miércoles, 29 de agosto de 2012

Camariñas



Pateado Vilano no queda más que dos opciones. Quedaban, más bien. Antes del Prestige íbamos a ver a Man, el alemán pirado, en Camelle. Lo de pirado era una estupidez de los niñatos de Coruña. Sin A. Sin L. El resto sabia que aquel hombre estaba tocado por los dioses. Él iba de artista, lo que le relajaba la angustia. Lo mato la neumonía y el petróleo. Todavía algunas de sus antiguas ninfas esperan al primer gallego que le pregunte al Presidente por que sigue escondiendo que lo mato de disgusto. No crean que es exageración. Tengo a una paciente, alemana loca loca, que mantiene que lo de la Merkel contra España no es más que la venganza dulce de Man contra el descerebrado de los hilitos de plastilina. No desvaría mucho. Si usted viaja y/o consume literatura sabrá que entre un romántico alemán y un gallego de pura raza hay poca diferencia: ambos creen a pies juntillas en las ánimas.




La otra opción. Era, fue, volver a Camariñas. El puerto mítico de la “Costa da Morte”. Frente a la visión raquítica del puerto de pescadores, Camariñas, de siempre, fue un puerto de bandera. Protegido de los vientos dominantes de invierno, fue refugio durante siglos de los perdidos en esta costa de respecto. Para los incrédulos, las viejas fotos en las que aparece su rada repleta de galeones.
Hoy Camariñas sigue siendo puerto serio. Solo basta mirar con los arrastreros que siguen operando desde su aguas. Del resto, como cientos de kilómetros de la costa gallega, ha sido destrozada por la ineptitud de sus políticos. Aldeanos del ladrillo, mataron la gallina de los huevos de oro. Solo en Ponte do Porto, al final de la ria, podrá ver algo conservado. El resto es el premio envenenado a los que siguen pensando que los derechos no se tienen si no que se regalan.




Comimos sardinas en una tasca del puerto a precios asequibles. Se empeñaban en hablarnos en turista aunque ellos usaban entre si el idioma de siempre. Hubo que insultarlos. Estupefactos bajaban la cabeza del humillado sin entender muy bien por qué. Hay que demostrar que fueron a la escuela. La equivocada parece. Camariñas es tierra de emigrantes a Suiza. En los meses de verano regresan a la infancia, la patria si quiere, a traer los francos que ya poco valen. Han traído mas cosas. El odio al país donde nacieron en forma del cantico del progreso de la nieve. Les explico: todavía hay tipos que piensan que el mana viene gratis, del cielo, en forma de copos de nieve. Sera que como en Galiza, solo llueve, estamos condenados a la miseria. Decía una de ellos: Aquí no hay nada. ¿Y si no hay nada a que vienes? Se encogió de hombros y no dijo más. En Camariñas tierra del encaje fino

No hay comentarios: