lunes, 10 de octubre de 2011

El mejor café de Bruselas


Bien, les puede parecer una exageración. Lo es. Una opinión subjetiva de gusto personal. ¡Faltaría más! Es lo que usted quiera. Pero si no es el mejor, si es uno de los cafés más hermosos de Bruselas. No me refiero a su decoración, su arquitectura, su mobiliario. Me refiero a las cualidades que definen un café.
Situado a dos pasos de la “Grand place”, evita los robos turísticos de los tugurios de esta plaza donde caen como moscas todos los visitantes.
Allí no hay más que locales, y el turista accidental siempre es bien venido si se integra. Tiene todas las cervezas del país. Los mejores elixires de los monjes trapistas. Brel, en la pantalla y en el oído le deleita la conversación. Los mejillones son exquisitos. Como el precio. Los camareros amables. La decoración exuberante. Las sillas cómodas. Las mesas se cambian de lugar dependiendo de las necesidades del cliente. No viceversa. Las ninfas… ¿que le cuento yo de las ninfas?. Fíjese estas dos solitarias que desafiaban el frio tomándose un sándwich, “ croque monsieur”, dicen los belgas, con capuchino.
¿Ya la han visto encima de la mesa? Si, la cámara de fotos réflex. Nada digital. Nada moderno. La calidad de siempre. Una joya de precio de oro con dos hembras de bandera. Usted entenderá que con tamaña clientela no hay otra alternativa que acudir a la “Brasserie du Lombard”, rue du Lombard 1, Bruxelles, capital de Europa. Para apalancarse y comenzar una conversación sobre el perfil, el color, la fotografía en blanco y negro, mírame a los ojos, ¿qué me dices?

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