miércoles, 26 de diciembre de 2012

En el paleolitico tambien

 
 
 
 

Hoy toca hablar de sexo. De sexo y viajes. De sexo y política. De la política del sexo. Del sexo de la navidad. De la navidad sin, eso.

No es necesidad. Es la pura y simple observación de lo circundante. Abres las páginas de Liberation, apalancado en un camping de La Rochelle, delante del mar y el esplendor del rojerío gabacho, y te explican con todo lujo de detalles que esto de los sex-shops, los sex-partys, el vicio depravado, los juegos del más y más, llámele como quiera, ya lo practicaban con ardor los antepasados. Esos a los que la modernidad se empeñan en llamarle primitivos, por mucho que hoy ya sepamos que la edad media, por ejemplo, más que obscura era desmadrada y liberal.

Abres las páginas digitales de las voces de su amo y te enteras que el pueblo es sodomizado salvajemente por el capital bajo la cuerda de los políticos a los que con pasión masoquista han votado.

O no votado; lo más grave. Solo ciudadanos estúpidos se atizan en masoquismo penitente con el flagelo de no usar su derecho al voto; luego van y conforme la modernidad leen las sombras del pornomama.

¿Más sexo? Pues nada, que ahora que estamos la navidad aumentas las ventas de lencería roja que excepto a las morenas a muerte les queda a todas fatal. Todavía no se han enterado que el color de siempre fue el rojo burdeos hasta que la mercadotécnica yanqui le aplico el rojo hortera que lucía mejor en las primeras películas en color de Kodak. Tuvo que venir Fuji con su Velvia para explicarlo. Sí, claro, fotografiar también es sexo.

Sigues leyendo y mirando, y te enteras que en la época total del despelote el mundo ya no se excita con ver los tobillos de la Encarna. Pero sigue estando igual de mal follado que siempre. La culpa no es de ellos ni ellas. La culpa es de no enterarse que los buenos polvos son los de sin prisa y con todo el tiempo. Son los polvos que van en crescendo entre el juego y el deseo, hasta expandir la violencia del asalto final. Incluso cuando este es sorprendente: léala y disfrute ahora que entre enchenta y enchenta no tiene nada que hacer. Es lo mejor que se ha escrito el último año y perdónele las faltas de ortografía: las reinas no usan correctores de idioma, ¡faltaría más!

Esta el sexo de los viajes, que puede ser cutre o divino. Hay quien viaja para buscar más sexo. Incluso literario. Yo les recomendaría llegarse a Lausana y aquí, eso. No me diga que no tiene euros para comprar tamañas joyas que con la mitad de lo que lleva despilfarrado estos días ya le daba para media biblioteca.

¿Vamos tomando calorcillo? Pues nada, bébase un buen Amandi en copa grande y entre cosa y cosa recuerde lo que enseñaban los devanceiros primitivos o no: en navidad (mas) sexo

 

 

domingo, 23 de diciembre de 2012

's-Hertogenbosch alias Den Bosch

 
 
La enciclopedia esta sigue empeñada en que en español se dice Bolduque. No lo intente ya que no llega. No hay ningún holandés que en su vida escucho tamaño insulto que en su idioma a nada suena. Ellos ni la llaman como los letreros de las carreteras se empeñan. Es Den Bosch para todos. Es la capital de la provincia para los que en ella viven. Es el villorrio de funcionarios demasiado bien pagados para el resto de los mortales de la provincia de Brabant.

Es el paradigma de la capital. Fachadas exhibicionistas sin contenido. Fachadas una y otra vez fotografiadas por los cientos de turistas que verano e invierno patean sus calles. Catedral para ver cuando poco hay que enseñar. Bares mediocres. Restaurantes apestosos. Dos calles con comercios. Las cadenas de siempre.

Viven del cuento de ser la capital. Donde los padres de la patria venden el discurso vacío de decir que están muy ocupados. Un riachuelo mal parido embarrado lleve o no lleve agua que se empeñan en navegar ya que en algo hay que ocupar el día. El discurso del hambre de ideas.

