lunes, 6 de julio de 2009

Évora


Aquí llegue. Camino del hospital. Hospitales. Mogollón de dependencias en el centro de la ciudad. Caos asistencial y administrativo a la espera de que les construyan el hospital nuevo. Pero lo intentan. Con ganas. Y les sale bien. Son referencia europea en el uso de la historia clínica digital. Medio millón de almas pacientes lo agradecen. Fuimos a verlo para copiarlo. Lo vamos a copiar.
¿Sabía usted? Patrimonio universal de la Unesco. Ciudad perdida entre las praderas del Alentejo. Donde fueron y se quedaron Romanos, Árabes, Visigodos y los que vinieron. Yo no me pude quedar más. Una pena.
Probar los vinos blancos en sus bares. Patear las calles entre comercios que venden corcho antiguo para botellas, corcho moderno en forma de bolsos o faldas para ninfas y/o velinas. Visitar el acueducto romano; o el templo de Diana, que se conserva porque algún espabilado lo convirtió en torre en vez de alcantarillado. Contemplar las torres mozárabes de las iglesias católicas, cuando la ortodoxia no se llevaba…
Volveré a Évora. En la primavera, para no derretirme con cuarenta grados.

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