jueves, 8 de abril de 2010

Proyecto número 6


Les cuento: trastornado por el invierno asesino que he soportado, semanas de nieve fría combinada con niagaras celestiales, vendí mi furgona viajera y me compre un furgón. Si usted no está al tanto del cheli castizo, le explico: una furgona es una camioneta ágil y pequeña como sardina sabrosa en océano frio. Mujer, vamos. Un furgón es un camión desproporcionado, toro macho descerebrado, presto a transportar kilos. Pues eso, me agencie lo segundo para fabricarme un camper, el sexto, que me lleve por esas pistas, carreteras y autopistas de los mundos vecinos. Mientras el cuerpo resista.
La cosa viene por un problema geométrico. El crecimiento del volumen corporal de los hijos que no solo exigen camas mas grandes si no espacio vital para decir a todo que no. ¡Papá es un dictador!, por ejemplo. Combinado con ¿Pá? ¿Me financias un Blacberry?
El furgón te convierte en obrero metalúrgico, pintor, carpintero, mecánico electricista, interiorista, chapuzas. Todo al mismo tiempo y mucho de lo último. ¿Pero no me digan que la mesa no me ha quedado perfecta? Fíjense en las redondeces de las esquinas marcadas con un CD rayado. Perfección intelectual de una víctima del invierno asesino. ¿ O es la necesidad de hacer siempre algo en vez de darse al vino? Les daré envidia cuando esté listo. De eso, ¡seguro!

1 comentario:

Conrad dijo...

Transformar un camión en una "autocaravana", eso si que es un duro trabajo! Recuerdo haber visto una página por Internet donde salían todos los pasos fotografiados. Si la encuentro te dejo el link por si te sirve de ayuda.

Suerte con el Proyecto

Un saludo.