viernes, 31 de diciembre de 2010

2011: Sail now work later

Rumbo La Manche


Mañana partiremos hacia La Manche si el tiempo no se encabrita. Que todo es posible en estas fechas. Rumbo las magdalenas de Proust. Allí en Honfleur donde hacia sopitas con leche mientras escribía y contemplaba a las ninfas forales. A la bahía de la abadía de Michelle el Santo, donde si el sol sale se pueden tirar hermosas fotos. St. Maló pueblo de piratas del que podrían aprender los ferrolanos vila de preas. Ir a ver a la cancalesa, entre ostras. Cap Frehel, Erquy, paraíso de siempre… y lo que el viento decida.
La disculpa es sencilla: Volver a beber una cerveza Pelforth. Por menos destrozan los yanquis el mundo

Melancolías navideñas


Cambiamos lentamente la moda. No se sabe si es por la crisis o el aburrimiento. Volvemos lentamente a lo consistente. Lo de siempre. Aquello que se presupone natural. Aunque no sabes qué. Las niñas vuelven a lucir trapos largos. Tapan lo que pueden y lo que deben. El movimiento lánguido penetra Twitter. Solo hay que leer la cantidad de treintañeras mal folladas que desparraman su melancolía cotidiana contando que a pesar de tenerlo todo no tienen nada: Alguien que las quiera más allá del semáforo de la esquina.
El tiempo breve, como los polvos breves no son reconfortantes a largo plazo. No te dejan explorar las fronteras de lo permanente. Aquello que se va haciendo lentamente hasta llegar al punto de cocción.
Volveremos a la época de los pelos largos, los coños copiosos, las faldas cubretodo, los vestidos sueltos… Lo combinaremos con el e-book, la prensa digital y los cafés en cada esquina. Queda por saber si también vuelve la buena literatura, los viajes a las fronteras salvajes, las políticas democráticas, el hambre de cultura, los polvos por placer

domingo, 26 de diciembre de 2010

Suicidas en Waikiki Harbor

El Haldol me ha robado las ideas/ Viaje a la locura 23


No me pregunte nada más doctor. Ya no sé quién soy, de donde vengo, donde vivo. No sé ni si usted es quien dice que es. No sé si esto es una casa de locos o de putas. No sé qué día es. ¿Quién es la reina? ¿Se acabo la guerra? Antes tenía miles de ideas en mi cabeza. Era como los grandes almacenes que había cerca de mi casa...pero ahora el haloperidol, el cabrón ese, me ha robado las ideas

sábado, 25 de diciembre de 2010

Del sexo de los viajeros a los problemas de Julian Assange


Hoy que es navidad no toca hablar de política. Tampoco de costumbres. Mucho menos de que no soportamos a la familia, aunque atados fielmente al precepto cultural hoy los aguantamos. Tampoco vamos a hablar de mejores deseos ya que se los deseo todos los días. O jamás.
Hoy, que es navidad vamos a hablar de sexo. Esa cosa que hoy, todos bebidos, serán incapaces de hacer aunque el deseo mental se lo pida. Del sexo de los viajeros y si me apaña, los turistas.
Los que han salido de su casa, han aprendido que las costumbres a la vuelta de la esquina no siempre son las mismas. Algunos incluso descubren que lo que les cuentan los periódicos todos los días es mentira. Me explico: mis amigos holandeses alucinaban cuando paseando el lorcho por Estambul descubrían aquellas turcas portentosas de minifalda, zapatos de tacón y cerveza, en las terrazas en las que esperábamos la llegada del fresco de la noche; alternándose con otras señoritas escondidas tras paños negros importados de Irán. ¡Resulta que los musulmanes follan! Por no mentarles los innumerables puestos de lencería modelo puticlub del bazar egipcio, siempre a rebosar. O los lupanares a la orilla del Bósforo, a la entrada del puente Gálata.
Les falto tiempo y ganas para aprender los códigos que se estilan por esos lares. El mismo tiempo les falto cuando paseando por las calles de Barcelona comprobaron que mirar salidos a aquellas morenas no funcionaba, técnica que habían aprendido en Roma, ¡joder si también son del sur!. Fracasaron totalmente en Paris sin entender como comunicar con aquellas señoritas que perdían el culo por enseñarse, pero te destrozaban si las mirabas. ¡En su casa el seguro del éxito era un buen ataque!: Niña me gustas.
Todo viajero ha aprendido que si quiere salir vivo del evento debe comprobar primero las reglas del juego. Los turistas lo intuyen. Los viajantes van a lo barato y pagan. Los autistas no se enteran y llevan palos. Los psicópatas narcisistas levantan admiración por el éxito adquirido. Todos caen tarde o temprano.
Julián Assange, viajante de sus verdades y secretos intento dormir, comer, viajar y follar gratis. Le salió cara la jugada. La justicia dará alguna vez un veredicto absolutamente inútil. Hoy todos sabemos que ese tipo que filtra verdades ya supuestas es un mal follador, un mal viajero, un narcisista insoportable, un macho pendenciero. Lo que no le saca merito a sus secretos.
Lo más mezquino de todo ello es la pasión que todavía despierta en hembras solitarias a la búsqueda del cabron que las engáñe y maltrate para acabar visitando la consulta de algún psiquiatra comprensivo. Si no que se lo pregunten a las hembras que me fulminaron de su Twitter por decirles que yo, como hombre, no comparto las costumbres de ese maleducado y silvestre hijo de desheredados europeos: ¡15!

