No hay peces de brillantes colores. Ni aguas azules ni transparentes. ¿Calor, eso que es? El agua está congelada, amarillenta de la arena en suspensión que lleva. La visibilidad mala a matar. Con suerte eso sí, lo visitara una foca o los cientos de nécoras que se arrastran por los fondos. Pero a eso no van. Los buceadores nórdicos acuden en peregrinación uno detrás de otro a sumergirse en las entrañas de Le Serpent. Un barco de ferrocemento que fue usado como gabarra y acabo su vida útil convirtiéndose en arrecife artificial junto con otros barcos más pequeños de hierro: La rata y la foca.
Pueden leerlo y verlo en su site. El viaje merece la pena. Ya que aunque parezca artificial y masificado, no lo es. La eficacia holandesa hasta eso controla.
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