sábado, 26 de septiembre de 2015

Grimsey, isla de pájaros en la niebla y merluza en el mar




Perdida entre una niebla siempre presente. A unos 40 km de la costa norte de Islandia. En medio del frio polar. Una pequeña isla que se ha convertido en un lugar de peregrinación para los pajareros europeos. Detrás de ellos empiezan a llegar los viajantes. Les seguirán los turistas. Apúrese si le apetece. Antes de que la masa lo devore todo.

¿Qué se les ha perdido allí? A unos, los pájaros que desde la primavera hasta el comienzo del verano anidan en sus acantilados. Para el resto queda el consuelo de subirse a un andamio y hacerse una foto. Aunque allí no lo ponga, que los islandeses como buenos luteranos son muy comedidos en las expresiones publicas, han llegado al circulo polar ártico. Eso siempre vale una foto. Que por cierto es falsa. El circulo preciso pasa por el medio de la pradera, unos cien metros mas allá, donde anidan los charranes árticos; y eso amigo, poner los pies allí en esta época, es jugarse a quedarse sin cabellera. 

De atreverse será atacado usted por multitud de pájaros que defienden sus nidos contra el intruso que se atreve a perturbar el incubado de los huevos. Luego no diga que no lo aviso. Es mas, un poco mas lejos, recorriendo el sendero de la costa, hay una colonia de gaviones atlánticos, esas gaviotas inmensas, de metro y medio de porte, que volaran hacia usted a la altura de sus ojos para indicarle que allí no se le ha perdido nada.

Corra, pero vaya. Llegar a Grimsey es posible de dos formas: la cara, rápida y aburrida de la avioneta local. En un santiamén vuela usted desde Akureyri a la pista de aterrizaje de Grimsey. Justo al lado del falso poste del Circulo Polar. La otra lleva mas tiempo pero es mas relajante. Hay un barco que sale de Dalvik de vez en cuando y dependiendo del estado del mar te lleva en mas o menos tiempo. Aquello es, también, un bautizo de Atlántico puro. Se lo recomiendo. Ojo, antes de partir lea esto.

¿Qué se hace en Grimsey. Andar. Seguir la ruta de la costa y darle la vuelta a la isla. Le aconsejo que no se quede extasiado delante de los primeros frailecillos que vera cerca del aeródromo. Toda la isla esta llena de ellos. Y andando encontrara usted multitudes de pájaros que observar. Tiene usted un total de cuatro horas para recorrer la isla. Con dos le llegan, una es para ver los pájaros. La otra para tomarse un café, asqueroso, en alguno de los cuchitriles del puerto.

De ida y vuelta, si el Atlántico no se ha puesto asesino, salga al puente de popa y bien asentado, detrás de los prismáticos que ha llevado para ver los pájaros, dedíquese a la caza visual de Moby Dick. En aquellos mares abundan las ballenas y delfines. Incluso puede ver usted orcas saltarinas detrás del arenque agotado.

Por cierto, si lo que le va es la soledad allí hay donde quedarse a dormir aunque el concepto precio calidad todavía no ha llegado a esas latitudes.




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