viernes, 30 de abril de 2010

Discurso contra la tiranía del viento, y demás


Antiguamente había marinos, marineros y mareantes. Luego pasaron a mercantes, el que vale vale y el que no para la marina, y yachtmen. Jodimos la cosa cuando llego lo de patrones de embarcaciones de recreo, embarcados y suicidas.
Todos ellos fueron, son, y serán, víctimas de la tiranía del viento. Los Yachtmen, con vena masoquista. Disfrutan, dicen, de navegar dejándose llevar por la neurosis de Eolo. Que por joder, pertinentemente, siempre sopla del lado a donde pensábamos ir.
Los mareantes y esforzados se tiran en esos casos al remo. Un calculo elemental demuestra que la quema de calorías necesaria para avanzar una milla no está en proporción lógica con los resultados. Pero el hambre mata más.
El resto, grito hace tiempo, que con la llegada del motor se habían liberado por fin de la tiranía del viento. Lo siento señores: Homo sapiens non mexa contra o vento. Puede que ustedes no lo noten pero sus pantalones están mojados. ¿Han visto ustedes a qué precio está la gasolina? Todo lo mas han cambiado de tirano. Me quedo con Eolo. Ese al menos nos deja remar.

jueves, 29 de abril de 2010

Navegación número dos


Despertamos con sol y silencio. El mar como un plato. El parte dice que va a llover y levantarse viento fuerza cuatro a cinco, del sur. Nos regalamos con te a la menta ya que la cafetera se quedo en casa, acompañado de barras de musli que saben a gloria. Ni señales de los lobos de mar. Parece que alargaron la noche en la barra de Perry’s.
Aparecen los primeros buceadores, a la búsqueda de centollas. Decidimos partir rumbo a Archipel. Tres islotes en medio del mar de Greveling donde estas resguardado de cualquier viento. En el camino elaboramos la comida. Garbanzos a la pescadora. Por ponerle un nombre. 
De arribada comimos. Acompañándonos con la primera cerveza del año. Embarcada. Sabia a gloria. Gloria era también que había pocos barcos. Silencio. Hijo tres intenta pescar nécoras con salchichón francés. Un fracaso. ¿Sera que no les va el aroma gabacho?
Al mediodía se levanto el viento y el cielo se empedró. Gallego militante – ceo empedrado chan mollado- partimos hacia Brouwershaven. No vaya a ser que se nos moje el piranjallo. Lentamente hicimos millas en un mar vacio. Todos se habían marchado ya para casa. Navegando escuchamos por la radio el nuevo parte meteorológico. La lluvia y el viento fuerte se atrasa hasta la noche. ¡Fíate de los meteorólogos!. Cuando arribamos lucía el sol.

miércoles, 28 de abril de 2010

Navegación número uno


Partimos ya tarde de Brouwershaven. Arreglar la intendencia de un barco después de un invierno de reposo y frio consume muchas horas. Tras la elaboración de listas interminables con latas de sopa, sardinas, cerveza, galletas, agua, café, azúcar, aceite, limones, papel de cocina y del otro, etc, etc, hay que comprarlo todo. Poca cosa. El mayor tiempo se consume en alojarlo con orden en la sentina. Sabiendo luego donde esta todo. Cuidando que la cerveza se conserve fresca y las galletas secas. No olvidar las cerillas. Ni el mechero. ¿Dónde puñetas guardaste el abrelatas? ¿Qué te has olvidado la cafetera? ¡Te tiro a los tiburones que no hay!
Todo en su sitio y repletos de combustible, no vaya a ser que el viento aproveche los primeros calores y también vacacionee, partimos con viento portante hacia el muelle de West Repart a donde muchas veces fuimos y jamás llegamos. Llegar. Arribamos después de navegar relajadamente mientras que ajustábamos cabos, velas, anclas, y demás útiles e inutilidades que trasporta un barco.
West Repart es un minúsculo muelle frecuentado por lobos de mar solitarios belgas y alemanes. Esos tipos desahuciados por sus hembras, familia y demás parentesca. Los modernos autistas que gastan los euros en cultivar sus containers flotantes mantenidos con el sueño de que algún día darán la vuelta al mundo.
Que no salgan de la esquina no es importante. West Repart es una de las ultimas fronteras antes de llegar al paraíso inexistente de las arenas del agujero de Brouwers, donde reposan las focas verano e invierno.
De arribada, tras cruzar la carretera, te encuentras de bruces, entre las dunas, con Perry’s. El mejor chiringo de la costa del Mar del Norte. ¿Sabe usted que se hace en Perry’s? Beber vino gallego, agua gallega, cerveza blanca alemana; contemplar niñas en flor, burgueses, pudientes, ex hippies enriquecidos, piratas de lujo; zamparse la mejor costilla de cerdo del país mientras se cuentan olas durante la puesta del sol… Por 17 euros.

