Todo lo
que sube, baja. Lo saben todos excepto los políticos narcisistas. La mayoría. Mañana
bajaran muchos, y subirán otros; que volverán a bajar. Uno debería interesarse
por la lógica de tamaño ascenso y descenso. Pero la gente, como dicen ahora los
modernos, en eso no piesan. Ellos, cabreados, tiran el vota haciendo subir o
bajar a los memos de siempre disfrazados de otra cosa.
Los que
vamos de viejo conocimos los tiempos en que la gente era pueblo. Ese colectivo
que caminaba en masa hacia el lugar en el
que se suponía que estaba el progreso. Lo que no siempre era así. Mas de uno se
llevo un trompazo abandonando la seguridad babuina del grupo. Todo un suicidio en
los tiempos del narcisismo galopante de votantes y mangantes, a los que usted
vota.
Les pasa
a los que quiere disfrutar de la impresionante vista del Cervino o Matterhorn
en los días de sol. El tren de cremallera te lleva en un santiamén a
Gornergrat. De barato incluso. Llegado allí, el hotel –bunker- refugio- te
invita a un capuchino fantástico en su terraza o un pinot grillo si es la hora
del vermut, que dicen ahora los finos mareantes podemistas.
El
atrevido ve el camino que sale de la vera de la estación y se tira monte a bajo
camino de Rotenboden. Han visto el paraíso, los iluminados. El golpe es enorme.
Cuando te hundes en la nieve polvo hasta las partes y mas. Aquello no esta
hecho para andar ni con raquetas en invierno. Pura nieve en polvo asesina que
te chupa camino de la asfixia. Pues repiten en procesión a pesar de estar
avisados.
Después
del café o el vino vuelva a subir al comboio para bajar seguro hasta la
estación de Roterboden. Allí encontrara a mano izquierda del apeadero la pista
que lleva a Riffelberg. Esta señalizada
con estacas, no tiene perdida. No hay nadie o casi nadie. Si alguien
encuentra son los esforzados. Pueblo que sube haciendo esquí de travesía para
tras el trabajo, en orgasmo triunfal, lanzarse por la nieve virgen montaña
abajo. Ponga la música.
Los que
somos pueblo, de trabajo de hormiga, gramscianos avant la letre, admiradores de
la acumulación de fuerzas y del trabajo cotidiano, optamos por el orgasmo continuo
y lo recorremos a pie, de largo. El paisaje es perfecto. Mas cuando las ninfas
que lo acompañan se abanean en góndola celeste al ritmo de o mio babbino caro….
No
desespere, al llegar a Riffelberg, en la estación, podrá comer como mandan,
dormir si quiere, volver a coger el tren a Zermatt, o seguir pateando el camino
monte abajo. Lo ultimo, se lo aviso por experiencia, no esta hecho para piernas
no entrenadas. Es camino duro, agotador, entre el hielo en pendiente que no
perdona. Si no tiene musculo ni material adecuando coja el tren. Si esta por la
labor apreciara lo que ve. Aunque la iglesia
por mucho arte que emplee le joda el paisaje virgen.
Que no
le jodan mañana el futuro votando a mentecatos.
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