sábado, 23 de noviembre de 2013

Hautes Fagnes




Las HautesFagnes, Altos Páramo, Hohes Venn, Hoge Venen es el territorio más alto de Bélgica. 694 metros. Una cagada dirá usted. Pues no crea. Se puede subir a una escalera de piedra en la Signal de Botragne que lo eleva por encima de los 700 metros. ¡Todo un orgasmo!

Deberá usted ser compasivo con el prójimo. Cuando se vive por debajo del nivel del mar estas altitudes son tibetanas. Tibetano es el viento frio que por allí sopla. Excepto en alguna semana despistada de verano. Avisado está usted. Allí de señorito o ita no tiene nada que buscar. Aquello es tierra para andadores, exploradores, deportistas, amantes del no ruido, apreciantes del buen comer y la mejor cerveza; que no todo es consumir calorías.

Es uno de los paraísos de las Ardenas belgas. Convertido en parque nacional se extiende más allá de la frontera, por las tierras alemanas, bajo el nombre de  Hohes Venn-Eifel. Queda cerca de la burguesa Maastricht, la clerical Aquisgrán, la proletaria Lieja. Pero a donde debe ir usted a dormir es a Eupen si es obrero, o o Spa si le va la decadencia burguesa. Todo al lado. Todo bien asfaltado. Todo bien señalizado. Estamos en la Europa profunda hermano. Allí no encontrara aspavientos. Solo naturaleza pura, acompañado de, pocos, militantes amantes de la misma.

Se lo repito, abrigue las partes y la cabeza y sepa que después de recorrer kilómetros sobre esas tablas que evitan que usted se hunda irremediablemente en la turba, le dolerán todos los músculos. Luego una deliciosa cerveza con una buena trucha de los muchos ríos que hay lo cura todo. En el siguiente post le cuento donde dan las mejores por el menor precio.



Viaje a las Ardenas belgas


El pueblo viajante se empeña en patear la dysneilandia de Brujas, los museos de Gante, el Bruselas decadente al que  todos llegan, Malinas de la nada para los intrépidos. Los locos se acercaron a Ostende y huyeron despavoridos ante el hormigón y la arena. Pero hay mas.

Bélgica es tan pequeña como inmensa en variedad. Las Ardenas lo demuestran. Con sus bosques y valles siempre poblados. De vida. La naturaleza salvaje, los árboles de hoja caduca, nogales para mantener a la fauna, incluidos los holandeses maleducados de dinero. Sus cerveceros elaboran los mejores elixires. La política de guerra a muerte entre los tres idiomas imperiales. Sus pueblos unidos y con los otros cabreados. El agua es francesa, lo más salvaje y puro se vive en alemán, el holandés es la masa turística de las canoas y las btt.

Con calma le iré contando la última excursión. De momento mírela.