Los que nacimos frente al mar

DARK SIDE OF THE LENS from Astray Films on Vimeo.

domingo, 19 de diciembre de 2010

Labios y sexo


Lo anuncian en Liberation como regalo de navidad. Se supone que hará furor entre los franceses que tienen cierta querencia por estos lances. Es una historia vieja. Hay labios horizontales y verticales. Igual que las sonrisas. Las de verdad y las de la excelente colección de libros rosas en los que miles de hispanos descubrieron la otra literatura por manos de Berlanga y pandilla.
Ahora intentan hacerlo científico. El estudio del coño y la boca comparativamente exhibido. Solo se me ocurrió un pensamiento: ¿en las noches de invierno no tienen otra cosa que hacer en vez de probarlos? Ambos: horizontales y verticales. Los labios. No confundir con otra cosa sabroas pero menos exuberante: conas y coños.

miércoles, 8 de diciembre de 2010

Paisajes invernales




Este es el camino que recorro a diario cuando se me ocurre arrastrar el lorcho al lado de casa. No lleva a ningún lado. Lleva a donde quieras ir. Que consiste en dar la vuelta al bosque, adentrarse en el dominio de las vacas semisalvajes escocesas que no gustan de extraños, cruzar la antigua vía del ferrocarril convertida en pista de bicicletas, jugar a cazar conejos, de mañana encontrase con algún ciervo huidizo, ver escapar al faisán, los grajos vuelan bajo…hacia un frío de carajo.
Después de hacer la ultima foto acabe en la cama derrotado por el trancazo de un virus del que todavía no me he repuesto. Desde la cama contemplo el espectáculo gris de un cielo invernal que no acaba de definirse. Pero fuera, donde el frio, el paisaje bucólico, las fotos, nos pone tiernos. ¿Siente ya el calor? Que no lo engañe la fotografía. Frio, hacia mucho frio.

martes, 7 de diciembre de 2010

El tiempo que se fue


Atado a la cama y los pañuelos de papel por un virus voraz contemplo las últimas fotos de un verano de infancia. Mientras teorizo sobre virus y otras posibles etiologías de los múltiples dolores que no pasan. Que una vez no es estrés si no una enfermedad asesina ya que todos debemos morir. Veremos.
Miro el último lugar donde me pase el verano sin hacer nada. O haciendo nada. Una forma de mirar el MarOceano. Contemplando una tras otras las olas que desparraman sobre la arena pulida del Ártabro. Ver como los que tienen cuerpo para ello intentan cabalgar las olas, los más en versión submarina. Atizarse una cerveza para combatir el cansancio de no mover una sola neurona. No decir nada. No pensar nada. Hablar de nada y pasar entre el calor las horas, de la nada.
Así eran los veranos de la infancia. Cuando nos llevaban en el tranvía al Alto do castaño, viaje de aventuras a tres kilómetros de distancia, que ni era alto ni jamás le vi castaños. Pero allí podíamos correr entre los frutales por las tierras de la marquesa que solo repetía: ¡niños no os manchéis! Imbecilidad manifiesta cuando las higueras derrochaban calorías al alcance de la mano. Jamás hubo higos más dulces. Sucumbieron bajo el pelotazo 4 viviendas y dos áticos con garaje y cocina a elegir en el mejor sitio de la carretera del cruce…por donde bajábamos, por Solloso, a la playa de la Gándara donde había lo que ya no queda: playa, navajas, almejas, berberechos, el bote del tío traficante, las enaguas de la prima. Volvíamos derrotados de nada hacer, a escuchar a Perico, el canario que tañía las habaneras del abuelo mientras que no hacíamos nada. Absolutamente nada. Como ahora. En la cama. Sin hacer nada. Nada más que esperar a que el tiempo se vaya.

