domingo, 14 de noviembre de 2010

Paris 5 De café en café


Los hispanos tienen bares. En Paris abundan los cafés. Aunque usted se empeñe, abundan más los cafés que las braserias. Estas últimas, que las hay, son las reliquias del XIX. Los grandes cafés exhibicionistas donde uno se podía tirar horas entre comida y comida, llegando a la noche de absenta y sexo más o menos permitido. Pero esa historia se la cuento otro día.
Ahora lo que se estila es el bar moderno. Donde uno puede atizarse de tartas y chocolates ecológicos acompañados de cafés diversos. ( Jamás al revés). El café tropical ,sin palmera, para consumo de mojitos de diversa catadura. El café clásico importado de Viena al gusto francés: oscuro como la muerte. El café vegetal para los amantes de la huerta, siempre verdes: zúmos y ensaladas. Los cafés de las ninfas, con excelentes sillones para que enseñen las piernas adornadas de hermosas botas. El café lounge, penumbroso por necesidad. El café de barrio, sin mesas donde sentarse, ya que para discutir de futbol y política hay que tener espacio para agitar los brazos…Los cafés para los turistas, tipo Flore, donde estos son atracados con placer y a mansalva por camareros maleducados. Completan el mercado los cafés librería, a tope, con el público –mayormente hembras de altura- devorando literatura por los suelos. Cafés bodega, ídem con vino, donde tipos embarbados se dan más a lo uno, beber, que a lo otro. ¿No me diga que no va por que no tiene donde escoger?

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