martes, 17 de marzo de 2009

Salón Náutico


Acompañado de hijo número tres, dispuesto esta vez a dejarse ver con su padre, me fui al Salón náutico de Ámsterdam, Hiswa. Una carallada. No había mucho que ver. Montón de vendedores de electrónica que nos repetías las novedades de los últimos años a los consabidos precios de mariscada. (Deben de tener unos márgenes de campeonato visto la abundancia de marcas)
Otra pila de agencias de viajes que nos prometen navegaciones idílicas en paraísos artificiales. Dos mega yates para bolsillos resistentes a cualquier crisis. Cuatro vendedores de pintura para cualquier océano. Todos los vendedores de motores fueraborda, ídem en versión intraborda. Más vendedores de salvavidas y demás artilugios anti naufragio. La moda de las luces led al por mayor en modelo y precio, Los modelos para pasear por el puerto y que el pueblo de allí, los otros, sepan que usted tiene un yate. ¿Pero barcos, lo que se dice barcos? Colgando.

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