domingo, 7 de octubre de 2012

El regreso del viajero: Volver a la patria

 
Aunque muchos no lo  saben el salmón libre es la metáfora del emigrante gallego. Otros, lo convierten en el modelo utópico del viajero perpetuo. No hay que confundir los dos discursos dicen algunos, ya que uno viaja por gusto y el otro por necesidad. Una mentira piadosa. Jamás he encontrado por esos mundos un viajero que este dando tumbos por gusto. Todos buscan, todos están necesitados de algo. ¡Que el hambre no solo se siente en el estomago!
El salmón nace en buen rio. Viaja al otro extremo del mundo donde vive. Regresa, siempre, a la infancia, si llega, si lo dejan, si no se queda por el camino. A poner huevas. La simiente de la vida. Allí fenece. Reproducirse y morir. Es la metáfora romantica perfecta.
Pues no, de eso nada, volver a esa infancia, a que me entierren, nada. Que mientras que el cuerpo resista tengo planes para todos los días. Hace tiempo que he decidido juntar esfuerzos para destruir la metáfora y convertirme en otro animal. Aunque sea de serpiente y acabar por los montes de A Capelada para llegar a San Andrés de Teixido donde vai de morto o que non vai de vivo.
No crea usted que la conversión fue ponderada. Fue de golpe. Súbito. Obligado por la puta realidad. Un día de hace tiempo, después de haber obtenido titulos, aplausos y medallas por el frio norte, decidí regresar a la infancia. Pregunte si me querían. No me preguntaron que sabía hacer. Solo estaban interesados en “de quen era”. Como era de mi mismo y no de ninguna tribu, me pusieron en cuarentena. Después de darme largas, y ante la insistencia, me ofrecieron una substitución por dos meses en el Barco de Valdeorras y luego “xa se vera”. Fue el mismo día que me ofrecieron dirigir la transformación de un manicomio en un hospital moderno en el país de acogida. Mate al salmón, mate las ganas. Hoy sigo errante. De viajero perpetuo. Que me empalma. Aunque todas las noches, delante de la pantalla, me asome a la ventana de la infancia, mi patria.

 

1 comentario:

Anónimo dijo...

Moi ben escrito. Eu traballo aquí, pero non vivo na miña vila, e eso que parece unha parvada cada vez colle mais importancia. Será cousa da idade.