¿Por qué van a verla? No me lo pregunten. Se pone una foto tomada el día en que por fin salió el sol, con rubia camarera enseñando las tetas en una terraza abarrotada y el pueblo, independientemente de la edad, pica en el anzuelo. Sera estupidez animal. ¿Entiende? ¿O es que usted nunca ha pescado alguna vez sin explicarselo?

La moda roja

 

¿Usted sabe por qué las sillas de las óperas, teatros, cines , etc, siempre fueron rojas hasta que llego la modernidad del pelotazo y las pinto de azul? Si puede cuéntemelo que uno acumula saberes. Aunque le parezca una estupidez. No lo es.

Ahora, que se gastan lo que no tienen a toque de mercado, rememorando que alguna vez celebraban que en las noches eternas de invierno pre televisivo aparte de dormir, leer, comer y follar, por orden inverso, poco más se podía hacer, el pueblo busca algo rojo que ponerse para que la desgracia no lo pesque a la entrada del Enero desalmado.
 
 
 
Al cine a donde fui ayer, el rojo además de en las sillas abundaba también en otras partes. Desde los tenis yo protesto que soy joven, hasta las piernas de gacela de la reina de los mares intelectuales. De la película no les cuento. Un bodrio intelectual para deprimirse más. ¡Maldito amargado que eyacula reseñas de películas en los periódicos!

Pero allí sentado, en la obscuridad, uno imagina películas heroicas, de las que estamos necesitados, con banderas coloradas al aire, que estamos en miserable navidad.  
 
 
 
¿Usted sabe porque unos sacaban la roja y otros la negra? ¿Por qué los campesinos europeos, cabreados, abanean la bandera negra cuando toman las calles de Bruselas? ¿De dónde viene la estrella roja de los patriotas de mi infancia?

¿Pero usted que sabe? Póngase algo rojo que estamos de navidad y de cabreo, y de paso a ver si le contagian las ideas. No me negara, que puestos, de rojo proletario, cualquier labio rojo es más apetitoso que un miserable azul.
 

Europa: señas de identidad

 

Ya tenemos a las elites patrias jodiendo otra vez con la vena cristiana. Cuando ya ni los puros se prestan a perder el tiempo en lucir los abrigos de pieles a la salida de los bacanales opusdeianos, aprovechan cualquier disculpa navideña para contarnos que somos así por no creer en lo que no creemos: aceptar las hostias del poderoso nos llevara al paraíso.

Pues mire usted, después de patear Europa por todas las esquinas desde años, la única seña de identidad consistente y consecuente que me he encontrado vaya a donde vaya son los cafés. Si, esos cafés por los que perdemos el culo y la vida. El Gran Café; invento de los europeos germánicos que lo extendieron por todo el continente mientras discutían como tomar el palacio de invierno y/o enamorar al/ la deseada. El motor de la vida.

No piense usted que hay cafés en otras parroquias. Los exportamos al otro lado del charco. De la Argentina a Chicago. Europeos. Cafés europeos, según las normas europeas. Transportados por los emigrantes para matar la morriña y el asco. Que emigrar es muy duro.

Hay quien lo confunde con el bar hispano, la tasca de Ernestina, el bar del pueblo. No hermanos, eso son otros lugares. El café europeo es ese sitio donde usted acouga el estrés de la vida, se entera de las mentiras que quiere venderle la voz del amo, el divorcio de Panchiña, el suicidio de el del quinto, los cuernos de la peluquera, los despilfarros del alcalde, las mangancias de la prima de la concejal de abastos que la prima, la hora de comienzo de la revolución pendiente, donde hacerse de barato con entradas para la ópera, cuando expone el borracho de Manoliño el pintor…

Es el único sitio donde se puede estar solo sin soledad. Donde te hablan si quieres. Te ignora si lo pides. Es la universidad más barata del universo. Por el precio de un café achicoriado puedes asistir gratis a las cátedras de la vida. Por dos te dan el doctorado. Cada día cambia el alumnado y el profesorado. De suerte, por allí anda el amor de su vida.

