Nos
habíamos empeñado en hacer el Winter Hiking Trail nr 114. Winkelmatte-
Findeln-Sunnegga. Lo conseguimos. Con llegada en Zermatt. Derrotados y con los
pies para el polvero. Pero contentos de la excursión única.
Comenzando
por arriba descubres que lo que un día fue un pueblo de vaqueros se ha
convertido en chozas de ricos y restaurantes de buena comida y poco alcohol. Lo
de poco no es porque no te lo vendan. Es la precaución del pueblo hambriento
que sabe que por mucha cuerda que te pongan la nieve pisada se convierte en
hielo.
La masa
se acerca usando los remontes de los
esquiadores. Pocos se afanan por la corredoira perfectamente señalizada. Al
pasar el pueblo se sumerge usted en la tranquilidad. Un decir ya que deberá
prestar atención al camino. En invierno los bastones son obligatorios para
conservar el equilibrio y a falta de nieve fresca debe usted llevar algún tipo
de crampones en su mochila. Por si a caso.
La
comida empaquetada hizo el viaje de ida y vuelta. La pausa del camino obliga a
comer al aire libre contemplando la vista majestuosa de un Cervino bajo el sol.
Lo que no les cuento es lo que comí allí arriba. Una eyaculación de ricos que
me dieron de plato del día. No vaya usted a pensar que uno de tanto poder desbarra
como los de su parroquia. Confesaremos: Langosta con jamón. Solo se le puede ocurrir a un Suizo. En los altos de
Zermatt. A tres mil metros de altura. En
el centro de los Alpes. Estaba a tope. Sabia como las de mi madre. Salió el sol
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