lunes, 31 de octubre de 2011

La cuna de Bruselas: Sint Goriks






Aquí dicen que nació la capital de Europa. Hoy es lugar de moda de homos, intelectuales, modernos, pudientes, diseñadores, turistas de ver y mostrar. Tiene tiendas de cartera abundante. Tiendas de segunda mano con precios de nuevo. Bares exquisitos. Mesas y sillas al sol. Puede perderse dando tumbos o matarse a tapas en la plaza. Llévese el i- algo para que lo vean. Haga juego.
No sea impertinente si no le va el juego. Es uno de los mejores espectáculos de Bruselas. Domingo al medio día. No se lo pierda.

El puerto de Bruselas


No es provocación ni metáfora literaria. Tampoco juego de palabras. Les juro que aquí, en otro tiempo, había barcos. Este es según los dibujos antiguos el puerto de Bruselas. Sint Katelijne. Muelle de rivera donde alguna vez atracaron gabarras llenas mercancías. El progreso se lo llevo. Hoy es la meca para los devoradores de pescada y otros productos de la mar. Detrás de cada puerta hay un restaurante de pescado, un comerciante de lo mismo, un vendedor de ostras, el de al lado de centollo y langosta. En verano se abarrota la plaza de mesas y hambrientos. No se pierda el espectáculo. Tampoco maltrate el estómago. Solo con andar un poco encontrara donde nutrirse con variados precios

domingo, 30 de octubre de 2011

El paraiso o algo parecido si existe

Aparcamientos belgas


Son los lugares ideales para las escenas de crímenes, negocios no aptos para el público, lupanar de urgencia, casa de citas, refugio del escapado, escaparate de perversiones. Hoy lo que se lleva es dotarlos de mil luces para ahogar las primaveras de la depravación. Todavía hay algunos que no han sido mejorados, conservando el tufo sabroso de la insania: el aparcamiento P2 del aeropuerto internacional de Bruselas. Perfecto para cultivar los vicios. ¡No sabe lo que gusta! Quítese de ver la realidad: caro, asquerosamente sucio, mal señalizado, inseguro… Pero para lo otro, puticlub Europa

Bruselas: Telares y política


No son muñecas ni marionetas. Tampoco un monumento a las ajusticiadas. La perversión de un sexo adicto. El coleccionista de hímenes… Podrían haberlo convertido en un homenaje a las víctimas de la violencia machista. Ni eso se les ha ocurrido. No es más que una colección de los modelos desarrollados por de una diseñadora belga. Robada de un escaparate en Bruselas, bajando del Gran Sablón.
La foto, además de su belleza, explica que las múltiples lecturas de una imagen poseen un abanico tan amplio como el pensamiento humano. Vemos lo que pensamos no lo que observamos. Su pensamiento está condicionado por su educación, cultura, experiencia. Subjetivo como usted mismo. Por eso deje de pontificar y tenga comprensión por la idea equivocada del vecino. Ese que es usted

sábado, 29 de octubre de 2011

Bruselas: del café con leche al café ruso


Tomarse un café con leche en Bruselas puede ser complicado. Si se pone usted en opción europea y pide el consabido capuchino, le pondrán delante de las narices un perfecto vienes con nata montada. Puede ser exquisito pero creo que era otra cosa lo que pedía. Café con leche es leche con café. Es lo que había. Hasta que descubrimos que lo que queríamos, por estos pagos, se lo han adjudicado a los rusos, pueblo de teteros.
No importa. ¡Fíjese que café! Andábamos la ninfa de las piernas de gacela y yo arrastrando suelas por el mercado de los Marollen, cuando derrotados nos apalancamos en la única mesa libre al sol. Allí, entre los modernos, las exhibicionistas de las gafas de sol, y el paso de los barrenderos, pedimos dos “café a la ruse”. Grand? Grandísimos.
Pues aquí los tiene. Una cosa exquisita. De sabor supremo. Servido como dios manda. En una cunca do leite, como las de la infancia. Cuando la leche todavía tenía el manto de nata que la hacía gorda y sabrosa. Aquella leche que traían en las calderetas las campesinas subidas en el techo de los autobuses, billete de tercera. Antes de la campaña antituberculosa, de las cooperativas lecheras. Dicen que ganamos en salud. Perdimos en sabor.
Confieso que es un argumento poco racional. Pero sentimentalmente contundente: para volver a la leche de la infancia viaje a Bruselas. Place du Jeu de Balle. Esquina Chevreuil