Lo grita el anarquista de domingo extasiado ante la pista de exhibicionismo del gran café De Winkel van Sinkel en  Utrecht que en su tiempo albergo a un banco hoy expropiado. O el Gran Café Meesters de Tilburg: Es que las iglesias ya no iluminan desde que no arden
 

domingo, 16 de diciembre de 2012

Los artistas revoltosos de Gante o Gent si no le importa





Los murales de Amberes





Alguna vez les he traído a su pantalla las pinturas murales que se estiran los belgas. Desde las copias de los comics, o si es usted moderno banda diseñada, o antiguo, TBO, de Bruselas; pasando por la filigrana exuberante de la modernidad radical en Gante. Da para una tesis doctoral. Si se tiene cerebro para escribirla.

Frente a los copistas del dibujo del prójimo, mas como adorno financiado por la alcaldía para disfrute del turista faltado monumentos mayores que se practica en la capital de Europa – toda una metáfora-, está el arte vanguardista de los flamencos. Los grafiteros de Gante o Amberes practican la radicalidad como forma de expresión.

No les teorizo, que el arte esta para verlo, no para escribirlo.

domingo, 9 de diciembre de 2012

Tarde de domingo norte europeo

 
 
Frente a la civilización de la barbacoa esta la cultura de los ilustrados norte europeos. Esos ateos que en los domingos de invierno abren la casa a amigos y conocidos para escuchar un poco de música tocado por ellos. No piense que es un circulo elitista de la alta burguesía local. Allí se encontrara todo tipo de gente a las que solo les une la pasión por la música. Cada uno trae sus partituras y lo que puede. El cake para el café, el vino para el final, las patatas fritas para los niños, que no hay como aprender de joven.

La ninfa de las piernas de gacela nos recreo tocando de maravilla a Scarlatti, con técnica nórdica y pasión del sur. Luego todavía hay quien no se entera porque la cultura es mas centroeuropea y menos de periferia. No hombre, no es eso. Es que usted jamás se ha tirado un buen polvo entre sonata y sonata, allí, encima del piano

El aleman de Mondoñedo

 
 
Todo pueblo que se precie tiene un alemán. No crea usted que es cosa de la plata. Hay alemanes que no tienen donde caerse muertos. Que se lo pregunten a los vecinos de Camelle que durante años mantuvieron al Man, aquel hombre que se empeñaba a no apartarse demasiado de la naturaleza.

 Es una cuestión de números, si. De los otros: la mayoría de los pobladores de Europa son germánicos. No solo cuente los que viven en la Republica Federal. Cuente los austriacos, germanos católicos y sentimentales. Un mogollón de suizos, los industriales. Lo mas eficiente de Polonia, aunque me insulten. Toda Holanda, 17 millones de almas reformadas… Usted no se entera si piensa que todos ellos son prusianos. Es mas, la mayoría de ellos no lo son. El toque prusiano se lo puso la bota militar y agresiva de unos cuantos que se hicieron en otro tiempo con el alma del país. Alma que si usted lee, esta en Holderlin, Rilke, Goethe…poco tenían ellos de orden.

En Mondoñedo, allí, como en cualquiera villa de Galiza, también había un alemán. Este pudiente. Con la maquina perfecta para llegar a los limites de la tierra civilizada. Es más, no solo presumía si no que ya pateo Laponia, el Cabo Norte, los geiseres de Islandia, la soledad del hielo en el Macizo Central gabacho, los bosques de la Polonia del bisonte, las arenas tunecinas…

Allí llego también, a tomarse una Estrella en las terrazas de Mondoñedo. Contemplando el desfilar de rubias y morenas, tarta en mano o nabizas da terra, mientras el sol se negaba a salir. El hombre no salía de su asombro. ¿Cómo era posible que el, viajero enterado, no hubiera leído en ninguna guía de viaje que aquello era lo mas cercano al paraíso?

