miércoles, 18 de abril de 2012
Disquisición sobre la mochila
La primera mochila que tuve me la compro mi padre en Belgica. No sabría decir si fue en Gante o en Brujas. Conservo eso sí, la foto en mi retina de aquella preciosidad roja colgada bajo el toldo de una tienda de deportes. Era la primera mochila con armazón de aluminio y tela de nylon que llego al pueblo. La envidia de medio mundo. Tenía yo unos catorce años. Murió de puro vieja y la enterramos en Zwolle, ciudad holandesa. Mientras vivió viajo por media Europa. No pudo quejarse. Se usó para lo que fue hecha. Sirvio para todo y más. Hasta de catre. Eramos jovenes
La cambiamos por una joya del mismo color. Una Lowe Alpine diseñada para el alpinismo. La perfección en mochilas. Con un nylon resistente como el acero. Fue maltratada lo que se pudo. Murió sin saberlo, corroída por dentro, de senectud y más. Se deshacía de puro vieja. Me resisti a dejarla. Pero a todos nos llega el final. Me había costado un riñón y los ojos de la cara. Cuando tenía menos que hoy. Estaba de rebajas en unos grandes almacenes de Utrecht.
Intenten cambiarla por el mismo modelo. Imposible. Ya no se construyen joyas de orfebrería. No, mochilas Lowe Alpina sigue habiendo. Algunas exquisitas. Impagables. Dudo que valgan lo que piden. La calidad de los nuevos tejidos made in China son tercermundistas. Le pasa a todas las marcas, no crea.
Busque y rebusque por todos sitios. Pase horas mirando catálogos en internet. Usted dirá que es un asunto neurótico. Quizás tenga razón. Pero la mochila es como la ninfa. Novias y amantes puedes tener muchas, pero reina de tus mares solo hay una. De ella dependes. Guarda tus tesoros. La soportas en tus espaldas. Debe serte fiel hasta la muerte.
Mal negocio se presentaba. Hasta que me fui a Breda, la de los rendidos. Allí había una tienda de deportes que anunciaba precios asequibles. Una hembra viajera, de esas masoquistas que recorren tundras del norte del norte bajo la lluvia, me vendió otra cosa que la que buscaba al grito de "yo entiendo de esto". Entendía. Tanto que acabe comprando dos. Una para mí y la otra para la ninfa intelectoviajera.
Una Deuter Futura con Aircomfort System. En cristiano: la espalda libre con menos traspiración. Cómoda, ligera, de un tejido de calidad aceptable, con funda para la lluvia, bien cortada, mejor diseñada, europea de precio asequible. He recorrido con ella a la espalda los montes suizos. La experiencia es aplastante: hubiera vuelto a comprarla.
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