Bruselas: dormir en los tejados de la reina


Tengo por norma no recomendar ningún negocio privado. A pesar de las constantes invitaciones a participar en la mangancia, este blog mantiene la independencia. Para no contagiarse no hay nada mejor que no relacionarse. Ya está la red llena de blogueros a los que llevan de viaje de la zaca para la meca para que canten loas de quien paga. Una opción como otro cualquiera. Una opción miserable. Optar por lo que hay.... Escoja usted lo que quiera.
Pero a veces si se puede y debe recomendar. Si va a Bruselas y quiere dormir bien y barato, busque el Hotel Marivaux en el Boulevard Adolphe Max 98. Centrico a mas no poder, a dos pasos de las tiendas, la Bolsa, la Grand Place. Habitaciones exquisitas, desayuno correcto y abundante, limpio, camas perfectas, precios moderados, wifi gratis, personal amable.
Las habitaciones aisladas, le evitaran el ruido de la calle y de los vecinos. Y si se pone, en la acera de enfrente tiene el sex-shop para adornar la noche ya que las amplias y cómodas camas solicitan el orgasmo. Están avisados Por cierto, reserven vía booking.com. Los mejores precios.

Del TBO a los comics






Se llamaban TBOs. Era lo único que había en la postguerra del general. Roberto Alcázar y Pedrin, llego más tarde. Hazañas Bélicas, mi favorito. El Capitán Trueno. Me hice mayor y les perdí el rastro. Hasta que llego El Jueves con aquel humor irreverente. Pero era otra cosa. No eran las historias dibujadas. Volvimos a redescubrirlas cuando aparcamos por el norte. Venían de todos los rincones. Hasta de A Coruña. Los belgas y los franceses eran adictos. Tanta adicción, que en Bruselas hay más librerías especializadas en comics que en literatura. Cada parroquia tiene su sucursal donde adultos y jóvenes consumen.
Los belgas han sacado los comics a la calle. Adornando las paredes vacías de las casas con el color de las historias conocidas.
Al otro lado del espectro está el dibujo salvaje del comic corto. Elección la que usted quiera. Hay elaboraciones que se entienden. Otras parecen más el producto psicótico de una tarde de porros en invierno. En cualquier caso, si anda por estos pagos, puede arrastrar el lorcho de calle en calle, de bar en bar, contemplando las historias de siempre. De paso no olvide en ir a ver el museo del comic. No es el mejor. Ese está en Groningen, Países Bajos, donde de momento no se le ha perdido nada. Por eso hay que ver el de Bruselas. Donde le explicaran la historia de las historias bien dibujadas.



Bruselas: Sombrererías, sex-shops, armerías, y demás tiendas


Bruselas es ciudad vieja. A pesar de la modernidad y el caos de los edificios modernos todavía conserva la tradición de los gremios según el modelo clásico de la ciudad medieval europea.
Me refiero a la ubicación de las tiendas según su especialidad. Por las calles se encontrara con joyeros agrupados, comercios de trajes de fiesta, libreros, chocolateros, cuchilleros, etc, en fila india. Es un espectáculo que ya no se ve. Para eso necesita ir a Estambul donde las calles se especializan todavía según sus oficios.
Es la negación del centro comercial donde hay de todo y no se encuentra nada. Tiene la ventaja de la sana competencia y el poder comparar. Por ejemplo, si lo invitan a una fiesta, en el boulevard Adolphe Max, encontrara usted numerosos comercios donde comprar los modelos más estrambóticos. Que no se diga que a los belgas no les va la fiesta. Sobre el gusto, si hay colores. El suyo

