Fui a Grimsey. A donde hay que ir. Con ellos. Compre el billete con
dos días de antelación. En la oficina municipal de turismo de Aukeyri. Pagado
en coronas islandesas de verdad.
Llegue a la partida a su tiempo. Vamos cuarenta y tantos. Sacan una
lista de pasajeros. Estas en ella. Perfectamente escrito tu nombre. De puño y
letra digital.
Te vas a patear la isla. Vuelves derrotado y contento. Un energúmeno
disfrazado de grumete el que vale, vale, y el que no para la marina, te dice
que no puedes subir al barco. ¿Pero si su usted mismo hace cuatro horas que me
acaba de traer?
Son las normas. Su problema. Alguien en la estratosfera digital se ha
olvidado de escribir tu nombre en la lista de vuelta. El tuyo, y tres mas, y
dos mas y…. se pone farruco. Usted se queda en la isla, ni idea donde alojarse,
dentro de dos días volvemos y si no vamos rebosantes los llevaremos de
vuelta…puede probar con el avión, si un poco caro….
A los filhos da puta y piratas solo hay un modo de tratarlos. Deshacer
sus argumentos con la contundencia de la exhibición de su ridículo y la emisión
del mensaje de que si alguien se queda es el.
No se apure. Volvimos todos. A tiempo. Entre el mar frio o entrar en
razón escogió lo segundo. Pero esta avisado, de subiendo a ese barco de
piratas, antes de partir, controle que puede volver.
Por cierto. La navegación lo curo todo. Hasta me invito a un café.
Apestoso como todos los que hacen estos islandeses.