martes, 24 de febrero de 2015

Madrid, capital de la nada


Aprovechando un congreso internacional de loqueros, de mierda, baje a Madrid; capital de eso que llaman España. Madrid jamas me ha gustado. Siempre fue una ciudad insufrible. El querer y no poder de los godos. Me contaban que había cambiado. Sigo sin verlo.

Sera asunto propio. A pesar de haberla pateado de cabo a rabo. Solo y con guía. Hoy solo me acuerdo de las terrazas del Madrid viejo. Entre achicoria cafeinada y cerveza insufrible. Algún restaurante perdido. Donde ahora dan tapas, medias tapas, hambre y azucarillos.

Al Prado no se puede ir. Que no entras. A no ser que estés dispuesto a tirarte horas haciendo cola para sacar una entrada. Rodeado de cientos de tipos y hembras que van a hacerse selfies delante de los cuadros. Tiempos aquellos en los que entrabas gratis y solo, mostrando tu pasaporte. Es la metafora del cambio. Si pagas te ponen a las putas hasta en la cama. Pagar por ver la espalda del turista no me excita.

Hasta fui al barbero. A cortarme el pelo que el calor asesina si no se esta acostumbrado. De palique por bares cafés y tascas resumimos lo aprendido: estos tipos viven en las nubes. Lo mas rechamante es comprobar que los godos se creen a pies juntillas lo que publica lo que ellos mismos, con arrogancia, llaman la prensa de la capital. !Increíble, oiga!.

Desayunando en la magnifica terraza del museo del alemán y la concubina solo pude llegar a una conclusión razonable: España, eso que no existe, solo se mantiene a través de las falsas sombras chinas que emiten los chupoteros del españolismo capitalino. El único corolario posible es que solo habrá liberación cuando una horda de tribus barbaras periféricas le prenda lume ao xeito. 

Tendremos que ir avisando a la castellana que me insulta ya que, dice, mentira, que no la entiendo, para que vaya haciendo el petate. El fuego purificador va de camino. 


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