sábado, 22 de octubre de 2011

Librerías y otras pornografías belgas: Tropismes


En Bruselas hay excelentes librerías en las que pasar el tiempo. Mirando lo que leen. Mirando a los que leen. Passa Porta es una librería internacional en el centro de la ciudad. Se ha convertido en lugar de encuentro de autores y lectores. Posada, el culto a los libros de arte, ya no existe desde el verano. Queda The Art Home. Alli puede encontrar usted todos los catálogos de las subastas de antigüedades de todo el mundo. Contemplar en ellos las preciosidades que no se ven en los museos. Hay más, mucho más, como Filigranes, donde los pequeños lectores esparramados por suelos y rincones devoran los libros sin consumir. Inversión a largo plazo de librero inteligente.
Y Tropismes. Pura pornografía literaria en el medio de la Galerie des Princes , a dos pasos de la Grand-Place. Una librería completa, agrandada por los espejos exquisitamente colocados, que la convierten en un salón de baile o un lupanar de lujo. Es lupanar exquisito. Con los mejores regalos de la literatura bien escrita. Si usted no lee en francés también debe visitarla. Es un bello espectáculo que aumenta la necesidad de consumir cultura. Siempre sano. Tiene en la balconada una pequeña pero bien surtida sección de películas de bandera con las que pasar una tarde delante de la pantalla. Si lo que le pirra, como a mí, son las ciencias sociales ha llegado usted al paraíso ninfático. Eyacule ya que no hay espacio mejor.
Consuélese, si solo lee en su español cristiano. Entre los Zaras y H&M’s esta la Fanac donde tiene una sección amplia y surtida de literatura en español.

viernes, 21 de octubre de 2011

Tarde de hoteles


Patear la ciudad moderna resulta agotador. No solo para los pies. El alma, vista la miseria humana, también se resiente. Por eso adoro los hoteles cómodos en los que uno, de vez en cuando, puedes refugiarte. Hotel cómodo no es sinónimo de lujoso. Un hotel cómodo tiene ventana la calle, sin ruidos, dispone de baño, nevera, enchufes variados, wifi gratuito. No mas. El resto me lo organizo yo. La literatura que me llevo. El periódico que me compro. La tableta para escribir o lo que sea. El vino que me bebo. La libreta de dibujos…
Pones los pies al aire. Le das sorbos al vaso. Lees lo que quieras. O te dejas llevar por la modorra de la tarde.
Todo ello compatible con el sexo lento, el polvo apasionado, el ejercicio de doma, el orgasmo deseado. Para lo ultimo solo se necesita ninfa/o. Y eso no lo pone jamás el hotel. Hay que llevarlo o cazarlo.

jueves, 20 de octubre de 2011

En Bruselas todavía leen a Foucault


Ya no esta de moda. Muchos no saben ni quien fue. Los mas ni que existió. Hace años era el rey del debate político social del sur de Europa. Aunque hay que reconocer que en el norte, jamás entendieron las platicas del francés. Demasiado barroquismo para el discurso racionalista de los que dos y dos jamás son cuatro.
Lo leímos con pasión. Las palabras y las cosas. La arqueología del saber. El nacimiento de la clínica. La historia de la sexualidada. La microfísica del poder. Disciplina y Castigo. Incluso intentamos olvidarnos de el al sonido de Baudrillard en su Olvidar a Foucault. Nos quedamos con su Historia de la Locura. Aquel precioso libro editado por Siglo XXI. Lleno de mentiras piadosas. Que nos acompaño cuando intentamos vaciar el manicomio. Hasta descubrir que los muy locos, los muy imbéciles, querían que los dejáramos en paz: Quedarse dentro a seguir su vida de enfermos.
Foucault negaba la evolución histórica siguiendo a Levi-Strauss. Siguió manteniendo hasta la extenuación que el poder, ¿o era la sociedad?, necesita proscritos. La posibilidad de que también fuera al revés no se le ocurrió.
Lo adoraron, después, en las universidades yanquis. Hasta que todo el mundo se olvido de el. El nacimiento de la clínica dejo de existir cuando se enteraron que visitaba con pasión los médicos que tanto criticaba ya que era necesario curarse del Sida. Efectos colaterales de la visita de los antros de San Francisco vestido de cuero y sumiso.
Lo derroto la ciencia. No supieron cuidarlo y murió pronto.
Y ya ven, paseando bajo el sol me lo encuentro cubriendo los escaparates de una de las librerias mas bellas de Bruselas. No se si decirles si se les paro el reloj o se han adelantado de nuevo. Presiento lo primero. La evidencia lo confirma. Pero el nos enseño a leer lo que escribió Gilibert en 1772, en su libro l’ anarchie medicínale: “ No trates jamás una enfermedad sin haberte convencido del espacio”. Todo esta en los cromosomas

miércoles, 19 de octubre de 2011

Arte primitivo: El expolio belga


Traído por algún admirador del rey Leopoldo II. El ladrón del Congo. Sanguinario europeo que además de rey fue propietario particular del gran Congo Belga al que expolio hasta la ultima gota de sangre. Ustedes han leído bien: propiedad particular. El Congo fue traspasado a Bélgica como colonia oficial ante el repelus que semejantes practicas provocaban en la Europa del 19. No piensen que fue hace tanto. Al fin y al cabo Bélgica tiene unos doscientos años de existencia.

