domingo, 8 de diciembre de 2013

Las etiquetas de los vinos




Pateando por las calles de Barcelona encontré en unos ultramarinos de postín estas botellas. Desconozco el sabor de los caldos. Por suerte para mi faltriqueira la tienda ya estaba cerrada. Pero no me dirá que las etiquetas no son otra cosa. El uso de la botella como soporte para transmitir otra imagen del vino.
 
De vuelta a la dacha discutimos con el personal. Los conservadores les auguran poca venta. El pueblo, conservador, sigue atado a la etiqueta tradicional. Sinónimo, falso, de calidad. Vamos, como los bancos.  Empeñados hasta el tuétano.
 
Los modernos gafapastas orgasmizan con la idea. Dentro de poco ya superamos a las galerías con estos soportes más sabrosos que una mísera pantalla digital.

El snob modernista vaticina que de aquí a dos pasos todas así. El capitalista ve posibilidades para anunciar cualquier cosa…. De todo he oído. Hasta el consabido deseo pornográfico. Mientras la discusión sigue, sigo sin tenerlo muy claro. Algo es indiscutible: son hermosas, son distintas

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