lunes, 25 de enero de 2016

Entrare en Granada



Partí de Córdoba hacia Granada por la nacional 432. Masoquismo puro. Política pura. Durísima. Alli, que presumen de progresio e izquierda se demuestra una vez mas que las buenas estructuras solo se realizan donde vive el votante. Pensar que la falta de ellas es contribución al atraso no cabe en la cabeza de los chupa votos de la patria.

Que no me queje dice el granadino pavo. Puedo ir dando la vuelta por la autovía a fuerza de hacer muchos mas kilómetros en el mismo tiempo. Optamos por el rally para sentirnos jóvenes. Utopía vana.

Llegar a Granada es fácil. Entrar es otra historia. Ahora entendimos la ”Balada del que nunca fue a en Granada”. Ni que lo hicieran a propositito. Alli parece que no quieren que entres. Al menos no en el centro donde busque hotel. Argumentan en la tradicional mentira española que lo hacen para disminuir el trafico. Este, reducido, es infernal. Deberían invitar al alcalde a darse una vuelta por el mundo. A ver si se entera de otras opciones mas acorde con el concepto funcionar.

Granada como ciudad no es nada. Una capital de provincia del sur de España donde el burgués se apalanca, el pueblo mal vive, la jauría se desgana. Van de rositas y miran los escaparates que estamos, seguimos, de crisis. Eso si, en casa no se quedan y las calles en navidad se llenan que estamos de vacaciones. Las terrazas se abarrotan de asuetos, los bares también, pero el mundo pasea sin bolsa y los comercios siguen de rebajas desde el invierno pasado

A Granada van el viajero a la Alhambra. Los turistas suben a Sacramonte, aunque a donde hay que subir es a Albaicín, cuna de la moreria que se mantiene. Granada es la mentira imperial del tanto monta monta tanto del nacionalismo español. Curso rápido de manipulación de la historia. ¡Hasta por ver la tumba y la camiseta de la reina le cobran! Agarre en cualquier caso la cartera, que alli a los guiris los sablean.


El resto, que quiere que les diga. Zara por doquier.



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