miércoles, 2 de enero de 2013

El café de Mary como disculpa

 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 

Si usted no está en esto de las competiciones de esquí, el Lauberhorn Racing Track nada le dirá. A mí tampoco. Leyendo te enteras que fue pensado por un tal Gertsch en 1930, siendo la competición de esquí viva más vieja del mundo. 4,5 km de descenso donde los suicidas alcanzan los 150 km por hora para mayor gloria de su ego y, supongo, la pasta en premios que les den. Debe ser todo un espectáculo visto la afición del pueblo en tablas. ¡30.000 espectadores el último año! No desespere si le atrae. Se la pondrán en la tv de su país. A finales de este mes.

A eso no he venido. Si a caminar hasta la meta. Digamos la golosina que hay, carrera o no carrera, al pie de la meta. El Café de Mary. Abierto todo el año. Café, tasca de pueblo, restaurante sabroso, lugar de acogida, terraza protegida, lugar de observación y lo que se le ponga.

Si a usted le van las tablas, ya sabe, tírese monte a bajo desde Allmend, Wengeralp o Kleine Scheidegg, a donde lo lleva el renqueante tren de cremallera desde Lauterbrunnen vía Wengen.

La otra alternativa es hacer piernas y recorrer el camino que entre el bosque te lleva desde Wengen o Lauterbrunnen. Subirlo con calma es necesario para no matar el corazón, ni el apetito, ni el paisaje. Puede verlo. Y cuando llegue a Mary’s café, ya sabe, éntrele a la costilleta hecha en la chimenea. Que para eso ha llegado al centro de los Alpes, un trozo de la Europa de siempre, patrimonio de la humanidad.

 
 

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