Los belgas han sacado los comics a la calle. Adornando las paredes vacías de las casas con el color de las historias conocidas.
Al otro lado del espectro está el dibujo salvaje del comic corto. Elección la que usted quiera. Hay elaboraciones que se entienden. Otras parecen más el producto psicótico de una tarde de porros en invierno. En cualquier caso, si anda por estos pagos, puede arrastrar el lorcho de calle en calle, de bar en bar, contemplando las historias de siempre. De paso no olvide en ir a ver el museo del comic. No es el mejor. Ese está en Groningen, Países Bajos, donde de momento no se le ha perdido nada. Por eso hay que ver el de Bruselas. Donde le explicaran la historia de las historias bien dibujadas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario