sábado, 3 de septiembre de 2011

De la habitación propia al ordenador propio. Sobre la revisión moderna de Virginia Wolf


Ustedes conocen la sentencia de Virginia Wolf en su ensayo Una habitación propia (1929 ): «Una mujer debe tener dinero y una habitación propia si va a escribir ficción». ...Lo de la habitación fue retomado años después de la derrota del nacionalsocialismo y el nacimiento del estado del bien estar que dio alas al movimiento feminista en occidente: toda mujer debía ser independiente y disponer su espacio propio de libertad.
Los que pateamos por el mundo comprobamos que el sueño Europeo, más que occidental, era un producto de nuestra cultura, de nuestra economía. Nos sentimos a gusto con él, ya que las mujeres libres daban mucho más salsa y sabor que las mujeres sometidas a ser banco de lareira.
Frente a los multiculturalistas, los (multi)elitistas reivindicamos que igual que Mozart es superior a la cacofonía mandarín, el concepto de mujer europeo es superior al moro. Todavía se están matando si enseñar las piernas en minifalda es más revolucionario que pasearse debajo del pañuelo. (Estupidez total de los desmemoriados, por cierto. Miren las fotos viejas de su tía y comprobara que hasta más allá de los años sesenta nuestras madres ibéricas también vestían de riguroso negro y pañoleta. ¡Hay que viajar más en el espacio de la memoria visual queridos viajeros!)
Hoy lo de la habitación propia ya no se estila. En la postmodernidad de los espacios, las hembras cambiaron la habitación romántica por el mini ordenador o el ipad y demás tabletas. Es todo un cambio revolucionaria. Saliendo de la habitación escueta, abandonando los faldones de la mesa camilla, las hembras reconquistan la libertad de poder ser reinas en cualquier espacio.
No crea usted que los machos europeos colaboran en el evento. Las historias de los violadores de mails no solo se escuchan en los consultorios de los terapeutas de pareja. Están ahí, en la calle. Como los que espían a su señora en la distancia controlando si el ordenador esta encendido. (Tiren su Windows amantes del mundo, que es letal) Tenemos el territorio llenos de moros de la patria eterna. Aquellos que viajando en vez de aprender de las diferencias se angustian con lo distinto.
Estamos acumulando fuerzas para el próximo viaje revolucionario. Los próximos años, con el entierro del capitalismo moderno, la lucha entre tradición y conservación – no confundan los adjetivos- va a ser a muerte. Les recomienda a las hembras que para este viaje hagan acopio de armas contundentes: adquiera su billete propio, aparato de teclas. Y usted macho, ya sabe, a elegir toca. ¿La quiere con salsa o sosa?

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