Siguiendo la moda europea de invertir el
dinero de los impuestos de todos en dudosas instalaciones, los dublineses también
tienen un nuevo puerto. En los dias
soleados el público lo recorre como la calle real de mi pueblo. De arriba abajo.
Dejándose ver; intentando que lo miren. Hay quien hasta la muerte sigue en la
adolescencia.
Hay otros destinos más brillantes y menos
conocidos en la periferia de Dublín. Si usted se sube al tren de cercanías que recorre
la costa llegara a los viejos muelles hoy convertidos en marinas para pobres.
Alli hay mucho que ver. Más, que oír. Encontrará la mejor música en directo en
los pubs de los muelles. A partir de las 6 de la tarde comienza el día.
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