lunes, 6 de diciembre de 2010

Esto es la vida y no wikileaks

Preparando el barco para invernar


Ya han caído las primeras nieves paralizando el país donde duermo. Son las costumbres de cada invierno. Saludadas con placer por la prensa infame que a falta de algo serio que contar -no vaya a ser que el capital se cabree- se dedican al sensacionalismo de anunciar la nevada perfecta que por suerte no llega.
Rápidamente vamos preparando el invierno. Desde pequeñeces como asegurarse que todas las bicicletas llevan luces para hacerte visible en la noche pronta, hasta vaciar el barco para acurrucarlo en el hangar donde se proteja de fríos y lluvias.
La casa se convierte en un caos de miles de objetos que hay que limpiar y ordenar antes de guardarlos.
Controlar amarras una a una. ¿Están bien? ¿Hay que renovarlas? ¿Tienen moho en algún lugar? ¿El salitre asesino empieza a oxidar el metal? ¿Qué tornillos hay que cambiar? ¿Funciona todavía esa pasador? ¿Merece la pena lavar la bandera o compramos patrióticamente otra nueva? Esos remos hay que barnizarlos. ¿Hay que cambiar las bengalas de salvamento? ¿Los cartuchos de los chalecos salvavidas ya están caducados? No encuentro las gafas de sol. ¿Para que lleváis tanto vino en el barco si luego no lo bebéis? ¿Todavía resisten las baterías de las luces un año más? ¿Hay que barnizar la botavara? Tira ese cojín que ya se ha muerto…
Así vamos paso a paso seleccionando, limpiando, guardando, haciendo listas de compras…llenando la casa de caos hasta que todo de vuelta en su sitio, volviendo a soñar con nuevas navegaciones en el 2011... De momento, a contemplar la nieve.

Dedicado con amor a todos los ibericos de derechas o izquierdas, encabronados por que el paro de los controladores no fue el comienzo de la revolucion

Cuando hasta los perros te apoyan

domingo, 5 de diciembre de 2010

Lecciones sobre el paro de los controladores aéreos para viajeros



Hoy no toca hablar de política. Hoy si toca hablar de antropología, política. Y de viajes.
Para antropólogos es la reacción en la red a la expropiación por una minoría de la ilusión de una mayoría de sentirse cuatro días libres.
La izquierda romántica no defiende a los controladores pero tal vez si ya que no hay que pasarse y militarizarlos es dictatorial. La izquierda patética tampoco defiende a los controladores pero se cabrea ya que el pueblo pasa de tomar el palacio de invierno y apoyar huelgas varias y, pendejos, solo sueñan con irse de vacaciones. La izquierda liberal, explica con detalle que militarizar a esos desaprensivos funcionarios de hacerlo, hacerlo bien, aunque dure una eternidad. La izquierda obrera pide fusilamientos y despidos demostrando que su grado de educación es inferior al cabro acumulado.
La derechona se calla no vaya a ser que la culpa les caiga encima. La derecha de toda la vida aplaude de boquilla al gobierno. Las madres de derecha aplauden al gobierno ya que lo que el pueblo necesita es un líder con cojones
El resto, no sabe/ no contesta, se queda en casa o se va de viaje a la vuelta de la esquina ya que, repito, la cascada del rio Belelle es impresionante y gratis.
Para los viajeros tirados, la recomendación numero uno del mismo: si quieres llegar lejos hazlo por tus propios medios. La vida, cuando te frustra, es cuando te haces dependientes del prójimo. No combatiré la evidencia de que para ir a Cancún de vacaciones de una semana no hay más que subirse a un avión. Si discutiré la idea de que hay que ir a atizarse de mojitos a un hotel de Cancún antes de haberse mojado los pinreles en la cascada del rio Belelle.
Al final, para todos, recordarles que la cosa es tan vieja como el año 1968. Cuando Sartre y Camus discutían sobre ética, estética, manos sucias. Camus era un romántico y se murió sin el aplauso de la mayoría. Sartre se llevo el aplauso y la gloria, ya que había devorado `las contradicciones en el seno del pueblo` del gran timonel.
Vamos, que sin mancharse las manos no se llega a ningún sitio, románticos

miércoles, 1 de diciembre de 2010

Paris 15 Volveré


Je arrive!. Es la expresión francesa más importante que hay que aprender. Puede decirse en cualquier situación. Incluso cuando se huye hacia el lado opuesto. La aprendimos de un camarero parisino que cada vez que lo llamabas para pedirle algo desaparecía con la misma rapidez que aseguraba llegar. Era en los tiempos proletarios en los que el ala de pollo nos sabia a gloria mientras que las devorábamos por los bares de estudiantes de St. Michelle. En los tiempos en que allí había estudiantes y no turistas.
Desde aquella volvimos muchas veces. Hoy, de vuelta a la dacha nórdica donde hace frio, clamamos solemnemente que volveremos otra y muchas veces. Mientras el cuerpo resista.
A patear por esas calles donde todo es parecido pero nada es igual. Ese centro de la Europa que todavía no ha sucumbido moralmente a la globalización del mal gusto y el pelotazo. También puede ir a ver monumentos y museos. Si quiere. Pero le aseguro que la vida está en las rues, en los cafés, en el monsieurmadam…