domingo, 19 de abril de 2015

La corredoira culinaria entre Sunnega y Findeln, tierras de Zermatt



Como llegamos allí no lo se. Llegamos. Por que llegamos. Pudimos haber llegado a cualquier otro sitio. Diga que la providencia lo mando. O la constelación de los astros. El viento que no había. El sol lastimero del medio día. La cita vaga con la división de esquiadores. Etc. Llegamos a  lo alto sin saber que el pueblo empieza de bajo. Siempre incordiando.


Nos habíamos empeñado en hacer el Winter Hiking Trail nr 114. Winkelmatte- Findeln-Sunnegga. Lo conseguimos. Con llegada en Zermatt. Derrotados y con los pies para el polvero. Pero contentos de la excursión única.

Comenzando por arriba descubres que lo que un día fue un pueblo de vaqueros se ha convertido en chozas de ricos y restaurantes de buena comida y poco alcohol. Lo de poco no es porque no te lo vendan. Es la precaución del pueblo hambriento que sabe que por mucha cuerda que te pongan la nieve pisada se convierte en hielo.

La masa se acerca usando los remontes de  los esquiadores. Pocos se afanan por la corredoira perfectamente señalizada. Al pasar el pueblo se sumerge usted en la tranquilidad. Un decir ya que deberá prestar atención al camino. En invierno los bastones son obligatorios para conservar el equilibrio y a falta de nieve fresca debe usted llevar algún tipo de crampones en su mochila. Por si a caso.

La comida empaquetada hizo el viaje de ida y vuelta. La pausa del camino obliga a comer al aire libre contemplando la vista majestuosa de un Cervino bajo el sol. Lo que no les cuento es lo que comí allí arriba. Una eyaculación de ricos que me dieron de plato del día. No vaya usted a pensar que uno de tanto poder desbarra como los de su parroquia. Confesaremos: Langosta con jamón. Solo se  le puede ocurrir a un Suizo. En los altos de Zermatt.  A tres mil metros de altura. En el centro de los Alpes. Estaba a tope. Sabia como las de mi madre. Salió el sol




La inútil distinción entre montañas clitoridianas y vaginales




Es el mal de alturas. No hay otra explicación. Aunque le dejo otras alternativas falsas. Si es un usted resentido hispánico tírese por la estupidez humana. A los galaicos de aldea les dejo la opción conxuro. A los mismos, señoritos de ciudad,la versión Santa Compaña que jamás han visto. Vudú para las ninfas nigerianas y brasileiras.  Mal de ojo no hay, ya que son pensamientos útiles. Puede usted, si es necesario, recurrir a alguna aparición católica o contubernio judeo jodido; es lo mismo: trepando por las laderas de los montes se te ocurren ideas muy extrañas.

Aunque a veces estas pasan de idea a constatación. Por ejemplo, que el Matterhorn o Monte Cervino esta puesto ahí para que subiendo a cumbres mucho mas hermosas y placidas lo vayas contemplando hasta la extenuación/ aburrimiento. Por eso las masas minoritarias de montañeros vamos a las cumbres de enfrente.

También da para perversión sexual. O eso. Dicen que haciendo  esfuerzo físico te baja la libido. Es mentira. Tan cierto como que se te ocurren las ideas mas extrañas. Usted sabe igual que yo que no hay orgasmos ni clitoridianos ni vaginales. Hay orgasmos de diario y de bandera. Hay orgasmos mitológicos y sublimes. Hay orgasmos miserables y fallidos. Hay montañas empalmadas y hay montañas curvilíneas. Lo que nada dice de lo que enseñan ni de su hermosura.

Estando en Zermatt todos miran al Matterhorn, pero la hermosura esta enfrente, bajo las redondeces del Breithorn 4164 metros. La frontera de Italia.  Los 4634 metros del Dufourspitze anunciando la cadena de Monte Rosa mas atrás.  Coronando el Gornerglestscher, en medio del hielo duro, han construido estos locos suizos un refugio demontaña en aluminio modélico. Podrá observarlo en la segunda foto si se fija. Imposible acercarse cuando estuvimos allí. Pegado en las suavidades asesinas de las curvas nevadas del glaciar contemplamos el resplandor del sol que anunciaba que algún día también será verano y arriesgando podrá llegar.  Es la libido en crecente. Como el orgasmo vamos. Si no se arriesga hoy no folla




A los pies del Matterhorn Cervino



Subir al Cervino es una cuestión técnica. Hay montañas peores en los Alpes. El drama de su ascensión – mejor dicho descenso- en 1865 lo convirtió en un mito . Al que no es ajeno una meteorología siempre cambiante. Allí arriba siempre hay nubes.

Mas complicado es la elección de cual  Cervino escalar. La cara suiza presume tener unos cuantos  centímetros mas que el pico italiano. Muchisimo mas complicado y peligroso, por cierto. El mundo que hoy se atreve suele hacerlo desde Schwarzsee. De allí trepan a la Cabaña Hörnli, donde comienza la ruta mas frecuentada. El resto es jugarse la vida entre avalanchas de nieve y caídas de rocas frecuente. Vaya por donde vaya.

Ir puede ir a Furi. A donde vamos todos. En peregrinación. No crea que es fácil. In invierno sin bastones y crampones es suicidio. Llegara pero no volverá. En verano masoquismo puro. Sol no hace mas que a parroquias. Todo el recorrido será en sombra. Y viento. Ese viento cabron que agita los pies de cualquier montaña seria. Esta avisado.


¿Qué hay en Furi? Uno de los restaurantes mas sabrosos de la zona. Con el mismo precio. Y la competencia mas barata. En un antiguo pueblo de vaqueros. A donde subían las vacas de mayo a septiembre para nutrirse en los pastos de verano. Si usted se pregunta como es posible que suban allí en invierno las cajas de vino ya sabe la respuesta: Hay una pista apta para orugas bien camuflada entre los arboles. Pero usted, montañero, usted trepa como todos por el camino de cabras.