martes, 27 de abril de 2010

Botadura


Ya está. Meciéndose en el agua del mar. Chupando salitre pegajoso. Poniéndose moreno aunque el sol sale poco. En el puerto de Brouwers. Sitio de Zelanda para los versados en geografía.
Allí donde el mar del norte se hace un poco transparente entre arenas que no van ni viene por mor del dique que evita que miles de humanos vuelvan a sucumbir bajo las aguas. Temporalmente. Todo marinero sabe que el mar se marea pero no se domina.
Salimos pronto del hangar de Wal donde durmió el invierno. Chupamos legalmente autopista y carretera donde el radar de la pasma acecha.
Llegamos a un muelle vacio donde los machos apuran las horas de asueto en sacarle brillo a la niña de sus ojos. No está la economía como para darle trabajo a las marinas cuatreras. Ellas, mientras tanto, entretienen a los churumbeles o hacen de intelectual con el libro que quedo a medio leer el verano pasado.
El motor enciende a la tercera, lo que se aplaude. La maniobra sale como debe, el pueblo se vuelve aplaudir. Desde hoy, curamos definitivamente la neurosis de invierno. Ya tenemos otra vez la carabela para surcar "po-los mares enchegando as prais e areias do mais ala.

lunes, 26 de abril de 2010

Adiós Maastricht

Después de dejarnos pasear por la Barbi, si, la misma, la de plástico, en su cabrío de puta de lujo. De admirar algún que otro postizo que se llama arte. (Les informo que ahora lo que priva es llenar viejas iglesias, escuelas, clausuras y demás anejos de canóniga con algún aluminio de la modernidad). Pasearnos con nocturnidad por la beira del rio tras haber desayunado en el mismo sitio bajo el sol que no se atreve del todo a calentar. Atizarnos con nuevos mejunjes de los monjes que no se si dan tranquilidad pero seguro si reseca... Volvimos a casa.
A lo nuestro. Lo de todos los días. Lo que ayer echábamos de menos. Todo. Excepto trabajar.





domingo, 25 de abril de 2010

Comer en Maastricht


Arrastrar el lorcho. Hacer millas por las calles adoquinadas del centro histórico, después de tener la cabeza llena de discursos vacios, levanta el hambre.
Buscamos Giallo e Rosso. Un italiano. ¡Ojo!, nada de pizzería. Amarillo y rojo es su nombre. Su decoración. Podría ser español patriótico pero aquí vende más lo italiano. Da de comer esa cosa imprecisa que se llama cocina mediterránea. Aquello que comes desde Turquía hasta Cádiz. Sin saber muy bien de donde salió. Aceitunas negras de hambre y coraje. Tomates comunistas. Pimientos de la tierra corrompida con agua robada. Pescados de granja griega. Aceite, excelente, a esgallo. Un dueño holandés con alma de toscano. Un ritmo del sur con precisión milanesa. No tiene carta. Comes lo que te dan. Y si no te gusta búscate un mar tenebroso y piérdete entre medusas famélicas. El vino, lo mismo. ¿Rico rico? Nos mando para casa harto de darnos de papar. Nos cobro 100 euros por persona. Pagamos por gusto. Todavía hay tipos que saben de restauración.
Para seguir el ritmo volvimos a patear Maastricht acompañándonos de nuestra amiga la loquera del cabrio; la rubia con las tetas de plástico y el alma de Barbi. Íbamos de invitados. No exijas tanto proletario. Encontramos en una calle, perdido, Mesamis. Mes amis. Mis amigos. Un sitio decente con toque afrancesado donde se puede comer normal por un precio inflado. Tiene una bodega excelente y sabe hacer los pescados en su punto. Pero puestos a elegir, volveremos al mediterráneo.

