martes, 23 de diciembre de 2008
Viva el poliester
Aprovechando que me he tomado una semana de vacaciones para no hacer nada, nada, ataque la cartera comprándome unas cuantas revistas de barcos. Un desperdicio. Si es verdad lo que cuentan el mundo está lleno de masoquistas.
En una nos cuentan como reparar la ruptura del timón. La otra nos ofrece un curso intensivo de pintura marina. La moderna no solo te dan un curso sobre como liarte con todo tipo de nudos que jamás usaras – ni necesitaras- si no que ofrece el último grito en limpiezas de todo tipo de motores, filtros, y tanques de gasoil. La clásica trae una comparativa de aceites para madera y su concurrente nos explica el arte de barnizar y cual usar.
Quede agotado de tanto ejercicio. Ahora sé porque me deshice de mi precioso barco de madera de roble y vendí mi yate de acero al mejor postor. Para no tirarme horas manteniéndolos y usar el tiempo libre para navegar.
Por eso me perdonen el exabrupto: Viva el poliéster.
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