Les recomiendo leer la historia del Congo. Es un drama fascinante. Como millones de almas son exprimidas hasta la extenuación por un tipo y sus compinches, la nación entera, que se dispone a hacerse con las migajas que le deja el rey a sus súbditos. En la Europa cristiana y bien pensante. Nos hemos olvidado de ello. Los mas ni se han enterado. Los belgas lo ocultan entre los pequeños errores del pasado. Todo pueblo bárbaro tiene su leyenda negra. Todo pueblo tiene su realidad negra.

Así se hicieron ricos. Antes de agotar el carbón. Antes de reinventar Amberes. Antes de convertirse, con permiso del primo holandés, en exportadores de servicios a la gran Alemania vencedora de la segunda guerra económica mundial.

Rico intenta hacerse el anticuario que nos enseña la madera pintada, comprada por cincuenta céntimos en alguna aldea. Presume de antigüedad. Nada dice de que al sol africano la madera envejece pronto. Se desconoce con que esta pintada. Euros piden muchos. Alguna vez trasporto agua de la fuente a la choza. ¿O se usaba de maceta, que allí no hay? ¿Quizás de palangana u orinal del emperador? Historias las que usted quiera.

Siguen expoliando. Por las tiendas de antigüedades de la capital de Europa todavía se da uno de bruces con coros robados de las capillas de Ourense o Castilla. Aunque el usurero presuma de haber sido legalmente vendidas por un párroco jibaro que se gasto los cuartos en las putas del Pombal en los tiempos en que nadie era responsable de nada.
Esto también es Bruselas, señores y señoras. Por mas que nuestros blogueros se empeñen en enseñarnos monumentos muertos y ruinas verdosas. ¿Para eso viajan?

lunes, 17 de octubre de 2011

Las nubes de Bruselas





Bruselas tiene fama de ciudad triste. Gris. Siempre nublada. Es una mentira. Es cierto. Para los que han olvidado el color de los grises. ¿Han visto ustedes una vez una fotografía en blanco y negro? Eso no existe. Es un abanico de grises de mayor o menor intensidad. Si las contempla bien vera que derrochan color. Como la vida misma.
En Bruselas, aunque sea una ciudad de apariencia plana, puede usted llegarse hasta el Gran Sablón. Y una vez allí, de frente a la iglesia que preside la plaza, métase por las hermosas calles de los anticuarios a mano derecha. Lo quiera o no llegara de una forma u otra hasta el horrible Palacio de Justicia. Ese sitio que espera años a ser tomado por el pueblo cabreado tras la demostración una vez tras otra de la inoperancia de la justicia belga. Tardará en caer. Ni caso le preste a no ser que le dé un raouto evolucionario. Contemple la capital de Europa a sus pies. Que le aproveche.
Puestos a bajar, puede esperar horas a que llegue el ascensor que lo baje a los Maroles. Le recomiendo usar las piernas y usar las hermosas rampas tras el palacio. Encontrará hermosas sorpresas. Como esta puerta. La entrada del infierno

