el mundo se come con pan.

En fin, que si va por alli salude siempre al patrón. Y ya sabe, los franceses siempre comen el menú del día. Barato, abundante, bien compuesto y suficiente para no engordar. Si ellos lo hacen, ¿por que usted va de elegante? Si se trata de comer. De obispo



lunes, 28 de marzo de 2016

La minimalista abadia de Senanque



Los Wikipedia están dispuestos a contarle a usted lo poco que saben de esta hermosa abadía que encontrara cerca de Gordes, entre el granito de los montes del Luberon provenzal. No tiene perdida. Una pista de mal asfalto y cuesta racuda lo dejara a la entrada. Donde los monjes ya se han encargado de que aparque usted donde debe. El resto es patear. Le guste o no.


Tienen la amabilidad de colocar algunas plazas para aparcamiento de minusválidos en la entrada del camino al convento. Alli, un kilometro antes, se les olvido explicarle que la abadía debido a sus múltiples escaleras no es accesible para nadie de piernas frágiles y menos con minusvalías. Pero ya sabe usted, en el camino, medio en medio, esta la tienda. ¡Y hay que consumir hermano! Que hoy la limosna que se estila es la de comprar bolsas de lavanda que ya no huelen, trozos de jabón de Marsella, la miel de los frades, el libro de los curas.

Alli llegamos. La nueva lavanda no esta todavía en flor pero ira llegando las próximas semanas. A los que llegan tarde les favorecerá la suerte de la fotografía lila. Que no es menos hermosa que la que pueda hacer hoy en día.

Senanque es una abadía de belleza reformada. Ha sido dibujada con la perfección de la sencillez. Ni haciéndolo apropósito hubieran conseguido hacer un diseño tan japonés. Minimalismo puro en los tiempos en los que los preceptos eran claros. Orar y trabajar y dejarse de caralladas. No había tiempo para otra cosa. La comuna pre comunista de los cristianos primitivos como camino al paraíso.

Creo que no lo consiguieron pero la han intentado. Lo que sirve. El motor de la vida.

Entre una y otra cosa, subir, bajar, contemplar el paisaje, los juegos de los adolescentes franceses, la desesperación de padres y proyectos de, etc, entro el hambre feroz. Cosas de la química. Y a eso no fuimos. Pero para eso viajamos con la casa a cuestas y un buen bocadillo entre las sombras sabe a gloria y huele a pino.