domingo, 21 de diciembre de 2008
Adeus irman
A estas horas va camino de Marruecos. Estará echando humo por cualquier carretera en España.
Ya no es nuestro. Se lo vendí a un grupo de rapaces holandeses dispuestos a la aventura. Lo pagaron como corresponde. Sabían lo que llevaba. Llegaran a donde se proponen: el moro. A mojar los pies al otro lado del estrecho. Ellos no tienen prisa. Cuando se es joven el tiempo no cuenta. A mis años, si. Ya sé que no hay tiempo para todo. Por eso tuvimos que dejarte hermano. Te tomabas con demasiada parsimonia el hacer kilómetros por las corredoiras de Europa. Nos llevaste siempre a donde quisimos. Jamás nos dejaste tirado. Encendías como querías, pero encendías. El ruido era tu compañía. Pero te echamos de menos cuando nos metimos en el lujo del silencio. Tu espacio jamás lo tendrá ninguna furgoneta. Tu elegancia tampoco. La estética del camión, erotismo supremo, tardara veinte años en volver. Te copiaran cuando te hayan reciclado en cualquier desguace. Demasiado tarde.
Colgaremos tu foto entre los libros de la biblioteca. Junto con los otros objetos para contemplar cuando nos vayamos apagando. Formas parte de la esencia de nuestra existencia. Aunque ahora otros te disfruten. Pero sé que así lo prefieres. Mejor estar al sol, camino del moro, que oxidarte parado entre el frio nórdico.
Adeus irman, xamais esquenceremosche
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