domingo, 16 de octubre de 2011

Canción bruselense: Yo soy una princesa y te enmierdo


Querido Hijoputa: Tu madre de santa no tenía nada. Está escrito en los anales de la psiquiatría biológica. La que hoy se lleva como científica y correcta. Aunque el pueblo iletrado, los del escándalo y la novela rosa, sigan sin enterarse. Lo llevas en los cromosomas. Hasta el fondo de tu colgajo. Esa cosa, raquítica y mal funciónante que tú, incomprensiblemente, tanto aprecias. Pero ya se sabe, es uno de los síntomas de la psicopatía: el uso instrumental de los demás sin la más mínima capacidad de reflexión, vamos, mirarse al espejo y no verse en el lenguaje de siempre.
Yo, la reina de todas las reinas, la mujer inteligente y bien pensante, no te maldigo ni te insulto ya que no mereces ni el placer de encabronarse. Simplemente te lleno de mierda, el perfume de tus amores. Para que pasees tu incompetencia y narcisismo herido por los siglos de la eternidad. Solo serás redimido el día que te suicides. Hasta para eso eres un cobarde….
Traducción más o menos libre del Cantico de la Princesa, con mayúscula, leído por las calles de Bruselas, capital de Europa, mientras el pueblo se manifiesta contra el capital.

sábado, 15 de octubre de 2011

Si ya ni sueñan, esta viejos


A vélo à l'école (de la vie) door yoruse

Mejillones belgas


En Bélgica, mejillones. A todas horas. En cualquier sitio. Se los hacen como los quiera. Les recomiendo que escojan “ a la trapense”. Hechos con la cerveza de los monjes. Mientras que se los come acompañados de una buena doble, double. Corsendonk, si me lo permiten. Claro que si usted se ha quedado colgado en la civilización del vino siempre hay quien los haga con un buen chorro de mal vino y abundantes zanahorias y puerros.
Lo de llamarles belgas es mas que nada por el lugar donde los come, ya que la mayoría vienen del norte: Holanda. Cultivados en el Waddenzee, metidos a depurar unos días en Zeeland, vendidos bajo la denominación de origen del mismo sitio. Malos a matar. Una cosa raquítica e insípida en la mejor tradición del tomate holandés que algunos ampliamos a sus mujeres: redondos y hermosos por fuera, faltos de cualquier sabor por dentro.
Mejillones belgas si hay. Pero pocos. Y caros. Ahora se han tirado al mejillón del Perú, como el holandés, y al chileno, algo mejor. Jamás tendrán el sabor supremo del mejillón galaico, ese manjar para sibaritas que sabe a MarOceano. Pero no se puede pedir todo en la vida. Así puestos, dedíquese al “superjumbo” holandés, páguelo a precio galaico, y para no sentir nada atícese unas buenas botellas del elixir trapense.

jueves, 13 de octubre de 2011

Bruselas: El Gran Sablon


Es la plaza mítica de Bruselas. Donde hay que ir si quieres decir que has estado. Allí, arriba, en la cima de la colina. Al lado del Palacio Renal. Del exhibicionismo museístico del expolio africano. Magritte. El paraíso de los anticuarios. Junto con las calles adyacentes. La Regence, Allard, Bodenbroek, Ste Anne, Ruysbroek, Miniemes. Los múltiples cafés y restaurantes sabrosos. Llenos de un público que sabe quién fue Perec o Cohen. Es más, la mayoría han leído La Bella del Señor. Ellas, paseando con elegancia lo que tiene y lo que se ponen. Sin exuberancia apestosa. Sin rociarse con Chanel made in China. Ellos, detrás del catálogo de Flamion, que para leer hay que tener buenos sillones. A dos pasos, las tiendas de los grandes createurs chocolatiers, no confundir con los bombones Leónidas por favor. Delicias para el sexo con cava y ostrería de Oleron. Cuando sale el sol se para el mundo y se llenan las terrazas. Puede dedicarse a contemplar los visitantes de los anticuarios tan sabrosos como las antigüedades. Puede dedicarse a la caza. A beber. A comer. A enamorarse. Puede emborracharse de vino o Cerveza. Matarse a mejillones… No hay nada que no recuerde que es la plaza de la vida, del pueblo educado. Lo único que no conseguirá es aparcar el coche, comprar pachuli o hablar árabe. Para eso tendrá que andar dos pasos hasta el barrio de al lado. El viaje, no menos iniciático, se lo cuento uno de estos días.

miércoles, 12 de octubre de 2011

¡Belgas (también vale para votantes de la derechona): La Patria está en peligro!


