domingo, 8 de mayo de 2011

La política del viajero


Esta semana no he trabajado. Por ocio. Lujo asiático en los pagos hispánicos. Lugares que donde yo duermo llaman el país de los comedores de ajo, los maleantes del despilfarro, las tierras del ladrillo, y demás perlas insultantes. Cuando se puede seguir manteniendo el nivel de vida de siempre y se desconoce lo que es la falta de trabajo, es difícil entender que unos tipos, unos kilómetros más abajo, dicen estar, ¡cinco millones, cinco!, en el paro.
Perteneciendo de hecho a las tribus ricas europeas me he ido a hacer lo se hace en los países en la que la semana santa no existe; y la siguiente, de pecado, de vacaciones, de viaje, es lo que hay.
Navegando por los mares de Zelandia, con viento fuertes, sol tímido, puertos vacíos, restaurantes bien escogidos, poco público, escasos turistas… combinación para disfrutar. Con esto de la modernidad, acompañado de portátil, el i-phone del hospital, el teléfono de uno, he tenido tiempo de sobra para leer y releer lo que escriben los tribales de donde nací.
No se lo contare para no aburrirle. En los blogs de aquí para allá no hablamos de estas cosas. Aunque si se ponen deberían hablar ampliamente de política. Fíjese en la primera foto. Un edificio típico del puerto de Veere. En otros siglos lugar prospero de Zelandia, terminal portuaria pudiente apara recoger las lanas que traían los escoceses para vender en Europa. Hoy exquisito pueblo amurallado, puerto de yates para exhibirse, comercios “con encanto”, restaurantes de postín.
Debería fijarse mejor. Si lo hace ver que la construcción del tejado es extraña. ¿Cuál es la función de ese frente escalonado tan típico en los países protestantes? ¿Ninguna? ¿Juego arquitectónico? ¡Sea honrado y hable de política! Estos juegos del ladrillo es un típico producto del exhibicionismo mercantil de los reformados. Si viaje a Utrecht- Amsterdam, Colonia, Basilea, Zurich-, un ejemplo, podrá contemplar desde el canal inmensas fachadas que exhiben riqueza y poder. Detrás esconden un edificio raquítico. La plata hay que ahorrarla para lo que vendrá, hermanos. Que lo del cielo es cojonudo pero de momento estamos aquí. Es otra filosofía. Radicalmente enfrentada al sureño que me quiten lo bailado. Así les va a los comedores de ajo, dicen aquí.
Razón no les falta. Ya lo ven en la segunda foto. Estatuilla que adorna uno de los muros de las callejuelas de Veere. Reconvirtieron el cupido amoroso en un pandillero de tirachinas. Más acorde con la modernidad que nos enseña que al enemigo no se le juzga, se le ejecuta.
Ya ven, viajar da para mucho. Sin hablarles de política. Ya están ustedes cansados de ver fascistas que retiran anuncios de la prensa que no les es sumisa, cabrones trajeados a cuenta del prójimo, putas de visillo con sueldos millonarios sin que se les conozca oficio ni beneficio… Ah, se me olvidaba: viaje, para comparar. En la Europa reformada en la que me muevo, un político que se atreva a boicotear a la prensa, ayer, ya dimitió. Eso.

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