sábado, 30 de agosto de 2014

Arran, isla de geólogos, celtistas y soñadores



Escocia en pequeño, dicen. Una miniatura para sentir el país en pocos días. Tierras altas. Tierras bajas. Lluvia de viene y va. Cielos apocalípticos. Nadie. Lleno de montañeros y mirapiedras. Que son cinco y no se ven. Silencio. Graznidos de aves en su territorio. Menhires y demás reliquias megaliticas. Allí siempre hubo humanos. Hoy ganan las ovejas. Por doquier.

Puede recorrer la isla en coche. Le recomiendo la carretera, pista, entre Lamlash y Kilmory. The Ross Road. Si tiene suerte y esta abierta. El invierno de lluvias y nieves destroza el camino que solo vuelve a ser apto a principios de mayo si el tiempo colabora.
Puede patearla entera. Lo mas recomendable. Hay infinidad de rutas. Para deportistas y sedentarios. Pedalear es otra opción. En MTB.

Hay hoteles paradisiacos. Como The Kildonan Hotel. Majestuoso. Frente al oceano. Contemplando la isla de Pladda. Con su faro blanco inmaculado. No desespere si no le llega la plata. Codo a codo con el hotel hay un completo camping donde aposentar. Frente por frente.

No se puede ir sin haber visto las piedras de Machrie Moor. Standing Stones, dicen. Círculos de menhires en el medio de la nada. En las tan desolados como hermosas tierras del interior. Esta avisado: del aparcamiento a los menhires hay kilómetros de distancia. Aquello no es turismo fácil. Si usted quiere extasiarse con el granítico histórico tendrá que trabajarlo. Solo aptos para motivados. La mejor forma de conservar intacto un lugar paradisiaco. Pocos viajeros encontrara en la hermosa caminada.

A Arran no se puede ir sin traje de lluvias. El paraguas, con el viento, no le sirve. Deberá ser de quita y pon. Como viene el aguacero llega el sol. Eso lo convierte en el lugar perfecto para de tarde, relajado en su aposento, darse al licor de vida local. También puede visitar donde lo elaboran. No tiene perdida Isle of Arran Destillery, en Lochranza. 



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