Los mareantes no son esos politicastros que
hoy dice no y mañana si. Los mareantes no son ni la suegra, ni los cuñados.
Tampoco las vecina –¿o es el vecino?- arrastra muebles, la tía Engracia, el
girasol de tu amigo. Mareantes son los que hacen la marea. Los que salen al
mar. A por el pescado, la vida, lo que se tercie.
Los mareantes son unos tipos, mayormente tipos, que amontonan en sus guaridas inmensas colecciones de abalorios recolectados por todos los puertos y arenales que visitan. Colecciona lo imposible. Lo que el resto de los mortales no imaginan. Escamas de peces, tornillos oxidados, piedras de ribera, estrellas de mar secas, pinzas de centolla, mechones de ninfas, portulanos, cartas marinas, medias quillas, banderas, boyas, nasas, intimidades de hembras, pipas, pitos de contramaestre, ¡lo que se les ocurre!
A este se le ocurrió comenzar coleccionando
mareantes. Ya no tiene donde ponerlos. Las primeras estatuillas de mareantes las
hicieron los propios marineros en los momentos de calma chicha. Fue la gran época
de la talla de los balleneros, los mareantes del bacalao, etc. Los mareantes son unos tipos, mayormente tipos, que amontonan en sus guaridas inmensas colecciones de abalorios recolectados por todos los puertos y arenales que visitan. Colecciona lo imposible. Lo que el resto de los mortales no imaginan. Escamas de peces, tornillos oxidados, piedras de ribera, estrellas de mar secas, pinzas de centolla, mechones de ninfas, portulanos, cartas marinas, medias quillas, banderas, boyas, nasas, intimidades de hembras, pipas, pitos de contramaestre, ¡lo que se les ocurre!
En los años 90 los agudos bretones, en pleno esfuerzo de relanzar su patrimonio marítimo ya desaparecido, inundaron los quioscos de los puertos de Bretaña con una colección de figuras de mareantes realizadas en madera policromada. Fue un éxito total. Realizadas en distintos tamaños a gusto de todos los bolsillos fueron vendidas hasta la extenuación. Los ingleses copiaron la idea y recrearon los modelos haciéndolas en arcilla. Más tarde llegaría la reinvención italiana que todo copia y mejora. Los rusos se apuntaron al negocio con sus versión de piratas. Hasta que los chinos, haciendo realismo socialista, invadieron los comercios del mundo con figuras de fibra cada vez más elaboradas. Siguen apareciendo cada día nuevos modelos aunque ya han perdido la frescura del palo amoldado a navajazos.
Si algún día va por ahí y ve una figura interesante no dude en comunicarlo. Que mejor disculpa para una navegación que ir a buscarla para ampliar la colección de nuestro capitán da maré oceánica
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