miércoles, 7 de marzo de 2007

O vello Ceive


Al paraiso se puede llegar de muchas formas. Incluso se puede no llegar. Lo que algunos les parece la forma mas elegante de viajar. Algo asi como la cita de Flaubert: a los dioses no se les debe tocar ya que se te ponen los dedos dorados. Hay puertos a los que de alguna forma es mejor no arribar. Lo importante es el movimiento. Hacer planes, soñar, consultar cartas, aprenderse de memoria el libro de faros. Marcar derrotas, aprender a navegar, dedicarse horas, meses, a la reparacion de lo innecesario. Realizar listas interminables de mejoras de dudosa utilidad. Invertir fortunas que no tienes en electronica variada y demas artilugios para convertir el barco en un hotel de confort.
Asi aprendimos a navegar durante años no vello Ceive. Un Wibo de ferro de nove metros de manga. Lento como a lua, seguro coma un oso.
Se lo cambiamos por un monton de euros a un holandes enamorado, cuando comprendimos que para navegar lejos habia que hacerlo ligero de equipaje. Se lo juro: Colon y sus secuaces cruzaron o charco sin gps, radio, navtex, calefacion... e chegaron. Coma nos

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