viernes, 24 de agosto de 2012

Fisterra: el comienzo del mundo

 
 
Recorrimos 2600 km bajo el sol de julio para llegar allí: Principium Terrae. Por mucho que se empeñen en llamarle Fisterra, Finisterre, O cabo do mundo, Land’s End, etc. Allí no se acaba nada. Esa es la visión del español, el ciudadano, el mesetario perdido, el europeo saltarín que se equivoco de camino. Todos los egocentristas del universo en conjunción armónica manteniendo inútilmente que donde ellos partieron reside la sede del principio de las cosas.
 ¿Les suena? Km 0. Puerta del Sol. Centro del imperio donde no se pone porque jamás ha salido el sol. Aplíquese el cuento y espabile el cerebro. Fisterra es el comienzo del mundo. De allí hacia adelante todo tierra a conquistar. Lo otro, lo que se ve detrás del faro, allá abajo, al pie de las rocas no es mas que el Mar Océano. El tenebroso para los acojonados mesetarios. El mar de la vida para los gallegos de Nazon, con Z. Y otras muchas naciones de navegantes y mareantes. El mar que daba peces y sardinas. El mar de los puertos. Por donde arriban los buenos vinos, las mujeres hermosas, la mejor literatura, las ideas de progreso, las historias prodigiosas, los barcos de locos a desatar… El mar de todos. Del que lo trabaja y sufre. El mar proletario sin fronteras. El mar nuestro. El mar de antes, hasta que llego el miserable catalán y jodio el negocio sacando el capital donde antes había sardinas.
Si no lo entiende vaya a verlo. Hay que verlo. Aunque allí no vea nada. Nada mas que un mar que ni bravo es, ya que el faro de lo hombres de hierro esta un poco mas arriba, en Cabo Vilan, que si es de respecto. Por no citar la punta mas ocidental de Europa, Cabo Touriñan, poco mas lejos. No se pare ni en los peregrinos que llegaron allí reinstaurando la tradición inventada a finales del siglo XX. Ni compre abalorios hechos en China. Tampoco se fie de los cueros de los artesanos importados de Francia. Alli en Fisterra, no hay nada. Ni un faro portentoso que ver. Una casa desconchada y triste, que afirma que los que van a ver el fin del mundo no lo encuentran ya que no lo hay. Dense la vuelta, de espaldas al mar y contemple lo que hay de frente. Póngase andar y compare. ¿Ven como tengo razón? Benvido ao escomenzo do mundo!

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