lunes, 25 de mayo de 2015

La carretera a la Isla de Skye




El ferry danés llego con puntualidad nórdica al puerto de Tyne. Diluviaba. Los aduaneros ingleses esta vez optaron por no estropearnos el día. Lentamente, pero sin retenciones fimos admitidos en la Gran Bretaña. Lo de grande es lo que no cuadra.

Cuadradas son las rotondas de los británicos. Caso único en las carreteras europeas. ¿Como es posible realizar los cruces mas complicados del universo sin sonrojarse? Esta avisado: conducir a la izquierda no es complicado. Uno se acostumbra en un santiamén. El peligro acecha en las imposibles rotondas. Agudizado por el hecho que su costumbre no es mirar por encima del hombro derecho, por donde en Europa no vienen los coches.

El camino hacia el norte tiene dos opciones: Glasgow o Edimburgo. Glasgow ofrece mas kilómetros de cómoda autopista. Edimburgo es la vieja carretera nacional llena de curvas, trafico y menos kilómetros. Optamos por la segunda. Creo que no era buena opción. No lo tenemos claro.

Llegamos a Edimburgo en medio de la borrasca. Cruzamos la periférica sin demasiado trafico en mañana de domingo. Un alivio. Allí tomamos la M90, mas tarde rebautizada como A9. Es una hermosa carretera de montaña donde el control de trayecto le marcara los limites de su velocidad. El otro, mas severo, es el tiempo de perros que siempre hace: agua, nieve, viento. Es la carretera a las tierras altas, el paraíso escoces.

En Dalwhinnie nos desviamos por la A86 hacia la costa. Buscando el puente que te lleva a la  isla de Skye. Cuenta la historia que las discusiones entre los lugareños sobre la construcción del puente fueron bíblicas. Dice la leyenda que están arrepentidos. No lo crea. Allí excepto paisaje nada hay. Hoy del turismo deportivo comen, abundantemente, todos.

Skye es uno de los lugares mas turísticos de Escocia. Leído lo anterior no pase pagina para no ir ya que los viajantes que allí van se ven poco. Pertenecen al tipo montañero deportista que se rompe las piernas trepando como cabras. Añada algún fotógrafo enamorado de la luz y el contraste de los diferentes tipos de turba. Dos japoneses perdidos detrás de sus cámaras. Millones de mosquitos en los meses de verano que hacen que allí no vaya casi nadie. Avisado esta.

¿El secreto? A las tierras altas escocesas solo se puede ir en el mes de mayo. Cuando el tiempo es apacible, dicen, la nieve casi se ha ido, los mosquitos todavía no han llegado.
Llegamos a Portree capital de la isla muertos de hambre y disfrutando de las curvas escocesas por una carretera aceptablemente asfaltada. Solo quedaba deshacerse del equipaje y buscar un lugar donde comer por un precio aceptable.




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