sábado, 26 de septiembre de 2015

Los piratas del ferry a Grimsey, Islandia



Fíjese bien en el barco que te lleva a Grimsey.  Estos hijos de puta necesarios, en nombre de las normas, de su incompetencia, son capaces de dejarlo tirado en medio de una isla del circulo polar ártico. Dos días. Sin techo. Su problema.


Fui a Grimsey. A donde hay que ir. Con ellos. Compre el billete con dos días de antelación. En la oficina municipal de turismo de Aukeyri. Pagado en coronas islandesas de verdad.

Llegue a la partida a su tiempo. Vamos cuarenta y tantos. Sacan una lista de pasajeros. Estas en ella. Perfectamente escrito tu nombre. De puño y letra digital.

Te vas a patear la isla. Vuelves derrotado y contento. Un energúmeno disfrazado de grumete el que vale, vale, y el que no para la marina, te dice que no puedes subir al barco. ¿Pero si su usted mismo hace cuatro horas que me acaba de traer?

Son las normas. Su problema. Alguien en la estratosfera digital se ha olvidado de escribir tu nombre en la lista de vuelta. El tuyo, y tres mas, y dos mas y…. se pone farruco. Usted se queda en la isla, ni idea donde alojarse, dentro de dos días volvemos y si no vamos rebosantes los llevaremos de vuelta…puede probar con el avión, si un poco caro….

A los filhos da puta y piratas solo hay un modo de tratarlos. Deshacer sus argumentos con la contundencia de la exhibición de su ridículo y la emisión del mensaje de que si alguien se queda es el.

No se apure. Volvimos todos. A tiempo. Entre el mar frio o entrar en razón escogió lo segundo. Pero esta avisado, de subiendo a ese barco de piratas, antes de partir, controle que puede volver.

Por cierto. La navegación lo curo todo. Hasta me invito a un café. Apestoso como todos los que hacen estos islandeses.




Grimsey, isla de pájaros en la niebla y merluza en el mar




Perdida entre una niebla siempre presente. A unos 40 km de la costa norte de Islandia. En medio del frio polar. Una pequeña isla que se ha convertido en un lugar de peregrinación para los pajareros europeos. Detrás de ellos empiezan a llegar los viajantes. Les seguirán los turistas. Apúrese si le apetece. Antes de que la masa lo devore todo.

¿Qué se les ha perdido allí? A unos, los pájaros que desde la primavera hasta el comienzo del verano anidan en sus acantilados. Para el resto queda el consuelo de subirse a un andamio y hacerse una foto. Aunque allí no lo ponga, que los islandeses como buenos luteranos son muy comedidos en las expresiones publicas, han llegado al circulo polar ártico. Eso siempre vale una foto. Que por cierto es falsa. El circulo preciso pasa por el medio de la pradera, unos cien metros mas allá, donde anidan los charranes árticos; y eso amigo, poner los pies allí en esta época, es jugarse a quedarse sin cabellera. 

De atreverse será atacado usted por multitud de pájaros que defienden sus nidos contra el intruso que se atreve a perturbar el incubado de los huevos. Luego no diga que no lo aviso. Es mas, un poco mas lejos, recorriendo el sendero de la costa, hay una colonia de gaviones atlánticos, esas gaviotas inmensas, de metro y medio de porte, que volaran hacia usted a la altura de sus ojos para indicarle que allí no se le ha perdido nada.

Corra, pero vaya. Llegar a Grimsey es posible de dos formas: la cara, rápida y aburrida de la avioneta local. En un santiamén vuela usted desde Akureyri a la pista de aterrizaje de Grimsey. Justo al lado del falso poste del Circulo Polar. La otra lleva mas tiempo pero es mas relajante. Hay un barco que sale de Dalvik de vez en cuando y dependiendo del estado del mar te lleva en mas o menos tiempo. Aquello es, también, un bautizo de Atlántico puro. Se lo recomiendo. Ojo, antes de partir lea esto.

¿Qué se hace en Grimsey. Andar. Seguir la ruta de la costa y darle la vuelta a la isla. Le aconsejo que no se quede extasiado delante de los primeros frailecillos que vera cerca del aeródromo. Toda la isla esta llena de ellos. Y andando encontrara usted multitudes de pájaros que observar. Tiene usted un total de cuatro horas para recorrer la isla. Con dos le llegan, una es para ver los pájaros. La otra para tomarse un café, asqueroso, en alguno de los cuchitriles del puerto.

