miércoles, 22 de julio de 2009

Aviso a los gallegos: Dios castiga sin palo ni piedra


Decía mi madre, muy versada ella en los preceptos eclesiásticos. Al menos nos lo repetía como amenaza virtual que pendía todo el día sobre nuestras cabezas. Hagas lo que hagas el gran hermano del ojo lo sabe todo. ¡Toma estado policial!
Arturito Tracatá creía a pies juntillas lo mismo. Se lo repetía igualmente su madre. Sera por eso que salió de derechas y ahora pasea en Audi. Que él no es hortera agradecido, como otros. Como el Feijoo de los gallegos, que le presta una multinacional un fotingo, en usufructo, “gratis y por nada¨, muy majo él. Sigue sin pasar nada.
En cualquier país europeo de tradición democrática lo hubieran enviado para casa. De vuelta a Mamá, que le enseño poco los mandamientos. Pero Galiza, Galicia si le gusta más, hace frontera entre el Océano vacío y las tierras poco ilustradas del mediterráneo. ¡Mala cosa Berlusconi!
Bien, pues Arturito y mi madre, creyentes ellos, mantienen que el veraneo invernal que están teniendo los gallegos, agua viene, agua va, no es más que una venganza de los cielos por haber votado a gentuza como esa. No se me crean que Arturito y mi madre son desmandados nacionalistas, ya que ellos también los votaron. Ahora ya no. Les salieron rana como todo buen opusiano; que muchas misas pero luego desespera y se masturba como los demás.
¿A que viene todo esto? A la fragilidad de la memoria. La política y la de siempre. Yo recuerdo que los veranos solo se veían por la televisión en blanco y negro ya que allí siempre llovía. Pero dicen que es mentira.
Hoy si llueve. A chuzos. Para escarnio de los madrileños y colonizados que no pueden chulearse por su Sanjenjo, Sanxenxo nuestro. Castigo divino a los demás que siguen repitiendo “mexan por nos en din que chove”
No desesperen los otros. Jamás aconteció que después de un diluvio “non escampara” (Dejase de llover)

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