Mientras que uno anda pateando por Bruselas los hispanos celebran la fiesta de la hispanidad. ¿O era de la raza? Ya ven ustedes, todos los pueblos tienen ramalazos fascistoides. Que consisten en oprimir al que se encuentran por delante. Decía el líder del Sinn Féin que de una bandera no se come, pero sin una bandera te comen. Tenía razon. El paradigma vale para los pueblos de poca tela. Hay otros, los que tienen tanto de tampoco que a la menor excusa cuelgan banderas de veinte metros en cada plaza y esquina. Suele pasarle a los pueblos sin historia: USA, Bélgica; a los pueblos artificiales: España, Turquía, China…
La bandera, la patria, es la disculpa para seguir oprimiendo al otro. La legalización del robo y el espolio. No jodan ustedes si se le revuelve el estómago. La patria es la infancia. Eso otro, invento de los militares, es lo que el resto del mundo llama tribus. A la patria, la de verdad, su y mi infancia no hay quien le organice fiesta ni monumento. Tampoco la necesita. La llevamos todos los días en el recuerdo. A la otra, de la que ni dios se acuerda a no ser que nos den día libre de mangancia o que tengamos que usarla para justificar lo injustificable, le dedicamos loas y monumentos.
Los belgas, conjunto de pueblos sin historia, que llevan arrejuntados y peleándose solo 200 años, también levantan monumentos a la patria. La que no tienen ni tendrá visto que caminan galopantes al divorcio. La Plaza de los Mártires en Bruselas, escondida detrás de los Zaras y H&M’s, inmensa, triste y vacía, demuestro el concepto de la patria: la nada.
No pierda el tiempo ni ante la única terraza del único bar de la esquina. En verano es un horno producido por el calor de los adoquines. En invierno un lugar desolado para torcer tobillos. Como la patria

martes, 11 de octubre de 2011

Cuidado con los animales

Luego no digan que no estan avisados. Por muy moderno que sea no todo el mundo aprecia a los que pasan por delante de su casa. Miren:

Los amantes del parque d' Egmont


En Bruselas todo empieza en la Plaza Mayor o Grande, como ellos dicen. Jamás he entendido por qué. Allí nunca hubo mucha vida. Si turistas. De antiguo, el poder. Que no quiere que lo miren. Fue más lugar de paso y exhibición.
Vida, movimiento, en la plaza del Gran Sablón, arriba, en lo alto de la cuesta. Por medio, de paso obligado y natural, el parque de Egmond, delante del palacio del mismo nombre. En su tiempo la residencia de la familia. Hoy, el hotel oficial del ministerio belga de asuntos exteriores; perdón, residencia de invitados.
Olvídelo. El parque no. O una pequeña parte del parque no. Esta que le enseño. Bajo este corredor verde pasean las parejas amarradas bajo la lluvia que allí no cae. Paraguas, que incordio cuando tocas, no necesitas. En verano te protege del calor de fuera mientras te quemas con el de dentro. Puestos a hacer, los bancos de piedra a los laterales sirven de lecho de amoríos.
Esta avisado, si va a Bruselas con su amor, suba al Sablón, y ya veremos si llega.

La belleza de Arizona y Utah para combatir la melancolia

Vealo en pantalla grande y disfrute. Son tres minutos y medio

Landscapes: Volume Two from Dustin Farrell on Vimeo.


Landscapes: Volume One from Dustin Farrell on Vimeo.

lunes, 10 de octubre de 2011

El mejor café de Bruselas


Bien, les puede parecer una exageración. Lo es. Una opinión subjetiva de gusto personal. ¡Faltaría más! Es lo que usted quiera. Pero si no es el mejor, si es uno de los cafés más hermosos de Bruselas. No me refiero a su decoración, su arquitectura, su mobiliario. Me refiero a las cualidades que definen un café.
Situado a dos pasos de la “Grand place”, evita los robos turísticos de los tugurios de esta plaza donde caen como moscas todos los visitantes.
Allí no hay más que locales, y el turista accidental siempre es bien venido si se integra. Tiene todas las cervezas del país. Los mejores elixires de los monjes trapistas. Brel, en la pantalla y en el oído le deleita la conversación. Los mejillones son exquisitos. Como el precio. Los camareros amables. La decoración exuberante. Las sillas cómodas. Las mesas se cambian de lugar dependiendo de las necesidades del cliente. No viceversa. Las ninfas… ¿que le cuento yo de las ninfas?. Fíjese estas dos solitarias que desafiaban el frio tomándose un sándwich, “ croque monsieur”, dicen los belgas, con capuchino.
¿Ya la han visto encima de la mesa? Si, la cámara de fotos réflex. Nada digital. Nada moderno. La calidad de siempre. Una joya de precio de oro con dos hembras de bandera. Usted entenderá que con tamaña clientela no hay otra alternativa que acudir a la “Brasserie du Lombard”, rue du Lombard 1, Bruxelles, capital de Europa. Para apalancarse y comenzar una conversación sobre el perfil, el color, la fotografía en blanco y negro, mírame a los ojos, ¿qué me dices?