De ida y vuelta, si el Atlántico no se ha puesto asesino, salga al puente de popa y bien asentado, detrás de los prismáticos que ha llevado para ver los pájaros, dedíquese a la caza visual de Moby Dick. En aquellos mares abundan las ballenas y delfines. Incluso puede ver usted orcas saltarinas detrás del arenque agotado.

Por cierto, si lo que le va es la soledad allí hay donde quedarse a dormir aunque el concepto precio calidad todavía no ha llegado a esas latitudes.




Navegando hasta Grimsey, Islandia





domingo, 20 de septiembre de 2015

Koksijde- Bad


Al norte de De Panne, en la costa belga, en un continuo de bochornosas construcciones a pie de playa se encuentra el pueblo de Koksijde.  Es uno de los secretos para ricos en la costa belga. Allí encontrara las mejores playas donde es posible contemplar el mar sin sentirse dentro de una discoteca. Es también donde en marea baja se realizan  feroces competiciones de carros de vela. Todo un espectáculo en las tardes de lecer.
Como allí no ira, ya que solo van los elegidos y los mangantes, contemple al menos la belleza de una puesta de sol en sábado seco


Oostende



Hace siglos que esta en el mapa. Un pueblo de pescadores de gambas en las arenas de Flandes, dicen Bélgica. Pescadores a caballo. Patrimonio de la humanidad. Aun se ve a alguno que lo intenta en las bajamares de primavera. La cosa da para poco. El Mar del Norte lleva tanta mierda como arena.


Oostende creció del expolio. Lo que robaban en el Congo bajo el mandato del negrero rey protector, un Leopoldo de mala memoria. Les valió de poco. Construyeron fachadas de grandeur sin contenido. Hoy viven del turismo barato después de haber destrozado la costa con apartamentos de mal gusto.

El capital de Bruselas va a Knokke. Los ricos holandeses de Brabante a De Panne.  Mas al norte, mas al sur. Ninguno es mejor. El cambio solo se nota en las tiendas de lujo para amantes aburridas en tarde de domingo.

Presumen de dar comer bien al mundo. No lo crea. Lo de bien lo entienden como sinónimo de abundante. Lo que calma estómagos hambrientos y mal educados. Kilos de crema fresca en mala copia de la insania francesa es derrochada en platos de buen pescado. Si de todas formas insiste, los mejores restaurantes de modico precio los encontrara en el muelle, cerca de la estación de ferrocarril.

De haber llegado, ya que allí no se va, puede contemplar el devaneo del pueblo por el paseo marítimo de grandeza imperial. La pequeña burguesía de solaz. La pequeña burguesía sin ideas.  




domingo, 6 de septiembre de 2015

Godaffos, mas



Godafoss, la cascada de los dioses, dicen




Le llaman la cascada de los dioses. El pueblo lo relaciona con la hermosura del lugar. Como siempre, estafados. La historia va de otra cosa. Allí ahogo un tipo inconsciente, de los muchos que pueblan la mitología, a todos los dioses primitivos de los viejos islandeses en nombre de la creencia: el líder -dios- único; la mala nueva que les trajo el cristianismo.

Con los años no hemos avanzado nada. Seguimos encumbrando a estos energúmenos que contra la lógica de la razón que sabe que en le variedad esta la salsa de la vida, se empeñan en vendernos verdades únicas. ¿A ustedes le saben todos los polvos iguales? Pues eso.




No crea usted que andando por allí se me ocurrió pensar en los mentecatos de los podemistas que militan en la cofradía del pensamiento jacobino único.  Esto vienen de ahora, relajado en tarde de domingo pasada por agua y rodilla que se queja del maltrato de las cumbres islandesas. 

Allí, cuando saltaba entre roca y roca de negro azabache, lo único que estaba presente era si los dioses ahogados en la corriente seguían vengándose y mantenían el paso de la pista F26 cerrada a cal y nieve. La carretera. Haz camino. La vida.



Cansado de contemplar el agua y de dar saltos de cabra, cuando el orvallo arreciaba, me metí en el bar que hay al lado del puente que cruza el rio a degustar uno de esos asquerosos cafés que beben los islandeses. Clavado de una chincheta a una columna estaba esta vieja foto de cómo alguna vez fue posible atravesar el rio. Había que estar muy necesitado para cruzar aquellas tablas. Hoy el mundo, que sigue sin cambiar, esta lleno de necesitados. Unos necesitan llenar el bolsillo, la mayoría el bandullo, pocos la dignidad, algunas los zapatos de tacón y todos ellos el cerebro.
Mientras, el agua discurre. Con atronadora belleza. Si va, no se lo pierda, a pocos metros de la ruta 1, norte de Islandia