Le contamos como llegar a las cuevas del Cintolo, A Fervenza, el salto do Coro; casi le dio un pasmo del susto. Desde aquella viaja entre Mondoñedo y Ribadeo, entre el mar y el valle, y suplica que no se lo cuente a nadie. Eso, lo que hay allí. En la frontera del paraíso. Su paraíso.


martes, 4 de diciembre de 2012

Mondoñedo

 
 
¿Ya se ha empalmado/ humedecida con las Leicas? Ilusión de rico. No desespere. Puede quedarse con una Lumix LX7 de etiqueta nipona y óptica germana. O darse a las Fuji X que no son iguales pero matan el gusto. Lo que en cualquier caso no debe de dejar para el camposanto es acercarse a Mondoñedo. Uno de los valles mas hermosos de la Galiza profunda. Tierra de ricos. Del alma, la cabeza, la pasta, la cultura.

Si lo duda le derroto el argumento. Allí pusieron los cuervos de casulla uno de los seminarios mejor organizados de las tierras conquistadas. Cuando el pueblo para aprender a leer tenia que aguantar misas y rosarios. Allí estuvieron obispos, reyes, caudillos traicionados, anarquistas de pro, patriotas de cultura.

Hoy hay peregrinos, buscarubias, labregos da terra, comerciantes oportunistas, librerías de galego, panaderas de montaña, cafés de moda, rúas que te llevan quieras o no a la catedral cerrada a canto ya que solo cantan las anduriñas de verano.

Es ciudad desde 1156, no crea. Capital de provincia cuando estas aun eran algo y Galiza tenia siete. Le robaron el alma como le cortaron la cabeza a Pardo Cela; que por mucho que lo romanticen era un cabron feudal como todos los señores de El Rei (Así escrito)

Antes de ir lea o relea al príncipe Cunqueiro. Ese que volaba por las chimeneas y los lupanares de la Galiza profunda en busca del polbo y el polvo. ¡Ah no, nada de contarlo! ¡Para eso hay que hacer antes un doctorado!
 

domingo, 2 de diciembre de 2012

Las Leicas de Mondoñedo


Si usted no sabe donde esta Mondoñedo, perdone que lo insulte: es usted un bárbaro cultural. Total. Lo suyo es grave. Requiere tratamiento agresivo y urgente.

Cualquier cabeza algo pensante debe saber que Mondoñedo, villa galaica de altura, es la cuna del único escritor del siglo XX que debe de leer todo el mundo antes de ser enterrado en cualquier camposanto.

Si hombre/ mujer. Don Alvariño Cunqueiro. Ese genio de la literatura al que no le dieron el premio Nobel los pijas flácidas de los suecos por escribir su obra seria en lengua de pobres. Pero ya quisieran ellos haber rellenado paginas de blanco papel con tan sabrosa literatura.

Aquel al que copiaron y plagiaron todos los plumillas del otro lado del charco que no tuvieron ni la hombría de, consumada la mangancia, acudir en peregrinación a donde debe ir todo ciudadano que sabe que en las reboticas de los pueblos se escribe la historia. La de verdad y la otra: a verdadeira, la verdadera de su idioma latino imperialista.

Si ha balbuceado usted lo del rey das tartas deberá en penitencia acudir a lavarse los dientes con dentífrico serio para que la caries no le joda más el cerebro; como ya se le ha jodido el paladar. El tipo ese, cuando vivía, hacia tartas mediocres. Muerto, la pastelería industrial hace tartas asesinas. La idea era buena, sabrosa, exquisita. Compre las de la competencia, no más.

A Mondoñedo debe ir. A muchas cosas que le contare si lee a don Álvaro  uno de estos días. Así se enterara, que allí, en esa villa de bandera, enfrente de su catedral de canónigos ilustrados, en uno de los anticuarios que te atiende si le place y si non vaia vostede ao carallo, enseña unas Leicas de las que hubo y ya no hay. Joyas más valiosas que un Estradivarios.


¿Pero usted que se piensa? ¿No se lo he dicho ya? En Mondoñedo, villa de altura, cuna de letrados e ilustrados, vanguardia de la Galiza de los enterados. De los que leían a Joyce en gallego antes de lo que tradujeran a su español imperial. Los que fotografiaba con Leicas de lujosa perfección  cuando el mundo de la caverna no pasaba de las Kodak de dos pesetas. Si hombre/ mujer, que el centro del mundo siempre estuvo en la periferia. Como su ombligo, vamos