El
ferry danés llego con puntualidad nórdica al puerto de Tyne. Diluviaba. Los
aduaneros ingleses esta vez optaron por no estropearnos el día. Lentamente,
pero sin retenciones fimos admitidos en la Gran Bretaña. Lo de grande es lo que
no cuadra.
Cuadradas
son las rotondas de los británicos. Caso único en las carreteras europeas.
¿Como es posible realizar los cruces mas complicados del universo sin
sonrojarse? Esta avisado: conducir a la izquierda no es complicado. Uno se
acostumbra en un santiamén. El peligro acecha en las imposibles rotondas.
Agudizado por el hecho que su costumbre no es mirar por encima del hombro
derecho, por donde en Europa no vienen los coches.
El
camino hacia el norte tiene dos opciones: Glasgow o Edimburgo. Glasgow ofrece
mas kilómetros de cómoda autopista. Edimburgo es la vieja carretera nacional
llena de curvas, trafico y menos kilómetros. Optamos por la segunda. Creo que
no era buena opción. No lo tenemos claro.
Llegamos
a Edimburgo en medio de la borrasca. Cruzamos la periférica sin demasiado
trafico en mañana de domingo. Un alivio. Allí tomamos la M90, mas tarde
rebautizada como A9. Es una hermosa carretera de montaña donde el control de trayecto
le marcara los limites de su velocidad. El otro, mas severo, es el tiempo de
perros que siempre hace: agua, nieve, viento. Es la carretera a las tierras
altas, el paraíso escoces.
En
Dalwhinnie nos desviamos por la A86 hacia la costa. Buscando el puente que te
lleva a la isla de Skye. Cuenta la
historia que las discusiones entre los lugareños sobre la construcción del
puente fueron bíblicas. Dice la leyenda que están arrepentidos. No lo crea. Allí
excepto paisaje nada hay. Hoy del turismo deportivo comen, abundantemente,
todos.
Skye es
uno de los lugares mas turísticos de Escocia. Leído lo anterior no pase pagina
para no ir ya que los viajantes que allí van se ven poco. Pertenecen al tipo
montañero deportista que se rompe las piernas trepando como cabras. Añada algún
fotógrafo enamorado de la luz y el contraste de los diferentes tipos de turba.
Dos japoneses perdidos detrás de sus cámaras. Millones de mosquitos en los
meses de verano que hacen que allí no vaya casi nadie. Avisado esta.
¿El
secreto? A las tierras altas escocesas solo se puede ir en el mes de mayo. Cuando
el tiempo es apacible, dicen, la nieve casi se ha ido, los mosquitos todavía no
han llegado.
Llegamos
a Portree capital de la isla muertos de hambre y disfrutando de las curvas
escocesas por una carretera aceptablemente asfaltada. Solo quedaba deshacerse
del equipaje y buscar un lugar donde comer por un precio aceptable.
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