El 6 de octubre, sin ánimo de incordiar, escribí un post con el intento de explicar una verdad
de Perogrullo: lo más aproximado al paraíso existe ya en muchos países de
Europa, en donde viven millones de habitantes. Sociedades construidas por tipos
y hembras igual que nosotros. Si vivimos a años luz de ellos no se debe a
desgracia divina ni influjo de las mareas. Se trata simplemente de usar el arma
más potente que tenemos, el voto, con la cabeza, la racionalidad, el pensamiento.
Votar, o no votar, simplemente por cabreo es lo mismo que martillarse los
dedos.
Pues ni eso se puede. No se muy bien como, pero unas 1600
bajadas del texto se han realizado en una semana. Además de algunos comentarios
en el blog he gozado de abundantes mails públicos y privados. Visto el éxito, y
para no morirse del susto, permítanme unas impertinencias mas. Ustedes se las
han ganado.
El país mejora. Solo dos me han insultado. El primero, un
mentecato con medio neurotransmisor cerebral que solo usa a tiempo parcial. Después
de llamarme imbécil, me escribió que Galicia ya era el paraíso bajo la tutela
del señorito Feijoo y los años de cimentación profunda realizados por el Fraga.
¡Uno sin enterarse! ¡Que afrenta para la unidad de las tierras y hombres –de las
mujeres no dice nada- de España! Lo ultimo sin recochineo. Sin que yo sepa muy
bien a que venia, acabo escribiendo que como separatista que soy era mejor que me quedara donde estaba.
El otro insultador fue breve. El votara al otro señorito
de la patria, el Beiras. Solo un imbécil como yo no sabe que en este autobús se
va directamente a la parada revolución. Les confieso que de la sorpresa inicial
he pasado a la compresión absoluta. El héroe señorito no hace otra cosa en sus
discursos: siempre hiriendo, siempre insultante, siempre apocalíptico. Como va
a resolver los problemas de la vida cotidiana, esas miserias, todavía no lo
hemos oído.
Una manchea de compatriotas me han dado las gracias –
mayormente grazas-. De nada no les digo. Más bien de mucho. De las muchas ganas
que me han quedado de seguir explicando que solo se llega a la hegemonía haciendo
pedagogía y no levantando pancartas. Aunque también tengan que pasearlas.
Unos cuantos me han cultivado el ego por la escrita. De
agradecimiento eterno hermanos. Que aunque uno no fue a convento de curas y las
monjas lo expulsaron por rebelde, el uso cotidiano de varios idiomas me ha
despertado el ritmo de la escritura.
Hubiera querido explicárselo personalmente al lusista que
me desautorizo simplemente: escrito en español. Ya saben, ¡van jodidos! Toda
palabra en el idioma del imperio es contagiosa. Tapen los ojos, pongan cera en
las orejas. El pronto me salió defensivo: a mí, que me dieron de golpes en la
escuela por decir chan y no suelo. A mí, que me represalio el franquismo por
organizar las primeras clases de gallego que se dieron en la facultad de
medicina de la universidad compostelana. A mi, que he publicado artículos científicos
en gallego, que escribo todos los días en diferentes soportes en esa lengua,
que hablo varios idiomas además del propio…a mi me entro el pasmo de no
comprender como alguien no entiende que un blog escrito en español publica en español.
A mi me entro la risa con los cuatro y medio –el ultimo
duda después de la disputa- camaradas que me afearon que mi problema,
simplemente, es que no me entero. ¡Neno non te enteras! El educado y honrado lo
achaca a tu condición de emigrante y te explica su versión de los hechos. El
resto va al grano: vuelve y mira. Lamento comunicarles que no vuelvo ni loco.
Lo que ustedes piden es un imposible. No se puede volver a donde nunca te has
ido. Lamento ademas informarles que yo, como muchos emigrantes letrados, leídos
e interesados, tenemos un conocimiento mucho más elevado de su realidad que el
propio.
No es una barbaridad. Yo trabajo en los Paises Bajos.
Pateo Europa, que es mi casa. Igual que usted va de Coruña a Compostela yo voy
a desayunar en Amberes, como en Bruselas y voy al teatro en Paris, a donde
llego antes desde mi casa que usted de Coruña a Vigo. A Madrid no vamos, pero a
Barcelona cada dos días. Las operas en Viena. El teatro en Berlín. Ya puestos a
mirar libros, léalo aquí, la feria de Frankfurt. Usted presume de palpar lo que
yo no puedo: el latir de la calle. ¿Qué calle? La calle en las sociedades
modernas ya no existe. En la época digital las rúas ya no son el motor de la
vida. Tan solo el escenario donde se representa el teatro. Los guiones se
escriben en los consejos de administración de los bancos, el despacho del
director de la voz infame, los juzgados de los amigos. Ya no hay guionistas en
la calle, en las iglesias, en los cuarteles, en las reboticas, en los casinos. Los
contradiscursos se escriben en línea. De la vietnamita pasquinera al blog
provocador. Del boca boca al twitter. Por eso amigos, aunque les pese, estoy ahí,
estamos ahí, aunque no nos vea. Dando guerra. Hoxe votando BNG
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