sábado, 5 de mayo de 2012
Un día tal cual volvimos a derrotar a los alemanes
Un día como hoy, unos cuantos europeos procedentes de distintas naciones, con el refuerzo de los canadienses expulsaron al invasor nazi de los Países Bajos. Desde aquella el 5 de mayo es fiesta nacional en Holanda.
Como país serio que son lo celebran en dos etapas. La víspera, el día 4, a la caída de la tarde, cientos de personas se reúnen en distintas localidades del país a honrar a los muertos. No solo a los héroes oficiales y uniformados, sino a todos aquellos y aquellas que perdieron la vida por la libertad. Los dos minutos de silencio se cumplen a rajatabla en todo el país. Hasta los coches paran en los arcenes de las autopistas. Todavía quedan pueblos con memoria histórica.
En Ámsterdam, la plaza del Dam se llena de público acompañando a la reina. Es la ceremonia oficial que compite en devoción popular con las concentraciones de todo tipo y color por el resto del país. La fiesta, el cinco. Con festivales en todas las ciudades y pueblos que son visitados masivamente.
Desde hace unos pocos años los políticos del todo vale nos intentan contar que los alemanes de hoy no son los de aquella. Que todos somos europeos, hermanos. Todos los años se tira el globo sonda de honrar también como víctimas a aquellos parias que mataron y se dejaron matar con el uniforme de la Wehrmacht
Con la misma tozudez el pueblo unido responde que a los alemanes ni agua. Es la memoria historica de generaciones que a pesar de haber vivido 66 años en paz al lado del vecino poderoso sigue desconfiando de esos pueblos germanos que cromosomaticamente son profundamente primitivos. La razón viene del éxito arrasador de la cultura prusiana que mantienen militantemente que orden y disciplina es igual a prosperidad, que no es lo mismo que progreso.
El resto de Europa aprendió a lo largo de la historia que calidad de vida no es sinónimo de oro en la faltriquera. Ellos, los hijos del Rin, siguen sin enterarse.
Ahora que tanta propaganda nos hacen los girasoles de la derechona sobre las artes alemanas, conviene más que nunca mirar a las respuestas de aquellos pueblos que por las lecciones de la historia conocen bien el percal. Y eso es lo que se aprende en el viaje: prepárate para volverlos a derrotar una vez más.
Algunos, es que siguen sin enterarse.
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