Al paraiso se puede llegar de muchas formas. Incluso se puede no llegar. Lo que algunos les parece la forma mas elegante de viajar. Algo asi como la cita de Flaubert: a los dioses no se les debe tocar ya que se te ponen los dedos dorados. Hay puertos a los que de alguna forma es mejor no arribar. Lo importante es el movimiento. Hacer planes, soñar, consultar cartas, aprenderse de memoria el libro de faros. Marcar derrotas, aprender a navegar, dedicarse horas, meses, a la reparacion de lo innecesario. Realizar listas interminables de mejoras de dudosa utilidad. Invertir fortunas que no tienes en electronica variada y demas artilugios para convertir el barco en un hotel de confort.
Asi aprendimos a navegar durante años no vello Ceive. Un Wibo de ferro de nove metros de manga. Lento como a lua, seguro coma un oso.
Se lo cambiamos por un monton de euros a un holandes enamorado, cuando comprendimos que para navegar lejos habia que hacerlo ligero de equipaje. Se lo juro: Colon y sus secuaces cruzaron o charco sin gps, radio, navtex, calefacion... e chegaron. Coma nos
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