domingo, 20 de noviembre de 2011

Aquel mar que fue de todos


Perdonen que insista. Ayer, entre la niebla feroz, anduve mojando los pinreles recorriendo la arenas que van de West Repar a Renesse, en la costa holandesas. No había un alma. Excepto los perreros. Esos tipos, mas, y tipas, muchas más, que arrastran jaurías a cuatro patas mientras repasan la receta de lo que van a cocinar hoy. Son los únicos que no van a contemplar el mar. El destino se limita a convertir los arenales inmensos en letrinas mientras platican en varios idiomas norte europeos. Entre la niebla y el mar, que no se mueve por la falta de viento, solo queda imaginar lo que ocultan las aguas hoy calmas. Esto es lo que había. Hoy ya no queda. Se lo llevo la contaminación, los hilitos de plastilina, el desenfreno del pelotazo. Contemple. Solo le queda míralo malamente en algún acuario.

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