domingo, 18 de abril de 2010

Hotel de moda


Bajamos a Maastricht, ¿se acuerda?, esa villa holandesa donde alguna vez se reunieron los chupópteros europeos para intentar convertirnos en un panal respetable. Es una villa norte europea, al la beira del Mosela, llena de estudiantes competitivos, funcionarios aburridos, comercios caros para belgas y alemanes pudientes, restaurantes de buen comer y peor precio, terrazas esplendidas, una iglesia visitable, hoteles de postín, calles para pasear el alma. J-G, mi conseguidor en estos asuntos de viajes congresuales, nos agencio una habitación a 153 euros por noche desayuno, correcto, incluido.
Al llegar se me encogió el cuerpo y la minga. ¿Usted cree que se puede dormir en una cama con semejante repollos?

sábado, 17 de abril de 2010

No molestar


En el hotel en el que duermo estos días, “de diseño”, se anuncia, tienen colgado en la entrada de las habitaciones un perro de peluche. Después de haberlo contemplado a gusto elabore la conclusión de anuncio cualquier cosa. Pues no.
Si usted no quiere que le molesten en su habitación, en vez de la consabida tarjetita roja cuelgue el perro palleiro de la puerta. El can le resguardara de despertares no deseados o interrupciones coitales no requeridas.
Lo otro es evidente: a nuestro diseñadores post de tanta cocaína se les ha atrofiado el pensamiento. ¿O era el cerebro? Imposible, dice J-G, no se atrofia lo que no tienes.

jueves, 8 de abril de 2010

Proyecto número 6


Les cuento: trastornado por el invierno asesino que he soportado, semanas de nieve fría combinada con niagaras celestiales, vendí mi furgona viajera y me compre un furgón. Si usted no está al tanto del cheli castizo, le explico: una furgona es una camioneta ágil y pequeña como sardina sabrosa en océano frio. Mujer, vamos. Un furgón es un camión desproporcionado, toro macho descerebrado, presto a transportar kilos. Pues eso, me agencie lo segundo para fabricarme un camper, el sexto, que me lleve por esas pistas, carreteras y autopistas de los mundos vecinos. Mientras el cuerpo resista.
La cosa viene por un problema geométrico. El crecimiento del volumen corporal de los hijos que no solo exigen camas mas grandes si no espacio vital para decir a todo que no. ¡Papá es un dictador!, por ejemplo. Combinado con ¿Pá? ¿Me financias un Blacberry?
El furgón te convierte en obrero metalúrgico, pintor, carpintero, mecánico electricista, interiorista, chapuzas. Todo al mismo tiempo y mucho de lo último. ¿Pero no me digan que la mesa no me ha quedado perfecta? Fíjense en las redondeces de las esquinas marcadas con un CD rayado. Perfección intelectual de una víctima del invierno asesino. ¿ O es la necesidad de hacer siempre algo en vez de darse al vino? Les daré envidia cuando esté listo. De eso, ¡seguro!

domingo, 4 de abril de 2010

Llego la primavera


No se nota pero es verdad. Ayer he sacado el bote del sueño invernal a golpe de pintura anti algas y masajes rotundos para sacarle lustro al poliéster. Aquí tienen al niño de la película volviendo a casa.
Se mecerá en las olas cuando deje de llover, ya que no es mester que el patrón se encharque el alma con tanta tormenta.
Para compensar viajamos al mar a volar cometas. Diversión peligrosa ya que con tanto viento te juegas el ojo. No había un alma en la playa que más parecía el desierto del Sahara en plena tormenta de arena jodiendo el cutis y la boca.
Al bar toca, a esperar la llegada de la primavera escuchando a Vivaldi.