domingo, 9 de enero de 2011

La negrura de la autopista


Hay mares que se parecen a autopistas y viceversa. No se ve nada. Nada. La oscuridad total solo se rompe cuando allá a lo lejos algo se vislumbra. ¿O no es nada? Una luz roja. Babor de otro barco, faro trasero de otro vehículo. Las líneas blancas de la autopista se convierten en el mar en la estela que marca la proa rompiendo las olas hasta que desaparece por la popa. Mas no hay. En las carreteras al menos se adivinan los entornos de las curvas, las casas, los puentes, los anuncios de neón. En la autopista como en el mar sin olas solo hay oscuridad plana. La negritud de la angustia del ¿vamos bien? Hasta que encontrarnos la luz de otro barco, otro coche, que te tranquiliza pensando que hay más que mantienen un rumbo. En la negritud de la noche todos somos negros. Esos idiotas con prisa para llegar a algún sitio jugándose de mas el pellejo.

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