domingo, 9 de octubre de 2011

Antropología hotelera


Desayunar solo da para mucho. Se te engrasan las neuronas ante la necesidad de no indigestarse con el aburrimiento. Unas veces. Las más es el placer de filosofar contigo mismo, momentos mágicos en la sociedad del ruido.
Tomándome el croissant de antes de ayer, recalentado, con queso de barra plastificada y miel de origen desconocido, capuchino de máquina y zumo de ladrillo, quería decir naranja, no hay más alternativa que observar a los distinguidos clientes o salir de estampida al bar de la esquina.
El sábado, de mañana, estába el restaurante del hotel donde duermo lleno de ninfas entre los 20 y los 65 años. Todas hermosas. Exquisitas. De negro la mayoría. Pantalones ajustados embutidos en botas de caballería. Las que presumen de piernas, pantalón corto o minifalda exigua. Ellos, están todas acompañadas, fueron alguna vez joven e insisten en cultivar la ilusion de serlo. Vaquero de marca, zapatillas de precio, chales de lino, riguroso luto, ¿por la muerte de la juventud?, gafas redondeadas… desayuno frugal de frutas y yogures. Son la vanguardia de la Europa cosmopolita que turistean en Bruselas capital. Salen pronto a la calle que hay mucho museo y reliquia que ver. El consumo de cultura enlatada como mandamiento.
Eso fue ayer. Hoy domingo, las ninfas y sus señores aun duermen después de los orgasmos. Su lugar ha sido ocupado por los usuarios de los múltiples IMSERSOs europeos. Usuarias rellenas, ya que la mayoría son hembras. Vestidas de pantalones como manda el uniforme del ejército proletario. Pelo corto, mirada torcida. La modernidad solo les ha entrado por los pies. Que duelen. Y no hay nada más cómodo que calzar multicolores, horrorosas digo, zapatillas deportivas. Alguno de ellos, siempre macho, da su toque de socialdemócrata arrastrando una mochila para lo que pueda pasar. Absortas delante de la técnica, contemplan la máquina del café mientras deliberan como atacarla. Tras varios intentos sale el dichosos capuchino y aplauden a la héroe con un “c’est magnifique”. Han vencido una vez más las amenazas del poder. Si no se apresura llegara a las sobras. Tiene hambre milenaria. Hacen acopio de calorías para todo el día.
Consejo: los domingos no desayune nunca en un hotel. Lo dicho: al bar de la esquina, brunch, con champagne, pate, y croissants de verdad

domingo, 2 de octubre de 2011

La chica bouquinista no tiene quien la quiera


Es una de las librerías de viejo más hermosas del continente. En la calle San Nicolás de La Rochelle. Desde años la atiende una hermosa librera, que leyendo enviciada te observa brevemente detrás de sus ojos tristes y sus vidrios transparentes. No molesta. Acude presto si la reclamas. Sabe de lo que vende. Toda la librería en su cabeza. La literatura en su alma. El negocio en las postales antiguas como cebo. De algo hay que comer.
Cada vez está más triste la librera. Los clientes que entran en procesión, son los turistas que se desplazan en peregrinación. Miran, no tocan, ni ojean, aquello no va con ellos. Levi-Strauss, los poemas de Virgilio, la biografía de Robert Edwin Peary, ¿qué quiere que le cuente?
En los tiempos de la modernidad, la lectura breve, el ipad para el wc, los micro cuentos de twitter; ya no hay lugar para tirarse horas buscando las joyas entre los polvorientos libros que se amontonan en estantes y cajas. Indiana Jones, ya no se lleva ni como modelo. Pues eso, si no leen, vayan por lo menos y consuman en postales. En cualquier caso habrán contemplado a una librera tan hermosa como su librería; que quiere que la quieran.