miércoles, 11 de junio de 2014

Como algunos escoceses viven del cuento: de visita en el Duart Castle, propiedad de un en otro tiempo clan poderoso, hoy, simplemente, vendepatrias


Pertenecer a unas tribus que se han dado al alcohol en tiempos de melancolia y a ganar plata cuando priva la alegria, no evita que entre ellos existan los cipayos. En el sentido despectivo de la palabra, como gustan decir las imperialistas españolas.
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Hay escoceses que son unos auténticos hijos de puta. Son, como siempre, los vendepatrias. Esos que por una condecoración de hojalata traicionan a sus gentes y se venden a El Rey, el cabron que organiza la explotación sistemática de sus súbditos. Siempre un El Rey. Hoy reina. De Inglaterra esta. De cualquier lugar.

Mirando al mar desde las ruinas remozadas del castillo de Duart viene a la mente la historia de los clanes escoceses. Hay que saberla para entender donde se esta. No crea que es solo cultura general o de wikipedia. Se aprende mucho leyéndola. Podría aplicarse casi al pie de la letra a gallegos y otras tribus malditas. O que se autoflagelan definiendose como malditas en vez de decir simplemente que están pobladas por cabrones a los que lo único que se les debería haber aplicado hace tiempo fue la danza de los tiburones. Tarde piache, povo!

Los últimos Duart se vistieron de exploradores y se dedicaron a poner decoraciones al lado de la reina del pais que destrozo su patria. Hoy enseña miserias a turistas yanquis en un castillo que es una caricatura de la historia previo pago de unas cuantas libras. 
Vaya si quiere. En su tasca se puede comer una sabrosa tarta de zanahoria. Por patear los jardines y contemplar el faro no le cobran.
De vuelta no se olvide de la enseñanza básica de esta historia. Cualquier castillo esta ahí para derribarlo.


Navegando frente a Fingal's Cave

Staffa Island & Fingal' s Cave
















Es la segunda vez que me pasa. Según los agoreros a la tercera sucumbimos. La primera vez fue en Irlanda. Navegando a las Skelling. Islote perdido en el medio del Atlántico. La segunda vez ha sido ahora. Intentando ver la Fingal's cave. En otro islote perdido en el mar de las Hebridas al que llaman Staffa.

Las dos veces tuve la ocurrencia de meterme en el bote de un local. Esos tipos un tanto poeta. Un tanto suicida. Un tanto necesitados de dinero. Los que combinan el arte de las mareas con el sablazo al ciudadano necesario para sobrevivir los inviernos en los que no es posible salir al mar. Comidos por la culpa bíblica dan lo mejor que tienen: el conocimiento del mar de ellos.

El escocés se dedica al cultivo de sus ovejas. Lo del barco fue una necesidad. Llevar a los animales a pastar a Staffa entre los nidos de frailecillos. Acabo dominando el arte de tomar las olas.

Que lo podamos contar no se debe solo a su arte de navegante, que también; fue el mar que hoy nos perdono la ola definitiva para destrozarnos entre las columnas de basalto.
Juramos, sin consistencia, no volver a repetirlo. Es difícil no volver a pecar delante de tamaño espectáculo.

Fingal' s cave es tambien musica. Esta vez no pudimos oírla. La ola asesina tocaba a arrebato. Mendelssohn pateo la gruta en 1830 e inspirado escribió Die Hebriden, Opus 26. Un poema sinfonico para los que gusten. La jodio dedicandoselo al rey de Prusia. Un energumeno como todos los royales.


Fingal’s cave es turismo. De viejo. A pesar de ser reserva natural protegida, el dinero hace que todos los veranos cientos de turistas compitan con las ovejas en destrozar los prados verdes. No sabemos muy bien a que van ya que lo que hay que ver hay que verlo entre las olas. Será eso. Demasiado mesetario con piernas temblorosas. ¿Como explicarles a estos tipos y tipas que la única forma de aprender a bailar es cuando tus piernas se acostumbrar a mantener el equilibrio en los vaivenes de la vida, perdón, olas? 

lunes, 2 de junio de 2014

Fionnphort


Tiene nombre mítico. Tiene lluvia. Nadie sabe muy bien porque esta a tope. Nada hay. Nada del otro mundo. Un muelle del que sale el ferry a Iona Island. ¿Será eso lo que hace que el pueblo se meta dos horas de corredoira agitando los riñones para llegar?

Será. Con los turistas llego la modernidad. Pueblo de nada con maquina impuesto revolucionario para que pagues por aparcar en el prado. La revolución en marcha la ha inutilizado. Hoy es gratis dice el escocés guiñando el ojo.

Cae a chuzos y no hay mas remedio que refugiarse en la " terminal" del ferry. ¡Que bien suena! Casa Mcpepe donde ofrecen achicoria en vasos de plastico.

¿Donde esta el imán que los atrae a todo? La mayoría va a Iona. De peregrinación como van a Compostela. Monjas, frigidas, viejos. Los otros, cuatro, señoritos de la Europa atea, se dedican a otra cosa: contemplar los pájaros del maroceano. Tres buscamos el barco bueno que te lleva a la Isla de Staffa. Hay muchos botes que se ofrecen. Pero solo uno es que te mete entre la ola para ver mas. No hay mucho que buscar. Hoy el cabrero se ha anunciado colgando el numero de telefono de su mobil por todos los postes de la luz.

Allí también encontrara el barco perfecto para jugar al pirata. Hoy su patrón lo tiene verde. Sigue lloviendo; a la gallega. 


domingo, 1 de junio de 2014

Isle of Mull




Lo lógico hubiera sido empezar por este post. Mull no es lógica. Ibamos a verla de refilón. Dia y medio. Quedamos semana entera. Mas quedaríamos si el tiempo no fuera oro. Hay que volver.

Lógica nada, ya sabemos todos. La suya tampoco. Cuentan por estos pagos que ha vuelto usted a votar a un héroe que promete mirra y oro. No hay solución, los iberos creen de verdad en los reyes magos.

Si le da la plata llegue a Mull, isla de. Lo lleva un ferry de porte desde Oban. Puerto pesquero donde le daran de comer frutos de mar frescos condimentados como no se debe.

El ferry lo dejara en Craignure, donde nada hay. Si le da tiempo y quiere ir de cultureta, puede ir a ver el castillo de Duart; millas adelante. El resto tira camino de Tobermory, capital del paraíso. No se engañe en los kilómetros. La mitad de la carretera es de un carril. Tendrá que viajar con precaución adivinando cuando llega un vehículo en dirección opuesta. No se acojone cuando le aparezca un trailer cargado de madera. Siempre hay sitio donde cruzarse.

¿A donde hay que ir en Mull? A Fionnport, donde cogerá el pontón que lo lleva a la isla de Iona -se lo cuento uno de estos dias-. De allí salen las mejores lanchas para visitar Staffa, isla imprescindible. La carretera turística bordeando Ben More es para masoquistas y aficionados al paris-dakar. Blody Bay y su torre hay que verla. Solo se llega a pie después de algunas millas. Aros Park es hermoso verde. Como el cementerio marino de Salen Bay. 

Cuando el cuerpo ya no le de para mas después de patear pistas y corredoiras, embarque en una lancha que con suerte lo llevara a ver ballenas y delfines. La visión jamas esta garantizada. Es el mar. ¿El mejor? Se lo contaran en el despacho del Hebridean Whale & Dolphin Trust en el mismo muelle de Tobermory. Por cierto, no se deje los prismáticos en casa. Mull es el paraíso de las águilas pescadoras.